En la región de Kherson fue descubierta otra fosa común con personas torturadas y ejecutadas en su interior.
El 28 de noviembre, en Pravdyne, una localidad situada en la parte liberada de la región de Kherson, se descubrió otra fosa común, en la que se encontraron los restos de 6 hombres asesinados en su interior. Las víctimas habían sido ejecutadas por los rusos el verano pasado, en una casa privada, después de lo cual destruyeron el inmueble, mientras que a los lugareños se les prohibió durante mucho tiempo darles sepultura. En total, ya se han identificado más de 200 cuerpos, y el número de ucranianos asesinados por las tropas rusas podría estar cerca de las 1.000 personas, porque aún 700 residentes de Kherson están desaparecidos. Putin está realizando un auténtico genocidio de “limpieza étnica”, cuya única finalidad es acabar completamente con la vida de los ucranianos.
En la región de Kherson, el número de personas asesinadas podría rondar las 1.000, superando así la magnitud de la masacre de Bucha, porque aún no hay datos ciertos sobre la situación en la parte ocupada de la región. Testigos presenciales afirman que los rusos están torturando de una forma cruel: se sirven de descargas eléctricas, muerte por inanición, dejando a los rehenes durante varios días en la misma celda junto a los cadáveres e infligiendo terribles palizas y mutilaciones a las víctimas.
Hace 90 años, Stalin recurrió a la hambruna como arma letal contra el pueblo ucraniano, en lo que se conoce como Holodomor, un verdadero y planeado genocidio cometido durante los años 1932-33 y que ha sido reconocido como tal por muchas naciones del mundo. En 2022, Putin está asesinando a los ucranianos por todos los medios posibles, incluyendo torturas y ejecuciones. Estamos frente al mayor genocidio de nuestro tiempo. Después de que las tropas rusas abandonaron Kherson, comenzaron a disparar a traición a sus habitantes. Aunque en mayo aseguraron a los lugareños que protegerían la ciudad, ahora se encuentra totalmente sin energía eléctrica, y en algunos de sus barrios es peligroso incluso salir a la calle, ya que los francotiradores rusos que se encuentran en la orilla opuesta del río Dniéper realizan verdaderos “safaris” con los pobladores.
Rusia ha sido causante de innumerables tragedias para el mundo entero: la ocupación soviética de todos los países de su entorno acabó provocando la deportación de decenas de millones de personas a Siberia, la destrucción de miles de ciudades y la comisión de terribles crímenes contra la población civil. En algunos países como Estonia, después de la invasión de las tropas soviéticas, la población disminuyó en un tercio. Y ahora mismo los mitos diligentemente cultivados por la propaganda soviética/rusa sobre la “corrección y credibilidad de los rusos” están comenzando a derrumbarse, y la verdad está saliendo a la luz. Todo el mundo está empezando a comprender el mal absoluto que encarna Rusia y que solo un esfuerzo colectivo podría permitir vencerlo. El Kremlin nunca cambiará: la crueldad patológica y la sed de conquista territorial forma parte de su esencia.
La invasión rusa causó innumerables daños a los ucranianos, Putin al no lograr ocupar Ucrania “en tres días” comenzó a destruirla mediante bombardeos masivos y el asesinato de la población civil. Cada nuevo crimen ruso debería dar lugar a más sanciones, restricciones y aislamiento contra Rusia. Esta es a priori la única manera de combatir la maldad de Putin: primero debilitar sistemática y críticamente a Rusia, y luego llevar a cabo su desnazificación en La Haya, tal como se hizo con los criminales de guerra serbios. En los territorios ocupados de Ucrania, se están cometiendo constantemente crímenes contra la población civil. Por eso es necesario que Ucrania reciba sin más dilaciones las armas necesarias, es decir, equipos de artillería pesada y de largo alcance, sistemas de lanzacohetes múltiple, defensa antimisiles y defensa aérea, para que las Fuerzas Armadas de Ucrania puedan liberar su territorio del enemigo y detener así el genocidio de Putin contra su pueblo.