La historia no es nueva, la revelé el mismo día que sucedió. Sin embargo merece recordarse en el marco de la causa por espionaje que investiga la Justicia en estas horas por los impúdicos chats de Marcelo D’Alessandro.
Sucedió el miércoles 2 de diciembre de 2009, cuando recibí un llamado telefónico por parte de un ex agente de la Agencia Federal de Inteligencia (ex SIDE).
El espía se mostraba sorprendido por una investigación que había sido publicada por mí en el portal Tribuna de periodistas acerca de cómo el kirchnerismo hackeaba cuentas de correo electrónicos de diversos referentes políticos y periodistas. La nota periodística era una entrevista a un hacker que había trabajado al servicio del gobierno de la entonces presidenta Cristina Kirchner.
Como sea, el espía me contactó para felicitarme y, al mismo tiempo, darme más detalles de la movida. “Lo que publicaste no sólo es totalmente real, sino que yo tengo en mi poder el listado oficial de los funcionarios con sus nombres de usuario y contraseñas”, aseguró el ocasional informante.
Ipso facto, me “regaló” una pequeña muestra de sus dichos para yo pudiera evaluar la veracidad de sus dichos. “Te voy a pasar el usuario y contraseña del senador Ernesto Sanz”, dijo.
Con el dato en mis manos, me dispuse a contactar al referente de marras para verificar la versión. Como era de esperar, su usuario y contraseña eran los verdaderos. Me lo confirmó el propio Sanz.
Luego de la referida verificación, volví a contactar al espía para que me diera mayores detalles sobre el tema. Sus palabras me dejaron estupefacto: “Esto es un escándalo, Christian, están hackeados y monitoreados todos los políticos de la oposición por parte del gobierno”.
Los detalles del espionaje K arrancó con el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner y lo conté hace 18 años, a través de medida docena de notas periodísticas.
Arrancó en el mes de octubre de 2004 cuando la exSIDE adquirió una primera partida de quince valijas portátiles equipadas con tecnología de última generación para la intercepción de telefonía celular.
Al tiempo que esto sucedía, de manera gradual se ordenó hackear algunos sitios de Internet críticos a la gestión K, uno de ellos fue el portal Tribuna de Periodistas, dirigido por mí.
“El proyecto de Kirchner es ambicioso, necesita todo el poder para que nadie lo estorbe en su camino a la doble reelección. Si, si… escuchaste bien, la idea de Kirchner no es sólo permanecer en 2007, sino quedarse hasta el 2011 y más allá. Para eso necesita el control total de la información, ya vas a ver lo que se viene, preparáte”, dijo a este periodista un secretario de Estado en esos días.
El super agente K
Para poder intervenir las conversaciones telefónicas, la hoy AFI instaló una serie de terminales de computación denominadas DVCRAU que sabían funcionar incansablemente en la oficina que poseía en Av. de los Incas 3834 de la CABA, más conocida como “Ojota“ (Observaciones Juciciales).
En esa dependencia no sólo se escuchaban conversaciones, sino que se interceptaban otro tipo de comunicaciones como los correos electrónicos y las señales de fax.
Desde allí surgían reportes que eran enviados directamente a una de las oficinas de presidencia de la Nación y que sólo podían ser leídos por pocos funcionarios de la extrema confianza de Néstor Kirchenr. Estos informes se complementaban con los datos surgidos de otras fuentes que el kirchnerismo utilizaba para informarse de todo lo que sucedía a su alrededor.
En aquellos días, comenzaron a aparecer casos de hackeos a cuentas de correo electrónico. Uno de los casos fue el de Gustavo Arabia, hombre de prensa de la zona de Bragado, quien lo comentó a quien escribe esta nota sin medias tintas: “Hola Cristian. Has publicado notas sobre el hackeo a ciertas web. El viernes me borraron la mía (…) estaba tratando temas de seguridad”.
El mismo día, Mario Limeses, periodista de Mendoza, relató algo similar: “Recibí hoy tu informe sobre las operaciones de intercepción de llamadas telefónicas y correos electrónicos que lleva a cabo el gobierno nacional y quiero aportarte mi experiencia. Mi casilla de correo mariolimeses@yahoo.com.ar fue hackeada durante 24 horas entre la tarde del jueves 8 y la del viernes 9 de junio pasados. En ese lapso, perdí el control de la misma y la posibilidad de acceso a mi buzón de correo, que recién recuperé el viernes a la noche después de sucesivos reclamos al prestador del servicio. Para mi sorpresa, al volver a ingresar, descubrí que todos los contenidos (carpetas con información, archivos de mensajes y agenda de contactos) habían desaparecido. Hasta el día de hoy nadie me ha podido explicar qué sucedió“.
Lo mismo sucedió con no menos de diez periodistas que se contactaron con este periodista a fines de de 2004 y principios de 2005. Eran días en los cuales pocos medios se enfrentaban al kirchnerismo. De hecho, Clarín vivía un “romance” que culminaría en 2008 en el marco de la “guerra del campo”.
Fuente Mendoza Today