Por Joaquín Sánchez Mariño
En una entrevista exclusiva en la sede del gobierno en Kiev en la que pasa día y noche desde que comenzó la invasión rusa, el periodista y mano derecha del Presidente ucraniano evalúa las sensaciones en su país tras un año de conflicto, la batalla clave de Bakhmut y deja un mensaje para la región
Es un día frío de invierno en la ciudad de Kiev. Por la noche nevó y los cordones de las veredas están cubiertos de blanco. La cita para la entrevista es a las doce del mediodía en una dirección exacta, pero al llegar resulta ser tan solo el punto de inicio de un largo camino. Para llegar hasta el despacho de Mijailo Podoliak tendremos que pasar tres puestos de seguridad y caminar varias cuadras en una especie de laberinto. Pero vale la pena, Podoliak es uno de los principales asesores del presidente Zelensky, sino el principal, y es la primera vez que habla con un medio de América Latina.
Las precisiones del lugar no se pueden compartir, pero el primer encuentro es con su secretario en un check-point de seguridad. Comenzamos a caminar por un barrio residencial, entramos en una especie de callejón, luego al patio interno de un edificio y damos a parar en la puerta trasera de un gran complejo. Allí nos revisa una nueva posta de seguridad: entregamos los documentos y los equipos. Pasamos. Seguimos avanzando y de repente aparecemos en el parking de un edificio que parece familiar. Entramos por una puerta lateral y nos topamos con dos militares más. Pasamos los equipos por un scanner, volvemos a entregar los documentos, y finalmente avanzamos hacia un ascensor. Recién ahí nos dicen dónde estamos: es el edificio de gobierno de Ucrania, el mismo en el que trabaja todos los días el presidente Zelensky, el mismo desde el cual graba sus comunicados, y el mismo donde el 25 de febrero del 2022 filmó un video selfie para decirle al mundo que él, el presidente de Ucrania, no se había ido a ningún lado, que seguía en Kiev junto a sus colaboradores, y que no escaparía del ataque ruso. Para muchos, fue el momento en que Zelensky se convirtió en Zelensky, el líder mundial que llevaría adelante esta guerra. En ese video había cinco personas, el de su derecha era justamente Mijailo Podoliak, que desde el primer día de la invasión se instaló en este mismo edificio y se quedó a vivir, literalmente.
Desde entonces, nunca más se fue. Solo una vez por semana se le permite volver a su casa, ver a su esposa, tener un pequeño respiro de vida. El resto de los días está acá, en la misma oficina cercana a la del presidente en la que ahora recibe a Infobae. Mientras lo esperamos, su secretario nos permite hurgar en los rincones sin restricción. Tiene ocho pares de zapatillas y zapatos, unos botines de papi fútbol, un arma -una pistola automática- en su escritorio, una bandera de Ucrania plegada y otra en un mástil. Tiene un cuadro de sí mismo con dos alas negras que le salen de la espalda -”un regalo, como casi todo lo que ven acá”, dirá- y un muñeco de juguete también con su cara y su ropa. En la biblioteca hay algunos libros y un muñequito en miniatura de Zelensky vestido de uniforme militar. Hay un portaretratos con postales de correo con su imagen, y hay un cuadro con la foto de dos combatientes de la planta de Azovstal, uno de los lugares icónicos de esta guerra, donde los soldados ucranianos resistieron semanas ante el asedio ruso en Mariupol.
Mijailo Podoliak posa en su despacho en Kiev, Ucrania
Podoliak es un hombre serio, o al menos esta versión de él lo es. De su vida habla poco, dice que no es el momento. Nació en Lviv, Ucrania, en 1972. En los años noventa se fue a vivir a Bielorusia y allí se convirtió en periodista. Durante muchos años fue editor de un medio opositor al ya entonces dictador bieloruso, Aleksandr Lukashenko. Finalmente, Podoliak fue invitado a retirarse del país. Volvió a Ucrania y comenzó a trabajar como asesor de varios políticos. En abril de 2020 llegó al gobierno de Zelensky. Desde entonces se convirtió en su asesor de mayor confianza, y se dice que es quien lo ayuda con los discursos, además de asesorar a todos los ministros en lo que pueden o no pueden decir.
Se convirtió en uno de los voceros principales durante la guerra, y cuando alguna pregunta lo incomoda o prefiere evitarla, simplemente dice que hablará de eso cuando la guerra termine. Lo dirá algunas veces en esta entrevista. Por lo demás, habla con la firmeza de quien sabe que en ese mismo instante se está jugando su papel en la historia.
