Por Jaime Rosemberg
Mientras se recupera de su problema de salud, el Presidente decidió no acudir a la proyectada cumbre de países de la Patria Grande; la votación para reemplazar a Claver-Carone, clave en el desencuentro con su par mexicano
Sin contacto durante el fin de semana largo con la mayoría de sus colaboradores, incluso algunos de los que comparten su cotidianeidad, el presidente Alberto Fernández se recupera en la quinta de Olivos de la gastritis erosiva que lo tuvo a maltraer durante su reciente gira por Francia e Indonesia.
El cambio en su agenda, recomendada por los responsables de su salud, incluirá la suspensión de su inminente viaje a México, previsto en principio para este jueves. Más allá de las razones médicas, y según publicó La Nación, Fernández congeló el viaje, molesto con su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador, por la estrategia de México en la disputa por la presidencia del BID, finalmente saldada en favor del economista brasileño Ilan Goldfajn. Un resultado que terminó con las aspiraciones de Cecilia Todesca, candidata impulsada por el Gobierno para ese mismo puesto, vacante luego de la escandalosa salida del norteamericano Mauricio Claver-Carone.
“(El viaje) a México está en duda porque lo de BID fue descoordinado. La negociación fue buena, pero con Estados Unidos”, comentaron a este diario muy cerca del Presidente, que esperaba el apoyo de López Obrador para avanzar con la candidatura de Todesca, integrante del grupo Callao y actual secretaria de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería.
La “descoordinación” con López Obrador, primer mandatario en ver a Fernández como presidente electo, en noviembre de 2019, quedó clara a la hora de la presentación de las candidaturas. Mientras Todesca, ya sin chances, bajaba su postulación, México insistió con la postulación de Gerardo Esquivel, el candidato de López Obrador, que finalmente logró el apoyo de sólo el 8,2% de los votos. De todos modos, la negociación argentina con Brasil y Estados Unidos dio resultado positivo para el Gobierno, ya que se quedará con tres cargos en la nueva administración, incluida una de las vicepresidencias del banco regional de desarrollo.
El viaje a México comenzó a ponerse en duda en los últimos días, sobre todo después de que el Presidente se descompensara en Bali, sede de la cumbre del G20. Allí, los médicos diagnosticaron la gastritis erosiva y le recomendaron al Presidente “bajar un cambio”, reducir el estrés y cuidar su dieta de modo estricto. Ya el viernes pasado, mientras la comitiva regresaba de España, última escala de la gira presidencial, muchos de los pasajes de la comitiva de avanzada hacia el país centroamericano fueron cancelados.
“Alberto está bien, no lo van a operar. No tiene problemas de salud, está perfecto”, se entusiasmó un amigo de la política que habló con el Presidente en las últimas horas, aunque otros allegados reconocieron que los buenos resultados de la endoscopia realizada a su llegada a Buenos Aires no son “carta blanca” para volver de inmediato al ritmo de actividades anterior.
La visita a López Obrador fue acordada antes de la gira de Fernández, y tenía por objetivo unir en una misma imagen a distintos referentes de la Patria Grande, como el chileno Gabriel Boric e incluso el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien nunca confirmó del todo su participación. También estaba previsto un encuentro de Fernández con la denominada Alianza del Pacífico, que integran además de México y Chile, Colombia y Perú. En su conferencia de prensa matinal del lunes, López Obrador confirmó la cancelación de la cumbre de esa alianza, y la atribuyó a la prohibición del parlamento peruano al presidente Pedro Castillo para salir del país. Dio a entender también que Fernández y Lula no llegarían a México por ese motivo, aunque Boric sí estará en la capital mexicana el jueves.
“Mañana el Presidente retomará sus tareas, a México no creemos que vaya por un tema médico”, afirmaron desde las oficinas de la portavoz Gabriela Cerruti, en un intento por relativizar roces de Fernández con López Obrador, uno de sus principales aliados en materia internacional en los tres años que lleva de mandato, y uno de los impulsores de la postulación del presidente argentino en la titularidad de la Celac.
Fuente La Nación