Tras los esfuerzos diplomáticos liderados por el secretario de Estado de los EE. UU., Israel se comprometió con EE. UU., entre otras cosas, a no autorizar puestos de avanzada adicionales en Cisjordania en los próximos meses, más allá de los ya decididos por el Gabinete.
Por Eldad Shavit
A cambio, los palestinos acordaron retirar su demanda de que el Consejo de Seguridad de la ONU vote una resolución propuesta que condena a Israel.
Empero, todos los miembros del Consejo, incluido EE. UU., apoyaron una declaración presidencial (la primera de este tipo sobre la cuestión palestina en muchos años), que, entre otras cosas, expresa una «profunda preocupación y consternación por el anuncio de Israel… [de] construcción y expansión de los asentamientos y la ‘legalización’ de los asentamientos de avanzada. El Consejo de Seguridad reitera que las continuas actividades de asentamientos israelíes están poniendo en peligro la viabilidad de la solución de dos Estados basada en las líneas de 1967”.
Sin dar más detalles, el Consejo también condenó “todos los actos de violencia contra civiles, incluidos los actos de terrorismo”.
Durante el debate previo a la declaración, la embajadora de EE. UU. ante la ONU, Linda Thomas Greenfield, dijo que EE. UU. “se opone firmemente al anuncio de Israel de iniciar un proceso para legalizar retroactivamente nueve puestos de avanzada en Cisjordania que eran anteriormente ilegales bajo ley israelí».
Incluso si el anuncio tiene solo un significado simbólico, el respaldo de EE. UU. refleja la profunda preocupación de la Administración, como así también sus altos funcionarios expresaron en una larga serie de mensajes en las últimas semanas, de que las acciones unilaterales tomadas por Israel, en su opinión, socavarán cualquier posibilidad futura de impulsar un proceso basado en la visión de dos estados.
La Administración, que pidió no dejarse arrastrar por la posibilidad de vetar una decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que esté en consonancia con su posición, seguirá presionando a las partes para que mantengan la calma y eviten medidas que amenacen el statu quo.
Sin embargo, el curso de acción actual no debe verse como una garantía de que la Administración actuará de manera similar también en el futuro.
A pesar de la fuerte amistad de Biden y su Administración con Israel; EE. UU. no ha ocultado su preocupación y descontento con los procesos liderados por el Gobierno israelí, tanto en lo que respecta a la arena palestina como a la legislación en el ámbito judicial.
Si Israel ignora los mensajes provenientes de Washington y los descarta con el argumento de que Estados Unidos no debe interferir en los asuntos internos de Israel; las relaciones entre Estados Unidos e Israel se verán afectadas.
Socavará su capacidad para mantener el discurso requerido sobre temas de seguridad que están en el centro de los intereses israelíes, especialmente ahora que Irán continúa su impulso de progreso en el campo nuclear.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
Fuente Aurora