-Imagino el peso que debe significar llevar adelante un país en guerra. ¿Cómo lo lleva usted?
-Y… es una guerra. Tiene leyes distintas y ritmos de vida distintos. Hay muchas tragedias pero también mucho heroísmo. Estamos en un momento histórico. Cada persona hizo su propia elección y esto no son solo palabras, es algo muy concreto: mucha gente fue al frente a defender al país. Yo entiendo que a miles de kilómetros esto no se entienda tanto, que pueda parecer que es una guerra por un pequeño territorio, pero no es así. Y cada día vemos los ejemplos y el costo que se está pagando. Tenemos 14 millones de personas que perdieron sus casas, su trabajo, la carrera laboral, que perdieron la posibilidad de estudiar o de tener una vida como la que tienen ustedes. Ustedes la tienen, ellos la perdieron.
-¿Qué es lo más duro de este año? ¿Y en qué cambiaron como país?
-Por un lado, están las personas que perdieron a sus seres queridos, civiles y militares, y están los niños que perdieron a sus padres. Y cuando ves los ojos de estos niños, ves la fortaleza y la resistencia que tienen… Hoy somos distintos. Hoy Ucrania es distinta. Hoy Ucrania está formando agenda diaria globalmente, hoy Ucrania muestra que no hay que darse vuelta para otro lado cuando hay miedo, hoy Ucrania hace entender a todo el mundo que si quieres vivir en el mundo libre, tienes que pagar por ello. Y en este año nosotros entendimos muy bien qué tenemos que hacer: ganar la guerra para que todos, y ustedes incluidos, también puedan vivir en un mundo distinto. Eso primero. Y segundo, entendimos que cada día hay que levantarse y hacer, sin importar qué pase a tu alrededor, hay que tomar decisiones y asumir responsabilidades. Hablar hablar y hablar para que nadie se quede con preguntas sobre porqué vino Rusia acá y porque no se puede negociar ningún punto medio.
En su despacho, Podoliak tiene un cuadro de sí mismo con dos alas negras que le salen de la espalda. ”Un regalo, como casi todo lo que ven acá”, dijo
-¿Cómo se las arreglan para combinar el manejo del país y el manejo de la guerra? Porque tienen que llevar adelante la campaña de defensa contra Rusia pero también hacer que el país funcione, que haya transporte, electricidad, etcétera. ¿Cómo lo logran?
-Es un sistema de manejo del país, en una situación de guerra. Resuelves muchos problemas al mismo tiempo. Hay mucha gente preparada en muchos niveles, gente que no es pública, que tomaron en sus manos muchas responsabilidades funcionales, y las están resolviendo. El presidente formó un sistema vertical en el cual hay mucha gente que entiende qué debe hacer, tanto en la infraestructura civil como en las cuestiones militares. Y por otro lado están las conversaciones con los distintos socios o aliados, enfocados en la posibilidad de tener todo lo necesario para las distintas etapas de la guerra.
-El presidente Zelensky asumió el 20 de mayo del 2019. Atravesó la pandemia y luego empezó la guerra. Imagino que ninguno del equipo llegó al gobierno esperando enfrentarse con esta situación, sin embargo el mundo entero está asombrado con cómo la llevan adelante. ¿Fue simplemente suerte o tenían un equipo armado para una situación como esta?
-¿Usted sabe qué produce la guerra? La guerra hace que todas las personas muestren quiénes son realmente. No solo del lado interior, sino también en las capacidades. La guerra acentúa si tú puedes esto y tú puedes aquello. Y en primer plano salen las personas que pueden tomar responsabilidades y entienden qué trabajo hay que hacer y cómo hay que hacerlo. Hay personas que están dispuestas a dejar todo el tiempo en ello, entendiendo que otras personas en otros niveles también dejan su tiempo y su vida para llegar a un resultado. Entonces, la guerra deja en evidencia todo lo que uno es capaz o no es capaz de hacer.
-¿Usted está viviendo acá, en este mismo edificio en el que trabaja?
-Sí, exactamente. Nosotros estamos acá desde el primer día de la guerra. El 24 de febrero a las siete de la mañana nosotros ya estábamos en este edificio, con todo en funcionamiento para hacer nuestra vida cotidiana acá adentro, estando informados todo el tiempo para tomar las decisiones necesarias.
Una pistola automática y un cuchillo en el escritorio de Podoliak
-¿Cómo es un día en su vida?
