Por Matías Moreno
Las mediciones muestran un alto nivel de malestar con la política; el Frente de Todos consiguió acercarse a la principal fuerza opositora, pero la mayoría quiere un recambio en 2023
Cuando faltan seis meses para las PASO, un test crucial que comenzará a definir el futuro político del país, la disputa por la sucesión de Alberto Fernández se avizora muy reñida, en un escenario menos polarizado y que presenta peores indicadores económicos y sociales que en el último recambio presidencial. Además de los interrogantes sobre la conformación de las principales coaliciones o el devenir de la crisis inflacionaria y financiera, uno de los datos más singulares de las primarias del 13 de agosto, la primera gran batalla por el poder nacional, es que se celebrarán en un clima de incertidumbre, debido al profundo malestar social con la clase dirigente por la mala situación de la economía. Ese fenómeno afecta a la base de representación de las fuerzas dominantes y anticipa un panorama incierto, ya que dificulta a los especialistas pronosticar las preferencias de una porción significativa del electorado. Eso sí: los encuestadores concuerdan que durante los últimos meses se consolidó Javier Milei (La Libertad Avanza) como la tercera opción a nivel nacional.
Si las PASO fueran hoy, Juntos por el Cambio (JxC) superaría al Frente de Todos (FDT), que sufre el desgaste por la escalada inflacionaria, la brecha cambiaria o el aumento de la pobreza y de la problemática de la inseguridad, pero la ventaja que obtendría la oposición no resultaría decisiva por la atipicidad del proceso electoral que se avecina.
Según el último informe de enero de la consultora Zuban Córdoba, un 29,8% de los argentinos se inclina por votar a JxC, mientras que un 29,4% apoyaría al FDT. En tercer lugar, se ubica los libertarios, con el 16,1%. El universo de indecisos es relevante: un 10,9%. El corte más reciente de Aresco también refleja una leve diferencia de cuatro puntos a favor de la principal coalición opositora (34,5%) sobre el oficialismo (30,2%). El Gobierno logró reducir la distancia, ya que en varios pasajes de 2022 esa brecha llegaba a los siete puntos. Según Aresco, Milei se consolida en el tercer lugar (18,8%) y su caudal de adhesiones en las PASO no está lejos del porcentaje que obtendrían los ganadores de las eventuales internas del FDT y JxC. La encuesta de diciembre de Tres Punto Zero muestra a JxC al frente de las preferencias con el 36,1%. Lo sigue el bloque oficialista, con el 30%; y más atrás aparece Milei, con el 17,6.
Los sondeos de Isonomía también ubican a JxC en un lugar de preferencia, pero no les saca una distancia considerable a sus competidores. A todos los frentes, según esa consultora, les resulta difícil llegar a un 35% de adhesión.
En su medición más reciente, Poliarquía indica que solo cuarto dirigentes nacionales superan el 30% de valoración positiva. Entre ellos aparece Cristina Kirchner, cuya imagen tuvo una leve recuperación el mes pasado. En sus últimos informes, Management & Fit también coloca a JxC en la cima de la tabla. Hay una disputa por el segundo puesto entre el FDT y los libertarios de Milei. Un dato que se desprende de los trabajos de esa consultora permite concluir que el panorama es complejo para el Gobierno: siete de cada diez argentinos quieren que la oposición gane la elección. La misma conjetura hace Gustavo Córdoba, de Zuban Córdoba, quien resalta que un 76,8% de los encuestados se inclinan por un cambio de gobierno en 2023.
Encuestadores consultados por LA NACION se muestran cautos a la hora de proyectar el mapa electoral. Detectan que aún hay confusión entre los votantes sobre cuál será la oferta que encontrarán en el cuarto oscuro. Además, advierten que las dos coaliciones dominantes presentan un “desacople” interno y presagian que las definiciones de Cristina Kirchner y Mauricio Macri, quienes retienen la centralidad en sus espacios, podrían ser determinantes y alterar el tablero. ¿Cristina será candidata o cumplirá con su palabra de que no desea competir porque considera que fue “proscripta”? En caso de no jugar, ¿ungirá a un dirigente del oficialismo, como hizo en 2019 con Fernández? ¿Macri se anotará o no en la carrera? ¿Será el gran elector o asumirá un rol ecuánime en una interna entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta?
Otro interrogante que plantean los encuestadores a la hora de hacer predicciones sobre el escenario en que se votará en agosto gira en torno a las inclinaciones de un segmento relevante de la población -alrededor del 40%, según Isonomía-, que se muestra desinteresada en la política. Es lo que Juan Germano, director de Isonomía, denomina como el “votante plataforma”. “Hay una situación atípica. Estamos sacando conclusiones sobre el 60% del electorado, porque hay un 40% que dejó de consumir medios o noticias políticas y está en su mundo. Es una parte del electorado que está en la sombra; hay que tratarlo casi como si fuera el cuarto espacio”, explica Germano.
El escenario de paridad que reflejan los sondeos cuando restan seis meses para las PASO se explica por varios motivos, según los expertos. En primer lugar, el FDT aún tiene chances de retener la provincia de Buenos Aires, el conglomerado electoral más influyente del país y donde el kirchnerismo cosecha mayores adhesiones. Del primer estudio del año de la consultora Analogías, vinculada a La Cámpora, se desprende que el oficialismo conserva un caudal de votos del 33,6% y aventaja a JxC (19,4%) por catorce puntos en ese distrito. Esa encuesta no solo detectó una mejora de tres puntos de la performance del FDT en la provincia respecto de las PASO de 2021, sino que la derrota del oficialismo en las legislativas no se tradujo en una ampliación de la base de sustentación de JxC. Según Analogías, la fuga se votos que sufre el FDT se explica porque hubo “un repliegue de sectores moderados”, que demandan soluciones a sus problemas cotidianos. Lo identifican como un sector de desencantados con el Gobierno, que representa entre un 15 y 20% del electorado bonaerense.
