Por Eliseo Calzado -Especial Total News Agency-
_«Clamó un pregonero tropezándose entre los muertos de las Cruzadas en Jerusalén: Cuanta mala fortuna puede tener una criatura para encarnar el papel de Anticristo? Siendo el Diablo, el personaje central de la perdición humana»._
No caben dudas que Perotti perdió la guerra por el poder en Santa Fe, aunque al corriente, Sain y su grupo de gestión son los únicos que han pagado los costes reales en el campo de batalla con las imputaciones en curso y las conflagraciones mediáticas; la justicia luego decidirá -con sus lánguidos procesos- que pasó “legalmente”. En la ceñidura analítica, Los «malos modales políticos» del ex Ministro de Seguridad son pecados reductibles frente a la ambición de Perotti enmarcada en la «economía del poder», quien risiblemente, muestra ser un «conato eterno» para penetrar en las esferas relevantes de la política nacional; consubstancialmente, por su escasa fiabilidad entre pares y subalternos.
La confrontación por el poder en Santa Fe tiene distintas capas laberínticas, o mejor dicho, dominios de combate. En primer lugar, la fantástica trama que surge en el mandato de Perotti a Sain para generarle activos políticos desde su espacio en el Ministerio de Seguridad; neutralizando adversarios (políticos y económicos) desde los inicios de la gestión de “modo selectivo”. Aquí debe resaltarse la cuestión de la selectividad, ya que en las redes de influencia corporativa santafesina deberían “evitar abatir aliados” (a criterio del Gobernador) que podrían también ser parte de estructuras vinculadas a los adversarios o “personas que queden heridas por fuego amigo” en las investigaciones criminales de rutina. Sain remarcó en una nota radial que, en el operativo a la financiera Cofyrco (que vendió dólares al narco asesinado Coto Medrano), su teléfono se puso caliente.
Esta incómoda situación operacional provocaría dos distorsiones evidentes: la primera, al ser la élite santafesina muy reducida y compacta, tarde o temprano Sain tocaría los intereses directos de personas que interactúan con Perotti en el sistema (sean políticos o empresarios de altísimo nivel y capacidad de fuego). La segunda cuestión, como variable dependiente, haría que ese acecho -emergente de las investigaciones- serviría de resguardo para Sain en caso que Perotti lo traicionara, o en un escenario más negativo, que abandonara “su plan de poder” dejando expuesto al ex Ministro. Otro ejemplo escueto, fue el candente tema de la empresa de turismo y cueva financiera santafesina donde asesinaron al empresario Oldani (el homicida Bruno Figueroa, fue encontrado muerto en la celda luego de su captura mientras negociaba un juicio abreviado). La causa también procesó a una decena de individuos de la compañía debido a no tener autorización para realizar intermediaciones financieras. Aun hoy, Sain pronuncia repetidamente este hecho en casi todas sus entrevistas.
Es explícita la actitud de Perotti de no haber bancado a Sain por las operaciones en terreno y por no haberse hecho cargo de los resultados (positivos o negativos) de las escaramuzas del micromundo. Todo ello, como fiel prueba de lo que se dice en las galerías del palacio capitalino: “Perotti es asustadizo” o en palabras de Sain: “el Gobernador arrugó”. Omar no solo se lavó las manos como Pontius Pilatus cuando emergieron -por acción del MPA- las evidencias preliminares sobre la inteligencia ilegal estructurada en una organización inserta en el Ministerio de Seguridad. Por añadidura, el gobierno provincial llamativamente resulta “ser querellante” para desprenderse de responsabilidades en el accionar del ex Ministro, sugiriendo desconocer las actividades de Sain y su grupo. Valga una breve aclaración: Sain siempre fue un extranjero en Santa Fe, y por decantación, esas actividades no tienen sustento si no hubiesen sido requeridas y monitoreadas por el gobernador; quien “si tiene” interés de poder palmario en la provincia para seguir proyectándose políticamente.
La cuestión no queda allí, mientras los demás querellantes pidieron prisión preventiva para Sain, el gobierno provincial se negó a sumarse a ese requerimiento. Mostrando por descarte la capacidad de daño que puede tener Sain si Perotti se atreviese a continuar su cercenamiento hacia el ex Ministro. Sain repitió en medios de comunicación, luego de la imputación, que Perotti siempre estuvo al tanto de todo.
Profecías cumplidas, emanadas de los labios del Anticristo.
Es innegable que Sain tuvo su propio peso específico durante el paso como Ministro y alimentaba la hechura política con su despectiva irreverencia, a diferencia de los demás cortesanos, que han manifestado -desde el inicio- facetas serviles distintivas en el «acto de preterir». Todos los ministros fueron simples operadores políticos y «recaudadores procrastinantes» que todavía ejecutan (presionando a la burocracia) las ordenes de Omar, dichos funcionarios no han aportado ni innovado con presteza en el ejercicio gubernamental. Allí Sain decía la verdad: son pueblerinos, cagones y vagos, por las miles de evidencias que marcan la alicaída gestión actual.

