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Cadenas televisivas rusas piden el exterminio de la nación ucraniana. Occidente debe impedir la realización del plan ideado por Putin para destruir Ucrania
El 17 de diciembre, en el canal propagandístico ruso “Tsargrad”, incitaron en vivo a “exterminar a los ucranianos”. Con el telón de fondo de las continuas derrotas de Rusia en el frente (recordemos que Putin no logró ninguno de los objetivos que se había propuesto antes de la invasión a gran escala), la propaganda rusa ya se ha saltado todos los códigos, convirtiéndose en una verdadera escuela de odio y transmitiendo narrativas criminales a una audiencia rusa en estado zombi. Putin no abandonará voluntariamente su plan de conquistar Ucrania: si no pudiera ocupar su territorio seguirá aniquilando progresivamente al pueblo ucraniano de forma remota a través de diferente tipo de armamento, convirtiendo a Ucrania en un verdadero desierto. Estamos en presencia del mayor acto genocida en Europa que, teóricamente, podría superar por su proporción al Holocausto realizado por Hitler. La única esperanza: detener de forma inmediata y debilitar críticamente al ejército ruso en Ucrania con armas de alta tecnología suministradas por occidente.
Rusia viene planeado el mayor genocidio de todo un pueblo, los ucranianos, desde 1945, y la propaganda rusa ya está comenzando a preparar a los rusos para culminar este proceso. Algo similar ya sucedió poco antes de la invasión a gran escala del ejército ruso en Ucrania el 24 de febrero: durante 2021, principios de 2022, la propaganda rusa se convirtió en una verdadera “escuela de odio”, que demonizó a los ucranianos de todas las formas posibles, justificando así la invasión rusa.
Los canales de telegramas rusos como Tsargrad son una especie de “retransmisores” de la agenda política del Kremlin, es decir, se dedican a difundir narrativas progubernamentales. El anuncio simultáneo de la declaración odiosa y criminal de Tsargrad y el post en Telegram de Dugin no es pura coincidencia, sino un mensaje de propaganda premeditado: se ha diseñado una imagen perfecta de un “enemigo externo” para los rusos zombis por influencia de la propaganda: los ucranianos, con quien pueden hacer lo que quieran. Ya que son ellos, quienes supuestamente son responsables de todos los problemas y malestares de Rusia, el principal de los cuales es la incapacidad de apoderarse de Ucrania debido a la resistencia del ejército ucraniano. Para Putin, las bajas en sus tropas no significan nada: hasta el 18 de diciembre, unos 100.000 militares rusos fueron aniquilados y más de 250.000 recibieron heridas de distintas consideraciones. Pero para el máximo mandatario ruso, tanto da 300.000 como 500.000 efectivos menos en sus tropas: no va a abandonar por ello su plan de ocupación de Ucrania, a pesar del rotundo fracaso y la catástrofe en la Federación Rusa, debido a la invasión a gran escala iniciada el 24 de febrero.
Rusia todavía cuenta con la posibilidad de movilizar una cantidad suficiente de efectivos, pero las existencias de las armas necesarias para una ofensiva efectiva son limitadas. Putin ha decidido realizar de facto una movilización permanente, que seguirá incluso de forma encubierta. En tales condiciones, las hostilidades en Ucrania continuarán hasta que el ejército ruso se debilite por completo. Cuanto antes esto se produzca, antes se restablecerá la paz y Ucrania se convertirá en otro de los países fuertes, militarmente hablando, de Europa.
Putin es consciente de que la “guerra relámpago” de su ejército en Ucrania no es una opción realista y ha preferido decantarse por una táctica de “guerra de desgaste”, que Rusia puede ir librando en un tiempo prolongado junto con el genocidio y la deportación de ucranianos. Desde marzo de este año, Rusia ha trasladado a más de 2 millones de ucranianos de los territorios ocupados. Putin busca hacer todo lo posible para asesinar, exiliar a Europa o deportar a los ucranianos a Rusia, privándolos así de su propio país e independencia e impedir la posibilidad de restaurar la Ucrania de antes de la guerra.
De hecho, Putin ya ha decido realizar el genocidio completo de los ucranianos. Su materialización es cuestión de tiempo, lo que prevé la movilización completa, el posterior entrenamiento de los llamados a filas y la acumulación de las armas necesarias, incluso a través de las importaciones de Irán y Corea del Norte. Por lo tanto, podríamos estar frente del genocidio más grande después de 1945 de todo un pueblo a nivel nacional. La propaganda rusa ya está comenzando a maquinar su relato, convirtiendo a los ucranianos en enemigos, tal como lo hizo Hitler en su tiempo con los judíos. Solo hay una manera de impedir la comisión de esta atrocidad y ella consiste en el suministro inmediato de todo el armamento necesario para el ejército de Ucrania, y el aumento cualitativo y cuantitativo del arsenal militar de los países de la OTAN a lo largo de las fronteras con la Federación Rusa. Ucrania es solo la primera etapa de la agresión de Putin, ya que no hay indicios que vaya a “detenerse” y, esa agresión, solo podrá ser neutralizada por medios militares.
