Nadie puede ser juzgado si no por ley del Congreso escrita y publicada anterior al hecho del proceso.
Más de 3600 argentinos militares, policías y civiles fueron y son juzgados por delitos denominados ahora de “lesa humanidad”, categoría inexistente en la legislación argentina al momento de los hechos. Algunos son culpables de atrocidades en el combate al terrorismo y otros no. Sin embargo, su solo juzgamiento significa ilegalidad y salvajismo. No hay justicia cuando se pretende llegar a ella violando las leyes. No existe para ellos el principio de legalidad ni tampoco las amnistías, la prescripción, las excarcelaciones, detenciones domiciliarias, 2×1, libertades condicionales, salidas transitorias. Me pregunto qué son estas personas para legisladores y jueces: ¿perros? En los 70 la guerrilla los mataba como a tales. Cincuenta años después la democracia los trata de la misma forma. Da vergüenza vivir en un país rico que genera pobreza y marginalidad. Pero repugna que legisladores y jueces traten y juzguen a ciudadanos de modo diferente. O somos iguales ante la ley o aquello por lo que tantos combatieron y murieron en este suelo, no importa en qué bando, por sostener este principio nacido de una convicción espiritual tan profundamente argentina, lo habrán hecho por una generación que optó, nuevamente, por incumplir la ley. La excusa en los 70 fue el acaecimiento de una guerra armada y el fracaso de las instituciones. La única que se manifiesta ahora para nuestra clase dirigente es la venganza y el confort que ofrece la cobardía.
Ricardo Saint Jean