Por Iván López Miralles
Yevgeny Prigozhin es ampliamente conocido por ser considerado el “cabecilla” del Grupo Wagner. Aunque múltiples pruebas documentales avalan dicha conexión, Prigozhin siempre ha tratado de jugar en una especie de “zona gris”.
No obstante, esta ambigüedad en el relato parece haber ido difuminándose cada vez más y en las últimas semanas hemos visto a Prigozhin representar públicamente al PMC ruso e incluso abrir una grieta interna en la cúpula operativa de Moscú.
El 14 de septiembre un canal de Telegram denominado “Kremlin Whispers” filtró un vídeo donde se puede ver a un hombre, con una apariencia física similar a la de Prigozhin, dando un discurso en una cárcel de la República de Mari-El, al este de Moscú. El contenido del discurso se centra en promesas a los reclusos sobre su liberación a cambio de ser enviados al frente de la Guerra durante 6 meses.
Cristiaan Triebert, analista del New York Times, preguntó a especialistas en reconocimiento facial la probabilidad de emparejamiento tomando como referencia imágenes conocidas de Prighozin. La conclusión fue que, con las imágenes presentadas, existía una “alta probabilidad de ser el mismo individuo”. Por su parte, en lo que respecta a los análisis de reconocimiento de voz, los resultados fueron inconclusos como consecuencia del ruido ambiental.
De acuerdo con Olga Romanova, fundadora de Russia Behind Bars, desde el comienzo de la guerra Prigozhin ha estado visitando las instituciones penitenciarias de la parte europea de Rusia para reclutar a prisioneros que enviar al frente.
Las estimaciones más conservadoras barajan alrededor de 5.000 reclusos. Por ejemplo han aparecido informes con una recopilación de documentos que indican que Wagner ha sido autorizado para reclutar prisioneros en Bielorrusia para enviarlos al frente de Ucrania.
Desde entonces, Prigozhin ha comenzado a reclamar su papel no solo como ejecutivo del Grupo Wagner, sino también a reclamar al PMC como su creación. De acuerdo con una publicación a la que ha hecho referencia el analista Jack Margolin, Prigozhin manifestó que se sintió impulsado a formar el grupo después de ver la corrupción y desorden en las otras unidades desplegadas en Ucrania durante 2014. Las imágenes filtradas también permiten ver a Prigozhin ejerciendo sus funciones como comandante en jefe.
Esta renovación de imagen pública también ha venido acompañada de una inmersión completa en las operaciones estratégicas de la guerra. La señalización a los altos cargos rusos ha sido una constante en los últimos días. Por ejemplo, el Instituto para el Estudio de la Guerra mostró cómo los fracasos rusos en torno a la ciudad de Lyman provocaron fuertes y directas críticas al comandante del Distrito Militar Central, Alexander Lapin, que estaba al mando de las fuerzas de defensa rusas en esa zona. Según Kadyrov, no suministró a sus tropas “las comunicaciones, retroalimentación y entregas de armas necesarias”.
De acuerdo con el informe, esta crítica estuvo encabezada por el líder checheno y por Yevgeny Prigozhin. Este eje Kadyrov-Prigozhin estaría atacando el enfoque más tradicional y convencional de la guerra perseguido por el Ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu. Como bien afirma el ISW, Vladimir Putin tiene un importante dilema, una balanza que no puede inclinarse hacia ninguno de los dos lados.
Por una parte necesita que las fuerzas chechenas y el Grupo Wagner operen sobre el terreno de Ucrania, pero, por otra, necesita el poder militar que proporciona el Ministerio de Defensa ruso y las bases institucionales para llevar a cabo la orden de movilización. El Kremlin no ha castigado a Kadyrov o Prigozhin por sus ataques directos contra Lapin y el Ministerio de Defensa, sino que desvió la culpa de la derrota rusa en Jarkov hacia el Distrito Militar Occidental.
Según fuentes del medio Meduza cercanas al Kremlin, creen que tanto Kadyrov como Prigozhin pertenecen al ala radical del denominado “partido de la guerra”, es decir, los miembros del gobierno ruso que abogan por la invasión y, más estratégicamente, por la escalada. Otra de las fuentes citadas por Meduza apunta a que, incluso antes de la invasión, Prigozhin y Shoigu tuvieron una “importante discusión” en una de las reuniones del Ministerio de Defensa.
El informe destaca que, a la luz de los recientes fracasos militares, parece que Putin puede estar interesado en “métodos de guerra alternativos”. Las críticas de Kadyrov y Prigozhin contarían con el apoyo de un ala del FSO, es decir, los exagentes de seguridad de Putin, el gobernador de Tula, Alexey Dyumin, y el exjefe de la región de Yaroslavl, Dmitry Mironov, que ahora es asistente del presidente.
Según Meduza, tanto Dyumin como Mironov pueden estar interesados en socavar la reputación del Ministerio de Defensa, dado que podría catapultar sus propias carreras. Al parecer, ambos tenían como objetivo poder ocupar algunas carpetas ministeriales en Moscú después de su paso como gobernadores regionales. Se cree que Dyumin podría esperar regresar al Ministerio de Defensa como reemplazo de Shoigu. De esta manera podría otorgarle a Prigozhin nuevos contratos gubernamentales.
Mientras tanto, hace unos días aparecía un nuevo vídeo en las redes sobre la detención en Moscú del propagandista pro-Prigozhin, Alexey Slobodenyuk, que ha estado criticando sistemáticamente al Ministro de Defensa, Sergei Shoigu. La detención parece haber sido llevada a cabo por la unidad Spetsnaz de SOBR Rosgvardia, fieles aliados de Putin.
Tal y como apunta el analista OSINT Igor Sushko, que esta detención no fuese llevada a cabo por el FSB es un indicativo de la desconfianza y la lucha interna que se está produciendo en la cúpula interna del Kremlin.
Slobodenyuk ha estado operando una docena de canales de Telegram para Prigozhin, donde se ha amenazado abiertamente a figuras como Lavrov, Peskov, Volodin y otros. En el caso de que Rusia no consiga revertir la situación sobre el terreno, es probable que la brecha interna se haga cada vez más grande y, por ende, insostenible.