El hiper personalista dictador de China se convertirá este domingo en el primer líder comunista en gobernar el país por más de dos períodos, y al completar el tercer mandato habrá gobernado más de 16 años, solo comparable con Mao Zedong.
El próximo 16 de octubre se celebrará el 20º Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, en el cual se oficializará la relección de Xi Jinping como líder supremo de la nación más poblada del mundo. Esto consolidará aún más su poder, extendiendo su legado a un tercer mandato de 5 años, algo sin precedentes en China desde Mao Zedong.
El Partido Comunista Chino (PCCh) tiene 90 millones de miembros que votan a través de sus 2.296 delegados, quienes seleccionarán un nuevo comité central compuesto por casi 200 miembros de pleno derecho. Estos son quienes determinarán el nuevo liderazgo central del Politburó y su comité permanente, el órgano decisorio más poderoso del partido.
En esta ocasión, todo indica que Xi Jinping será reelecto como Secretario General del Partido Comunista, un cargo que está directamente ligado con el Estado chino y quien al ocupar esta silla ejerce de facto como Jefe de Estado. A pesar de que desde la muerte de Mao, en 1976, ningún otro líder había conseguido el apoyo para reelegir por segunda vez al frente del Politburó, Xi parece que lo logrará sin problemas.
Incluso se está hablando que en el Congreso se le puede llegar a otorgar el título de Presidente del Partido Comunista Chino, un cargo que va por encima del Secretario General que se suspendió en 1982 y que una vez ocupó el propio Mao Zedong.
En las internas por suceder a Mao, Deng Xiaoping logró el apoyo de otros dirigentes comunistas “retirando” el titulo de presidente del Partido, y se auto-relegó a Secretario General, un cargo que estaba visto como inferior y que no tenía una connotación de poder absoluto, si no el primero entre pares.
Sin embargo, por primera vez en 40 años, el Congreso del Partido Comunista tratará una moción presentada por los más cercanos colaboradores de Xi para ungirlo nuevamente en el cargo de presidente. Cabe recordar que en 2018, la Constitución de China fue reformada para incluir el “pensamiento de Xi Jinping”, nombrandolo de manera directa en reiterados artículos, y poniéndolo al mismo nivel que Mao.
Xi Jinping: El líder supremo de China
Habiendo asumido en 2012, Xi Jinping consolidó rápidamente su poder tomando el control de todas las verticales de la estructura de poder. Actualmente es simultáneamente Secretario General del Partido Comunista Chino (PCCh), Presidente de la Comisión Militar Central (CMC) y presidente de la República Popular China. (PRC). Así, se convirtió en el líder político supremo indiscutible de China.
En sus 10 años de mandato hasta el momento, uno de los pilares fundamentales de su gobierno fue la reforma y modernización sistemática de la Defensa y las Fuerzas Armadas. Hoy, China proyecta a nivel marítimo y aeroespacial ambiciones globales, lo que la ha puesto a punto para pelear cabeza a cabeza con Estados Unidos y su hegemonía ya degradada.
Otro de los pilares fundamentales de su gobierno fue la presentación y desarrollo agresivo de la Belt and Road Iniciative (apodada en español, Nueva Ruta de la Seda), la cual ha permitido influencia directa en gobiernos de países en Asia, África y América Latina.
Xi habilitó una agresiva política de préstamo de dinero a países quebrados del Tercer Mundo. Este dinero estaría destinado a construir infraestructura de transporte, como puertos, aeropuertos, ferrocarriles y demás. Pero la estrategia nunca fue financiera si no política, y a lo largo de la última década China se ha apropiado de infraestructura clave en todo el mundo por el impago de deudas.
Política Exterior
En cuanto a política exterior, Xi también adoptó una postura más agresiva que sus antecesores. De hecho, China nunca había avanzado tanto en el plano internacional desde la muerte de Mao.
Desde 2012 a la fecha, China ganó territorio disputado contra India, impuso su supremacía en el Mar de China Meridional con la construcción de islas artificiales, invadió y anexó a Hong Kong, y mantiene a Taiwán al borde de una guerra.
Este último es uno de los pilares de su régimen, y una de las posturas que más apoyo interno le ha ganado. En China se habla abiertamente que antes del fin de la década, Taiwán estará gobernada por el Partido Comunista Chino.
Débil oposición internacional
En cuanto a la oposición internacional a Xi, la creación del QUAD en 2007 por el japonés Shinzo Abe e impulsado por Donald Trump y Narendra Modi en 2017 no ha tenido todavía la suficiente fuerza para frenar la influencia de China en la región.
