LA HABANA, Cuba.- En una de sus últimas apariciones Michel Torres Corona, vocero de moda del castrismo, se atrevió nuevamente a ofender la inteligencia pública. Sin rastro de pudor calificó de “acto espontáneo” la concentración de estudiantes que tuvo lugar en el parque Trillo el 30 de noviembre del 2020, algo que no creería ni el mismísimo tracatán, el bobo de la yuca o el tonto de la colina, si lo hubieran escuchado.
En algo tiene razón el infeliz portavoz. Tángana viene de alboroto, escándalo, engaño, fraude, discusión violenta sobre un asunto. Porque casualmente el tan “espontáneo espectáculo” fue respuesta a la reunión de jóvenes ante el Ministerio de Cultura ocurrida tres días antes, el 27 de noviembre (27N); un reto político que bloqueó al aparato comunista, dejándolo en posición reactiva y descolocada.
Michel es una clonación de las células ideológicas de Iroel Sánchez, Abel Prieto y Fernando Rojas, entre otros animalillos políticos que pastan en los jardines de las instituciones culturales y comunicacionales del país. Este manipulador patético y ridículo, presentador del programa televisivo “Con filo”, asegura que la presencia en aquel tinglado del puesto a dedo, Miguel Díaz-Canel, envuelto en un estrecho pulóver con la enseña nacional, un reloj suizo y zapatillas yanquis, tuvo carácter espontáneo.
Espontáneos, según Michel, supongo son los actos de repudio contra los opositores. Recuerden a aquellos jóvenes universitarios invadiendo la casa de Laura Pollán, porque un grupo de Damas dignas y de Blanco realizaban un té literario. O sinceros, como lo es ahora mismo la Secretaria General de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), quien ha elegido para el Parlamento a los “históricos”, descartando la posibilidad de que una mujer ocupara ese escaño. O indeliberado, como las asambleas de nominación de candidatos a delegados de la circunscripción, donde se escoge siempre a la misma persona que no hace, ni le interesa hacer nada en beneficio del barrio.
Naturales puede decirse que fueron las aclamaciones desde la Avenida del Puerto al Crucero Thomson Dream, cuando arribó por primera vez a la rada habanera. Sinceros fueron los miles de fanáticos plantados en la Fuente de La India, esperando que los grandes ojos de Beyoncé se dignaran a mirarles desde el balcón del Hotel Saratoga; o las aclamaciones al expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama, durante su visita a la Isla, a pesar de cordones de seguridad de segurosos y mamelucos.
Sobre ese pequeño espectáculo en el parque Trillo, indigno de Benny Hill o de Mr. Bean, con músicos y juglares pagados, micrófonos y amplificadores del Ministerio de Cultura, televisión y radio oficial convocada, se ha escrito hasta un libro de memorias: “La Tangana del Trillo”. No se puede decir que fue espontáneo. A no ser que se quiera ver bizco el rostro de la estatua del General Quintín Banderas, que preside el lugar.
Espontáneo realmente fue el levantamiento popular del 11 de julio de 2021 (11J). Como dijo una de las más rabiosas voceras del poder: “no tuvimos la oportunidad de narrar”. Lo dice porque ni se enteraron, y cuando lo supieron, no recibieron la orden y debieron esperar por las directrices del mando. Espontáneo fue el ataque de soberbia y guapería barata del ministro de cultura Alpidio Alonso, arrebatando el teléfono móvil a un periodista independiente. Eso recuerda aquella copla de la década del cuarenta, cuando Cuba era república: “Por culpa de la chaucha/ mataron a Pato Macho, allá en el parque Trillo/ peleando con los muchachos”.
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Fuente Cubanet.org