Por Sebastián Aulicino
La Vicepresidenta fue condenada por corrupción y afirmó que no competirá el año que viene, pero en la coalición opositora piensan que miente. El panorama en la provincia de Buenos Aires y la incógnita sobre Mauricio Macri.
La “confirmación” de que Cristina Kirchner no será candidata el año que viene no impactó solamente en el Frente de Todos -donde se aceleran las disputas electorales- sino también en Juntos por el Cambio. En la coalición opositora reina el escepticismo frente a las palabras de la Vicepresidenta, y crece la preocupación ante la posibilidad de que la “reacción K” recién esté comenzando. Por otra parte, el “renunciamiento” de Cristina podría modificar el mapa electoral en Buenos Aires.
PUBLICIDAD
“En el 2023 no voy a ser candidata a nada, ni a presidenta, ni a senadora, mi nombre no va a estar en ninguna boleta, ya no voy a tener fueros”, dijo la Vicepresidenta este martes, luego de que el TOF 2 la condenara a 6 años de prisión por defraudar al Estado con el manejo de la obra pública y la inhabilitara de por vida para ejercer cargos públicos. La condena, sin embargo, no está firme. Debe pasar por Casación y la Corte, y la exmandataria mantiene sus fueros al menos hasta fines del año que viene.
Las primeras conclusiones en Juntos por el Cambio estuvieron marcadas lisa y llanamente por el descreimiento. “Lo dijo desesperada, fue una reacción emocional y de enojo más que un cálculo fino o estratégico. No se le puede creer cuando dice que no va a ser candidata”, afirmaron en el PRO, con palabras muy similares, tanto en el ala de los halcones como en el de las palomas.
Con mayor delicadeza, lo mismo opinaban en la Coalición Cívica y en la UCR, donde el anuncio de la Vicepresidenta fue recibido con claro recelo. “Hoy se corre porque el escenario la beneficia a correrse. En seis meses el escenario es otro, junta a 50.000 tipos en un acto pidiendo ‘Cristina, Cristina” y se descorre. Tienen recursos y escenografía de sobra para todo eso”, advertía un dirigente radical del equipo de Gerardo Morales.
Pero fuera del escepticismo, también conviven en la oposición lecturas marcadas por la preocupación, no por la candidatura, si no por cuál podría ser la “verdadera reacción” del kirchnerismo a la condena judicial de su jefa política.
“Estábamos viendo lo que pasa en Perú, que un presidente cierra el Congreso. Acá al Presidente ya lo vaciaron de poder interno, pero ¿hasta dónde puede llegar cuando Larroque le pide que ‘reaccione’? ¿Qué están dispuestos a llevarse puesto? No somos Perú, pero no creemos que vayan a en entender pacíficamente que tienen una elección prácticamente perdida el año que viene”, señalaron en el entorno de Patricia Bullrich, donde consideran que ese escenario “hostil” favorece en la interna a la figura “combativa” de la titular del PRO.
Este miércoles, el presidente peruano, Pedro Castillo anunció la disolución del Congreso minutos antes de que el parlamento llevara adelante un intento por destituirlo por “incapacidad moral”.
“Cristina puso una vez más su agenda personal sobre los problemas de la gente. A nadie le interesa si va a ser candidata o no. El kirchnerismo ya perdió las elecciones, aunque no hay que subestimarlo. Alberto Fernández se convirtió formalmente en títere defendiendo a Cristina. Nosotros vamos a seguir trabajando para competir en una PASO y luego a construir una alternativa con todo Juntos por el Cambio”, dijo el diputado Omar de Marchi, el armador de la campaña de Horacio Rodríguez Larreta en el interior del país.
En Juntos por el Cambio se especuló, en los últimos meses, con que una candidatura de Cristina Kirchner en el 2023 podría terminar creando el terreno propicio para que Mauricio Macri finalmente terminara de definir su propia candidatura a la Presidencia.
En las últimas horas, en la UCR y el PRO advertían: la candidatura de Macri solo depende de Macri, y como Cristina, a diferencia del resto de los candidatos, no requiere de mucha preparación previa para lanzarse. Bien puede dar sorpresas el día previo al inicio de la campaña.
La provincia de Buenos Aires, el escenario clave para 2023
Independientemente de la mirada “triunfalista” de una porción de Juntos por el Cambio, también en el Frente de Todos entienden que son bajas posibilidades de un triunfo electoral para el oficialismo a nivel nacional. En ese sentido, los esfuerzos del kirchnerismo se concentran en retener la provincia de Buenos Aires, principal bastión K.
Con matices, en el PRO, la UCR y la Coalición Cívica coinciden: no es lo mismo una elección bonaerense con Cristina Kirchner en la boleta, que una elección sin el nombre de la exmandataria.
En diálogo con TN, un referente bonaerense que compartió gestión con la exgobernadora María Eugenia Vidal puso como ejemplo la elección del 2017 en la Provincia. “Había muchos intendentes del PJ que habían arreglado ir con Florencio Randazzo (candidato a senador). Cristina fue candidata: los llamó uno por uno y todos fueron a sus pies. Y esto era Cristina después de la derrota del 2019, ni siquiera en su mejor momento. Si no va, a (Axel) Kicillof se le va a complicar mantener la unidad con los intendentes”, señaló.
En la UCR plantearon una hipótesis distinta. “No se puede subestimar la competitividad de ellos. Que se baje Cristina también puede llevar a algún proceso de PASO, que los incentive a laburar el triple y a unificarse. Se pueden acomodar, todavía les queda tiempo. De todos modos, qué tan mal llegue el Gobierno nacional afecta, y creemos que puede llegar peor o igual, mucho mejor seguro que no”, señaló un dirigente radical de la Provincia.
Fuente TN