-Siempre a la mañana veo toda la información que se juntó a la noche. Mucha de ella es confidencial y nos sirve para saber dónde estamos parados en cada momento de la guerra. Es muy importante eso. La información exacta nos da la posibilidad de reaccionar adecuadamente a cualquier situación. Rusia además siempre suma su influencia para manipular la información que aparece. No solo para quebrar a Ucrania psicológicamente sino también para influenciar a otros países que nos están apoyando. Por eso dicen cosas como que esta guerra durará mucho tiempo, que va a alargarse y demás. Es para asustar a la gente.
-¿Podría decirme cómo fue ese primer día, ese 24 de febrero?
-A la 4 de la mañana aproximadamente hubo unas explosiones. Algunas incluso sucedieron cerca de mi casa. Yo me levanté y entendí al instante que había empezado la guerra. Había mucha gente que quería irse de la ciudad, y es entendible porque es una reacción normal. Después empezamos a trabajar activamente y a tomar decisiones. El presidente hizo una junta del Consejo de Seguridad para que se tomaran las decisiones correctas, y después se hicieron reuniones con el Gabinete de Ministros y el Consejo Supremo del Parlamento para poder hacer el sistema de gestión. También hubo reuniones con nuestros socios. Los primeros días todo era evaluación evaluación y evaluación, tomar decisiones anti crisis. Cuando empieza una guerra o una crisis lo más importante que hay que entender es cómo estás preparado para eso, cómo estás preparado a reaccionar, y si estás listo psicológicamente para soportarlo. Si estás preparado para procesar rápido la información y si estás en condiciones de hacer las preguntas indicadas para averiguar algo, y así tomar decisiones. Esto es muy importante porque cuando hay una crisis grande tiene que haber personas dispuestas a hacer de todo y Ucrania tiene mucha suerte porque el presidente Zelensky fue absolutamente preciso desde el principio. Empezó a tomar las decisiones correctas. Y también tenemos suerte porque hay mucha gente, no todos de la esfera pública, que pudieron tomar decisiones. Y eso nos dio la oportunidad de tomar control de la información desde el primer momento y tomar decisiones correctas.
Soldados ucranianos caminan por delante de los restos de un camión militar calcinado en una calle de Kiev, Ucrania, el 26 de febrero de 2022 (AP Foto/Efrem Lukatsky)
-¿Cómo se gestó aquel video selfie del 25 de febrero, en el que el presidente anunció que estaba en Kiev, y en el que usted lo acompañaba?
-No había un plan de difusión del video, quiero que ustedes entiendan una cosa muy simple: si hay algo naturalmente sincero, va a difundirse muy rápido y dar un efecto impactante. Rusia en los primeros días quería engañar al mundo y a Ucrania diciendo que nuestro gobierno se había escapado, que no había nadie en la capital, que no había gobierno en Kive y que el presidente había huído. Esto fue un punto clave en sus narrativas de propaganda rusa. Podríamos salir todo el tiempo y decir que estamos acá. Y entendiendo los tiempos en que vivimos, el presidente decidió hacer ese video usando óptimamente el instrumento en esa situación. Grabamos el video justo ahí, en el patio de la oficina del presidente, donde estábamos el Presidente, el Primer Ministro, el jefe de la fracción, el Jefe de la Oficina del presidente y yo. Todos los que estamos siempre acá. Justamente así se mostró que nadie iba a dejar Kiev. Todos entendieron qué había que hacer, que muchas personas debían quedarse en sus lugares, que la situación así estaría controlada. Sí, es difícil pero fue controlada. Nosotros no somos Rusia, estamos preparados para sacrificarnos por nuestro país.
-No solo es uno de los principales asesores del presidente Zelensky sino que también los une una amistad. ¿Tienen momentos de intimidad en los que se permitan relajar un instante, tener una conversación banal, olvidarse de la guerra aunque sea por un minuto?
-Algunos de esos momentos ocurren pero no vamos a contar demasiado hasta que se termine la guerra. Por supuesto que hay que tener momentos en los que poder reírse, no se puede estar todo el tiempo analizando las hojas trágicas y solamente tomar decisiones y decisiones. Hay que hablar de otras cosas que te pueden distraer un poco, y esos momentos nos dan la posibilidad de poder trabajar sin parar, como lo venimos haciendo hace un año. Pero ustedes ahora están acá y esta mañana hubo bombardeos, hubo pérdidas, y todo eso es muy difícil. Pero sí, usted tiene razón, hay que saber hablar de otras cosas también.