Tal vez, se debería arriesgar en la entelequia, que Saín cometió el error de confiar en la propuesta de Perotti (o no le quedaba otra opción), aunque no pecaría de ingenuo, ya que podría tener sus contramedidas para «introducirlo de lleno» al gobernador en la próxima guerra; ya incinerándolo en la dimensión judicial; en caso que Perotti no colabore fácticamente “desde fuera” con Sain durante el proceso legal en curso. Sobre esto habría que preguntarse ¿cuál es el rol de Mirabella en el equilibrio de fuerzas? a quien Sain lo señaló en una entrevista en UNR Radio como una persona con la que tiene una relación especial. Recordando que Mirabella también es íntimo amigo y copiloto de ruta política del gobernador. Es decir, Sain no va a dejar que lo quemen en soledad.
Volviendo al plan abortado, en el fondo Sain tuvo la intención de jugar fuerte «in their own way» y dejar alguna marca personal en su gestión -persiguiendo y erosionando algunas tramas del mundo ilegal- pero también, apostó a lo político siendo funcional a Omar; atacando a actores como el Fiscal Arrieti y al Fiscal General Baclini entre otros de altísimo perfil como el Juez Rafael Gutiérrez (Presidente de la Corte Suprema de la provincia). Hay que recapitular y subrayar que el MPA fue implacable contra Sain (ergo: contra Perotti), y recordar que el gobernador arremetió -con sus emisarios- desde el minuto cero a ese organismo para “hacerse del mismo a futuro”; todo esto enmarcado en la composición lirica por aumentar su poder y darle impunidad. En otro plano del teatro operacional de la política (imaginado como un tablero de ajedrez), el MPA logró correr legalmente a Sain de la provincia y desmembrarle un jugador fuerte a Omar. Sain mantenía una virulencia política a la que Perotti no acostumbraba por estar rodeado de personajes menores de su esquema rafaelino, pero esa violencia actitudinal no tendría el suficiente poder si Omar “no apoyaba” y menos si Sain “iba contra sus aliados”, con quienes compartía intereses objetivos; este fue uno de los dilemas en esa trama de construcción política fallida.
Inteligencia Ilegal, Lawfare y actores de poder.
Siguiendo la línea de Sain sobre lawfare a la santafesina, uno de los ex funcionarios llamado Diego Rodriguez en una entrevista para Telefe Rosario (en el programa Así Estamos) indicó -cuidandose mucho de sus palabras por estar imputado- que la causa tiene un alto contenido político y “que se juegan muchos intereses” por los actores que fueron apareciendo como querellantes, entre ellos, el empresario de medios Gustavo Scaglione (titular del doblemente atacado a balazos Televisión Litoral) al que Sain lo denominó “un empresario financista dedicado a los medios” ; otro es Maximiliano Pullaro y también el líder sindical de UPCN Molina, aunque estos son solo unos pocos nombres de una lista copiosa de actores económicos y políticos que: alteraban, contradecían o “deberían alinearse” a las ansias del gobernador. Ya que por ejemplo Perotti, en cuanto al poder mediático, barajaba empoderar a otro multimedios si no encontraba una posición más cómoda con los actores presentes.
Sain comenta (en una nota con la agencia Paco Urondo) que durante un encuentro con Scaglione éste se ofreció para mediar por Traferri debido a la encerrona que estaba provocándole el Ministro de Seguridad por la investigación sobre “juego ilegal” (que también había explotado en Rafaela, el bastión de Perotti, cuando cayó el rey del juego ilegal David Perona). Según Sain, Mirabella fue testigo presencial de esa propuesta de Scaglione en el quincho del multimedios donde se realizaban las tertulias de poder, Sain resalta haberse negado a ceder frente al empresario. Es importante rememorar en lo superestructural que Perotti tenía un frente cáustico en el Senado, no solo con la oposición, sino también con la mayoría de los peronistas que no veían en el gobernador un actor fiable. El rechazo al pedido de desafuero a Traferri se circunscribió en la lógica de la autoprotección corporativa de la “cámara alta” frente a la estratagema de Perotti. La situación era extraña ante los ojos de la clase política, debido a que Traferri y la vicegobernadora Rodenas fueron aliados victoriosos del gobernador en las elecciones de 2019 con su espacio político NES.
Desde la desinteligencia y truncos discernimientos del oficialismo político santafesino, inicialmente se desestimaba el progreso de la causa sobre espionaje ilegal, llevada adelante por los fiscales del MPA, aunque la primera imputación sobre el contrato de adquisición de armas incrementó la certeza y cristalización de la misma. Victor Moloeznik, funcionario del Organismo de Investigaciones, en una entrevista realizada en el medio Zona Critica, remarcó que: en la provincia de Santa Fe la estructura jurídica no habilita la «investigación criminal» al Poder Ejecutivo sin autorización judicial, por más que las fuentes utilizadas sean abiertas o accesibles para cualquiera, como insistían los imputados para defenderse.
En ese cauce, la razonabilidad traslada al interprete la posibilidad de pensar sobre «la peligrosa vulneración de derechos» en caso de ser “vigilados ilegalmente por el Estado”, o peor aún, por un posible grupo organizado “parapolítico”; generador de un ambiente de poliespionaje tercermundista, inserto y operando desde la esfera institucional subnacional santafesina.