Por Ismael Bermúdez
Hay casi 9 millones de puestos laborales no registrados. Son el 45% del total. La informalidad laboral crece mientras se estanca el trabajo en blanco. Los no registrados son mayoría en la construcción, casas particulares, agricultura y servicios de salud.
La actividad económica y los niveles de empleo superaron las marcas anteriores a la pandemia, con un récord de empleo informal del orden del 45% entre asalariados y cuentapropistas no registrados. Suman en total más de un millón que en 2016 y en total son casi 9 millones de ocupados “en negro”.
Las ocupaciones con mayor empleo informal son personal doméstico, construcción, comercio, industria y agricultura. Y en cuatro actividades son más los no registrados que los registrados: personal de casas particulares; agricultura; construcción y servicios sociales y salud privados.
Los trabajadores dependientes y por cuenta propia informales fueron los más golpeados por la cuarentena y pandemia y están siendo los más demandados desde que se eliminaron las restricciones. Es porque, pese a la fuerte pérdida del orden 20/25% que sufrió el poder adquisitivo de los trabajadores formales desde 2017 en adelante, los informales tuvieron un deterioro mayor, ganan menos, no tienen derechos laborales ni previsionales, y no cuentan con la cobertura de las obras sociales.
También viene creciendo los trabajadores que son contratados por un solo empleador como Monotributistas para que no queden legalmente como trabajadores dependientes , una modalidad que viene en aumento mes a mes. Esta “figura” viene en ascenso en los sectores de servicios, favorecido porque en muchos casos no se requiere el trabajo presencial.
A pesar del riesgo judicial e impositivo que significa tener trabajadores no registrados, el tributarista Sebastián Domínguez explica que por la alta la presión tributaria sobre las ventas (como IVA e Ingresos Brutos) existe un incentivo a evadir los tributos y obtener ingresos “en negro” fuera del control de la AFIP y de los Fiscos Provinciales y de CABA.
“Esa generación de ingresos “en negro” luego tiene su correlato con la realización de gastos en negro. Entonces, quienes evaden, tratarán de bajar los gastos en blanco para que no superen los ingresos declarados. Uno de los rubros que trataran de disminuir serán los sueldos y jornales que pagan a sus empleados”.
En consecuencia, dice Dominguez, “más allá de los riesgos laborales que se generan, optarán por tener “en negro” a los empleados o declararlos pero con un sueldo menor al real, por ejemplo, mediante una contratación de media jornada cuando trabajan todo el día”. También abonando un mínimo “en blanco” y el resto “en negro”. Lo que se conoce como empleo “en gris”.
Juan Luis Bour, economista de FIEL, señala que además de la suba de la informalidad entre los asalariados, “ bien medida está creciendo también por el aumento de empleo por cuenta propia. Más allá de los cuentapropistas informales (que no aportan), definir como formales a los cuentapropistas que pagan una cuota y con ello tienen acceso a servicios sociales y pensión suma “formales” en el borde. Bien medida la informalidad abarca a casi el 45% de todos los ocupados en Argentina”.
Bour agrega: “ El aumento de la informalidad es reflejo de la caída en la productividad de la economía. Desde 2011 la productividad media (PBI/empleo) cayó más de 10%; eso también explica que los ingresos reales estén cayendo”.
Para Bour, “el desorden macro y microeconómicos con inflación creciente genera un contexto de productividad declinante que recuerda los años ’80. No alcanza con estabilizar para mejorar los ingresos, habrá que plantear reformas procompetitivas (más micro que macro) para aspirar a salir de tanta informalidad laboral y empresaria”.
Tanto el personal doméstico como la construcción son dos sectores que tienen más empleo informal que formal. Por eso para Cynthia Benzion titular de la Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas (AAL) “ la ley 22.250 de 1980 que regula la construcción o la ley de trabajo en casas particulares, con sus diferencias, al crear un régimen diferenciado han permitido sostener altísimos niveles de clandestinizacion. Lo que prueba que reducir obligaciones patronales solo permite aumentar la rentabilidad empresaria sin que implique mayor legalidad en las contrataciones” .
Benzion agrega que “durante la pandemia el mismo sector que hoy incide en la formación de los precios, muy por encima de la inflación, volvió a la carga con sus reclamos de reformas laborales. La idea de que quitando la actual protección de las leyes laborales se generará empleo, no resiste comprobación empírica.”
Fuente Clarin