El QUAD (Estados Unidos, Japón, India y Australia) sigue siendo una alianza no-militar, pero el tamaño de las economías y la composición y fuerza de los ejércitos de los miembros es enorme y si quisieran, podrían frenar los intentos expansionistas de Xi. El AUKUS, compuesto por Australia, el Reino Unido y Estados Unidos, se maneja en una dinámica similar.
Políticas de control económico
Además, en la última década China se consolidó como la fábrica del mundo, hoy concentrando casi el 20% de toda la producción de bienes del mundo en su territorio.
Esto fue acompañado por una política de dumping ideada por Xi Jinping, que implica entregar masivos subsidios desde el Estado a productos de empresas chinas para que puedan penetrar en mercados occidentales, destruyendo completamente la competencia local. Esta medida es un plan a largo plazo para que China sea aún más indispensable en la cadena de bienes a nivel global.
Control interno
A nivel interno, Xi consolidó a lo largo de los años su dominio sobre el partido y el pueblo chino. Desde su campaña masiva contra la corrupción con la cual se cargó a todos los funcionarios que se le oponían, logró obligar a las empresas privadas a tener miembros del partido en sus directorios, una política de Mao que Deng había abolido.
También re-introdujo los sistemas de vigilancia civil que se habían flexibilizado después de las protestas en Tiananmen en 1989, pero esta vez combinándolos con tecnología de punta que le permite al Estado saber dónde está cada uno de los millones de chinos en todo momento, al menos en las grandes ciudades.
Sistema de Crédito Social
Además, fue responsable de implementar el sistema de crédito social que había ideado su antecesor, Hu Jintao, extendiéndolo a todo el país en tan solo una década. Bajo este sistema, todos los ciudadanos chinos tiene un “puntaje” que puede subir o bajar dependiendo de su lealtad al partido.
Cuando el puntaje es muy alto, las personas califican para mejores universidades, mejores trabajos e incluso a puestos importantes dentro del Partido. Pero si el puntaje es muy bajo, las personas no pueden tomar transporte público, pierden sus trabajos, sus lugares en universidades e incluso pueden ir presos.
Persecución religiosa y genocidio uigur
Otro pilar de estos 10 años de Xi en el poder ha sido el genocidio uigur, una minoría étnica musulmana que vive en la provincia norteña de Xinjiang, que el régimen comunista se ha dedicado a asesinar sistemáticamente, en un intento de “limpieza étnica” y “chinazificación“, que también se ha extendido a otros grupos religiosos, especialmente a los cristianos.
Según The Associated Press, Xi libró la supresión sistemática más severa del cristianismo en el país desde que la libertad religiosa se incorporó a la constitución china en 1982. Esto ha implicado “destruir cruces, quemar biblias, cerrar iglesias y ordenar a los seguidores que firmen papeles renunciando a su fe”.
Muchos curas han mudado sus iglesias a la clandestinidad, mientras que otros han pactado con el régimen, accediendo a ubicar fotos de Mao Zedong y Xi Jinping al mismo nivel que la cruz con Jesús.
Pandemia Coronavirus
Por último, no puede faltar mencionar la pandemia del COVID-19, los polémicos experimentos en el Laboratorio de Virología de Wuhan, y la brutal e inhumana respuesta a la situación epidemiológica, que lamentablemente fue replicada en varios países del mundo durante el 2020 y el 2021 con cuarentenas que no se habían visto ni siquiera en los peores momentos de la Peste Bubónica en la Edad Media.
En un nuevo mandato, la profundización de su hiper personalismo y el totalitarismo comunista es una grave amenaza para el resto del mundo. Durante la década del ’80 y ’90, China estuvo a un paso de dar vuelta su sistema opresivo y liberar su política y su economía, como hicieron otros países de la región, pero la irrupción de Xi en 2012 retrocedió a China al apogeo del comunismo totalitario que ni Mao apoyaba en los últimos días de su régimen.
Se espera que Xi gobierne por lo menos hasta 2028, y en ese período el dictador ha prometido terminar de erradicar la población uigur, consolidar el control sobre Hong Kong, expandir sus tentáculos a todos los países del mundo, con especial atención a Latino América, y sin dudas, invadir Taiwán.
Por Nicolas Promanzio, para La Derecha Diario.
Fuente Derecha a Diario