-Sabemos que en estos meses la batalla está concentrada en la ciudad de Bakhmut, en la región del Donbás. Internacionalmente se discute por qué no se retiran de ahí, teniendo en cuenta que el asedio ruso es muy potente y se están poniendo muchos recursos, humanos y militares, en resistir. ¿Cómo es verdaderamente la situación allí?
-Ahí están las batallas más difíciles e intensas, sí. Rusia usa todas sus fuerzas allá, y está sucediendo lo que no queremos que suceda en esta guerra: contacto directo de tiroteos cara a cara. Por eso siempre decimos a nuestros aliados que necesitamos armas con la fuerza suficiente y adecuada para cada situación. Necesitamos un aumento de armas para poder sacarlos de las posiciones del frente y alejarlos.
Militares ucranianos disparan un cañón autopropulsado 2S7 Pion hacia posiciones rusas en una línea de frente cerca de Bakhmut en la región de Donetsk, Ucrania, el 24 de enero de 2023 (REUTERS/Oleksandr Ratushniak)
-¿Por qué es tan importante Bakhmut?
-Por varias razones. Uno: porque hace 6 meses ahí hay enfrentamientos y Rusia no logró avanzar. Dos: porque no se puede dejar atrás un territorio así nomás. Es importante que la gente entienda que es nuestro territorio, no se puede decir: tomen esto o tomen aquello. Sería muy dañino para nosotros y muy positivo para Rusia, que es el país agresor. Tres: si un país quiere ser respetado, tiene que saber cómo defenderse a sí mismo y no mentirse tratando de inventar causas políticas para justificar las pérdidas. Ucrania está demostrando que vamos a pelear muy fuerte por cada parte de nuestra tierra. Cuatro y esto es muy importante: dar esta batalla nos da la posibilidad de destruir tropas rusas muy efectivamente. Ahí tenemos una estructura armada y nuestro ejército está trabajando muy bien. Rusia juntó posiciones y todavía está funcionando. Tiene al grupo Wagner y a los presos combatientes y a todo el resto. Y nosotros tenemos que maximizar nuestras posiciones para poder destruir todo eso, porque cuando empecemos los contraataques tendremos menos respuestas profesionales de parte de los rusos. Y esa es una de las metas claves. Pero más allá de todo esto, las decisiones sobre la línea de frente las toma el staff de generales. Ellos evalúan toda la información muy precisamente y entienden muy bien los recursos que tenemos y los recursos que tiene el otro, y saben exactamente en qué etapa de la batalla está Bakhmut. Por eso creo que la situación está controlada. Rusia hace acciones ofensivas porque tienen que mostrar algunos resultados, pero esta etapa de la guerra es sobre la iniciativa estratégica, y por ahora está en manos de Ucrania, y así queremos que sea hasta el fin de la guerra.
-Por último, ¿cómo están sus relaciones políticas con América Latina? Sienten que han recibido suficiente apoyo de la región en general?
-Lo primero que debo decir es que cada país tiene la libertad y el derecho de evaluar esta guerra y tomar la posición que considere. Y depende de eso si decide ayudar a Ucrania o no. Es un derecho de cada país elegir cómo quiere ser que se escriban los libros de historia en el futuro. Dicho eso, ¿usted sabe cuál podría ser la ayuda más importante de América latina? Entender la naturaleza de la guerra. No se trata de una guerra abstracta por territorio, ni de una Rusia abstracta que podría dar una propuesta económica. Lo que hay es una Rusia que vino a un país ajeno a matar a la gente de ese país y a prohibirles que tengan un país. Y Ucrania hace un año está defendiendo su derecho a existir de manera heroica. El derecho de su gente, el derecho a vivir como ellos quieren. Por supuesto, sería deseable que en América Latina pudieran mirar a sus hijos y a sus mujeres y a sus padres y entendieran que este es el comportamiento correcto. Ucrania defiende a los suyos, Rusia vino a matar a territorio ajeno. Por eso Rusia tiene que perder esta guerra. Cuando nosotros decimos que en el corazón hay dios, no son solo palabras, es un entendimiento: quién eres, qué eres y a qué estás dispuesto. Ucrania está dispuesta a morir por sus hijos. Solamente quiero que en América Latina se entienda esto. Esa va a ser la ayuda más grande que podemos recibir, y lo que más va a ayudar a que olviden para siempre a Rusia como un posible socio.
Fotos y video: Franco Fafasul
Fuente Infoba