La supervivencia del PJ en la Casa Rosada, concuerdan los analistas, dependerá en gran medida de que Sergio Massa evite un colapso económico, como una devaluación o una tormenta financiera, y logre una recuperación del salario real. Es decir, que reduzca la inflación en los próximos meses. “El Gobierno ha recuperado levemente su base de apoyo. Atribuimos eso a las mejores expectativas económicas y la centralidad de Massa en la coordinación de la política económica”, dice Marina Acosta, de Analogías.
Poliarquía también detectó mejoras leves en enero en la percepción de la situación económica nacional -la evaluación negativa cayó al valor más bajo de los últimos nueve meses-, y de la inflación. Sin embargo, los indicadores sobre la gestión del FDT permanecen en niveles muy bajos. De hecho, el índice de confianza en el gobierno (ICG) que elabora la universidad Torcuato Di Tella llegó el mes pasado a 1,27 puntos, lo que marca un aumento del 1,8% respecto de diciembre. No obstante, ese nivel “es un 35% menor al de la última medición del gobierno de Macri”. Además, en términos interanuales, el ICG cayó un 17%.
Pese a que el Gobierno llegaría a las PASO con los indicadores económicos y sociales en niveles alarmantes, el oficialismo tendría una mínima chance de recuperarse. Según los analistas, el FDT se vería beneficiado por factores externos, como las peleas en JxC por las candidaturas y la incertidumbre que provoca en el universo opositor el enigma de Macri. Otra razón por la que el Gobierno podría ilusionarse con un desenlace favorable es que el espacio electoral ya no está atravesado por una polarización extrema entre el kirchnerismo y macrismo. A diferencia de las presidenciales de 2019, donde JxC y el FDT concentraron casi un 90% de las adhesiones, las PASO estarán marcadas por el desempeño de Milei, quien se posiciona como el tercero en discordia en la disputa por el poder nacional. La incógnita pasa por cuál será el caudal electoral del diputado libertario, que crece con velocidad y ya ronda los 15 puntos a nivel nacional. “La candidatura de Milei fragmenta a la oposición y le permite al PJ tener más competitividad para las PASO y la primera vuelta”, opina Federico Aurelio, de Aresco.
Los analistas dudan de si el techo de Milei se ubicará en torno a los veinte puntos. No solo notan que crece de manera significativa, sino que su perfil hace un “match” con el nivel de descontento social con la dirigencia política tradicional. Es más, Isonomía detectó recientemente un giro relevante en la característica demográfica de los votantes de Milei: el libertario tiende a tener un peor desempeño en la Ciudad, donde sorteó su primer test electoral en 2021, y a crecer en el interior del país. Su nivel de adhesión, si bien se alimenta de más votantes del ecosistema de JxC, comienza a ser transversal: les sacaría seguidores a todas las fuerzas. De hecho, Córdoba advierte en sus trabajos que ni Larreta ni Bullrich retienen los votos de su contrincante en una primera vuelta, lo cual beneficiaría a Milei, según el consultor. En tanto, Aurelio plantea Milei podría ser competitivo en la primera vuelta dependiendo de quién gane la interna de JxC.
Entre los analistas hay diferentes visiones sobre qué postulante del FDT tendría más chances de ganar la general, pero coinciden en un punto: Fernández llegará sin poder electoral. “El candidato más competitivo del oficialismo sigue siendo Cristina Kirchner, más allá del rechazo que genera”, dice Fornoni. En el sondeo de diciembre de Management & Fit la vicepresidenta tiene un 26% de imagen positiva y un 64% de negativa. Massa, por su parte, tiene un 24% de valoración y un 57% de nivel de rechazo. El panorama es más desalentador para el Presidente, que tiene un 80% de imagen negativa.
Cristina Kirchner también se ubica entre los políticos más valorados, según la encuesta de Poliarquía de enero. Un 17% de los consultados la eligió como la dirigente que les “gusta”. La siguen Milei (11%), Mauricio Macri (7%), Alberto Fernández (5%), Bullrich (5%) y Larreta (5%).
Por su parte, Aurelio considera que Massa es el dirigente del FDT que luce más “competitivo” porque tiene “menos imagen negativa y más capacidad para cautivar a un votante no kirchnerista y no peronista” que sus rivales internos. En las encuestas de Aresco, Fernández, Cristina Kirchner y Macri son los dirigentes con mayor imagen negativa. Acosta, de Analogías, también identifica al ministro de como la figura del oficialismo con más chances de pelear por la Presidencia. En tanto, el director de la consultora Zuban Córdoba cree que Massa sería más competitivo en un eventual ballottage que en las PASO o la general. “La política comente un error estratégico al no pensar la elección desde la segunda vuelta”, subraya Córdoba.
La mayoría de los encuestadores aventura que Macri, al igual que Cristina, tendría inconvenientes para sumar adhesiones en una elección general, ya que sus niveles de rechazo se mantienen altos. Por caso, su imagen negativa llega al 53%, según el estudio de Poliarquía del mes pasado. A su vez, los analistas visualizan una interna muy pareja entre Larreta y Bullrich, por el crecimiento que exhibió la titular de Pro en los últimos meses -Aresco o Analogías la muestran como la más competitiva- y el estancamiento del jefe porteño, que por ahora mantiene una ventaja en Buenos Aires.
Fuente La Nación