Por Eduardo Aulicino
El kirchnerismo se sumó a las presiones para eliminar las primarias. Alberto Fernández intenta recuperar algo de oxígeno. Y será decisivo hasta qué punto juega CFK. Queda a la vista una nueva disputa de poder. La oposición rechaza y observa inquieta en medio de sus disputas
Los primeros movimientos para tantear las chances del proyecto de anulación de las PASO esbozaron dos argumentos propagandísticos y un objetivo político. Discurso: ahorrar unos 25.000 millones de pesos en época de ajuste y evitarle a la “gente” al menos un turno electoral. Movida política: colocar en zona de crisis a Juntos por el Cambio, que debería saldar sus batallas domésticas sin este mecanismo. La realidad por ahora dice otra cosa. La iniciativa provoca antes que nada nuevas disputas en el interior del oficialismo. Y eso mismo desnuda que se trata de otro capítulo de la pelea de poder y no de un gesto pensado en el desgaste social por la crisis.
La última señal fue dada por el kirchnerismo duro, luego de asimilar la jugada que motorizaron en primer lugar “jefes territoriales” del peronismo tradicional. Los gobernadores del PJ y muchos intendentes -en especial del GBA- rechazan las primarias y buscan blindar su poder local para el desafío electoral que viene. Hacia afuera y hacia adentro. Eso complica en algunos distritos las aspiraciones de La Cámpora y de otros competidores, pero el panorama obligaría a cerrar filas. Sobre todo, en la provincia de Buenos Aires, centro de gravedad en los planes de Cristina Fernández de Kirchner.
De todos modos, las especulaciones no son lineales. La más forzada: una movida que le permitiría al kirchnerismo hacer un gesto a los gobernadores, sin expectativa de que el proyecto avance en el Congreso, para quedar en mejores condiciones de negociar legisladores en cada provincia. Y a la vez, para exponer otra vez el escaso sostén de Alberto Fernández, a contramano del entramado de jefes provinciales que era imaginado como su principal soporte. Esto último resulta poco claro en la perspectiva de algún gobernador que podría anotarse en la pelea por la candidatura presidencial.
En ese tablero cruzado por intereses contrapuestos y recelos, la pulseada por las elecciones primarias desenfoca a CFK de lo que pretendía como parte del juego de jefa del oficialismo y crítica dura del Gobierno. Fuera del tema judicial -que volverá al primer renglón de manera casi excluyente, en la medida que se acerca la definición en la causa Vialidad-, la ex presidente prefiere afirmar sus cargas en cuestiones de preocupación social. Lo hizo hace poco frente al crecimiento de la indigencia, con reclamos por la trepada de precios en el rubro de la alimentación, y lo acaba de hacer con el rechazo al aumento autorizado para la medicina prepaga.
El Presidente cree que esta pulseada por la suerte de las PASO le permitiría ganar algo de oxígeno político. La situación es realmente fuerte: los gobernadores presionan y el kirchnerismo se sube a ese mensaje para presionar a Olivos. Alberto Fernández no impone estrategias, resiste. Dicen algunos que lo conocen que él realmente cree en el proyecto reeleccionista. Como sea, bajarse ya de esa posición agravaría más la imagen de deterioro que profundizan ahora las salidas de ministros y sus reemplazos.
Las miradas están puestas en los números de Diputados, pero el foco real del oficialismo está en la presidencia del Senado. Se verá si finalmente CFK juega todo su peso para tratar de unificar posiciones. Las cuentas iniciales dicen que media docena de diputados del Frente de Todos mantienen su rechazo a la derogación de las PASO: cinco responden a los movimientos sociales oficialistas y uno, a Olivos.
Primer línea de JxC en Diputados: rechaza la jugada oficialista y cuenta los votos
¿CFK realmente irá a fondo? Dejan trascender que sí, pero ese es el interrogante central de estas horas en medios oficialistas. También, en la oposición. Si lo hace, la siguiente pregunta será hasta qué punto se mantienen las resistencias o dan paso a una negociación en algunos distritos puntuales, básicamente en Buenos Aires. Visto así, la ex presidente estaría calibrando cómo mover sus fichas, en velocidad porque los tiempos legislativos no dan mucho margen.
Hasta ahora, el proyecto formalmente presentado en la Cámara de Diputados lleva las firmas de los aliados rionegrinos del oficialismo. Podría sumarse otro vinculado al conglomerado de gobernadores peronistas. Un indicio será si se pone en marcha el trámite en comisiones: no es un paso formal, sino una decisión política.
Eso terminará de disparar la reacción de todos los espacios opositores y no sólo de JxC. El Interbloque Federal y en especial los integrantes del PJ cordobés, por un lado. Y los “libertarios”, que otra vez enfrentan un escenario de alta exposición.
Los distintos sectores de JxC ya habrían anticipado y repitieron su rechazo a la derogación de las primarias. Ven difícil que el proyecto avance, pero están atentos al desenlace de las tensiones en el oficialismo. Admiten que todo podría pasar de una escaramuza, focalizada en la otra vereda, a una verdadera batalla política.
La oposición suele exponer sus propias internas frente a medidas que afectan o definen cuestiones de gestión. Hay ejemplos variados, desde el Pacto Fiscal hasta la reciente sesión sobre el Presupuesto 2023. En ese último caso, la facilitación del quorum y la votación en general expusieron divisiones, gestos para la platea y consideraciones sobre la gobernabilidad. En cambio, hubo rechazo unificado a la delegación del manejo de las retenciones en el Ejecutivo.
Muchos de los crujidos internos de JxC son minimizados por sus dirigentes con un argumento práctico antes que de fondo sobre los perfiles políticos en juego: las PASO terminarían ordenando candidaturas y espacios de poder. La caída de las primarias implicaría un problema serio: el desafío sería la transparencia y participación con algún mecanismo alternativo. Eso no implicaría ganancia automática para el oficialismo
JxC está tomado por los posicionamientos para el año próximo y no parece claro que exista plan B. La aceleración es visible especialmente en el PRO: el papel de Mauricio Macri, las candidaturas de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, a las que amaga con sumarse María Eugenia Vidal. La UCR expone una respuesta en estas horas, con un acto para recordar el triunfo electoral de Alfonsín que reúne a todas sus vertientes y coloca en el escenario a Gerardo Morales y Martín Lousteau.
Ese es el cuadro general. Las PASO entraron en discusión a sólo diez meses del primer turno en el cronograma 2023. Difícil debatir sobre el mejor sistema de selección de candidatos.
Fuente Infobae