Por Jorge Rodríguez
Es un conjunto de trece manzanas, que representan algo más de la tercera parte del barrio descrito en las primeras líneas. Tiene unas 35 mil personas. Conforme se las ve en el mapa que elaboré hace no muchos años, son las manzanas desde la 13 a la 26.
El inicio de este conglomerado fueron tres villas conocidas bajo los números 1, 11 y 14, a las que se le fueron sumando las construcciones de los llamados barrios Illia y Rivadavia, más un grupo de viviendas colectivas y un par de manzanas ubicadas en las proximidades de las avenidas Castañares y Corea, que a veces el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires denomina villa 13 Bis. Distintos grupos de vecinos, estiman que en total viven allí 100 mil personas.
EL TERRITORIO LIBERADO PERUANO
Tiene un perímetro delimitado por las avenidas Riestra, Bonorino, un pequeño tramo de Perito Moreno y Varela, hasta llegar a los fondos del club Daom, el depósito Balvastro y las viviendas colectivas de avenida Bonorino. Posee un total de once calles internas que aparecen señaladas con números romanos en el mapa, la mayoría de las cuales tienen salida al exterior del Territorio Peruano. En la foto aérea que tomé, se puede ver la casi totalidad de este sector. En Perú la denominan la villa de los Terrucos, un término que deriva de terrorista y que significa lisa y llanamente Sendero Luminoso.
Las manzanas 21, 22 y 23 constituyen el núcleo duro del cártel peruano y en el mapa se encuentran remarcadas con una suerte de letra “Y” de color rojo. Se destacan allí lugares como el Córner de Lalo y los Diez Mandamientos, llamado así ya que en su pared había una pintada con los mismos que luego fue borrada, debido a que las autoridades de la iglesia estaban muy ofendidas. Allí se ubica la casa 102 de la manzana 22, que en realidad es una puerta desde la cual se puede recorrer todo el interior de esa manzana. Durante las noches y hasta que amanece, en esas tres manzanas están bloquedas las señales de teléfonos celulares.
En la manzana 15 del mapa, se puede ver la Canchita de los Paraguayos señalada en rojo, célebre ya que en la misma hubo varias masacres entre grupos narcos. Entre las manzanas 24 y 25, por avenida Bonorino, muy cerca de allí, sucedió la Masacre del Señor de los Milagros del 29 de octubre de 2005, en la cual fueron asesinadas cinco personas, incluyendo un bebé de siete meses. Alionso Rutilio “Ruti” Ramos Mariño -su hermano Esidio Tobaldo, alias “Meteoro”, fue otro gatillero- y Roger Reyes Subiela, ex sargento II del Ejército Peruano, fueron condenados luego por la masacre.
UN POCO DE HISTORIA
En el año 1999 el 12 de febrero fueron asesinados Julio Chamorro Rebollar y cinco de sus secuaces. Él fue el narco peruano que desalojó a “Los Paraguayos” de Julio Valderrama en el 97. Luego del asesinato de Chamorro, empezó a gestarse el cártel peruano a partir de Marco Antonio “Marcos” Estrada González y de los hermanos Ramos Mariños, “Ruti” y “Meteoro”. Se supone que los tres asesinaron a su empleador Chamorro en la Canchita, cuestión que negaron durante años. Venían con un prontuario bastante importante, a partir de sus actividades en Sendero Luminoso, más distintos delitos cometidos también en Perú. No mucho tiempo después, los tres fueron detenidos por ventas de drogas. Primero fue liberado “Marcos” y luego los hermanos, ahí fue cuando empezó el enfrentamiento y se rompió la sociedad por cuestiones de dineros. “Meteoro” a su vez fue asesinado en la villa 31 de Retiro, en la que se había refugiado luego de que intentaron matar a “Marcos” en la procesión mencionada. Creía que no le iba a pasar nada allí, pero en una operación en la que hubo casi 48 horas de disparos, los hombres de “Marcos” lo terminaron asesinando. El enfrentamiento entre “Marcos” y “Ruti”, dejó un tendal de muertos en CABA -no menos de cien personas- que continúa hasta la actualidad. Aunque siempre fueron muy cuidadosos, ya que casi no hubo asesinados en el Territorio Peruano, pero sí hubo muertos a 100 metros o menos, tal como los cuatro paraguayos fusilados en el 2015 en Perito Moreno, a pasos de Varela. Total, en general, intervenía la fiscalía de Parque Patricios y Nueva Pompeya, que obtuvo un récord increíble: durante unas dos décadas y en más de 150 crímenes, sus funcionarios no pudieron o no quisieron esclarecer ni uno sólo de los mismos. Ni siquiera el de un peruano, al que en el 2015 en un taxi que se encontraba detenido en el semáforo de avenida Chiclana esquina Castro Barros, le descargaron un cargador completo de fusil AK 47.
Mis fuentes limeñas afirman que se produce cocaína en el territorio hace no menos de 18 años. Antes de eso, la droga llegaba al país por vía terrestre en ladrillos o por “mulas” –“burrier” las llaman en Perú- que traían las “pepas” en sus organismos. Fue una época en la que continuamente aparecían cuerpos abiertos en canal, tanto en contenedores de basura como en calles, pero también a metros del territorio peruano. Hace años dejaron de aparecer esos cuerpos, un claro indicador del proceso de elaboración de cocaína en el territorio. Paralelamente a la apertura de los laboratorios, se fue desarrollando un importante aparato militar, constituido por policías y miembros del ejército y la marina peruanos, como el detenido en la Masacre del Señor de los Milagros. Dicho aparato, justamente, le fue dando al grupo criminal el carácter de cartel. También se desarrolló un importante aparato de producción, con técnicos químicos traídos desde Perú. En la rama comercial, en cambio, había y hay gente de muchas nacionalidades.
EL CARTEL EN LA ACTUALIDAD
Las ventas tanto minoristas como mayoristas fueron y son de mucha importancia en las trece manzanas del Territorio Peruano. Tanto de cocaína como de paco, es decir, alto y bajo, como se las conoce en Perú. En menor medida se sigue vendiendo cannabis de origen paraguayo. Además de los lugares ya mencionados, se destacan San Jorge y San Juan en las manzanas 19 y 16. En muchos de los puestos de venta, pueden seguir viéndose colas de adictos y revendedores como hace algunos años.
Asimismo hay guardias por todo el perímetro del territorio, en los techos de las construcciones, aunque ya no se los ve con fusiles AK 47 ni Fal como hace unos años. Los “arreglos” que pagan a los gobiernos, les garantizan que sólo habrá simulaciones de allanamientos y que serán previamente avisados de esas fantochadas. También hay “culatas” recorriendo a pie las once calles internas, tanto las que tienen salidas al exterior como las que no. Este es un concepto relativo, ya que como puede verse en la tercera fotografía ante una alerta en cuestión de minutos, pueden armar una empalizada y uno no ingresa o, lo que es peor, queda adentro del territorio. En el lugar, los estados nacional y porteño son ausentes absolutos y las fuerzas policiales nunca ingresan al mismo. Por lo demás, las fincas siguen creciendo hacia el cielo, ya que se continúan construyendo pisos, nadie controla el ingreso de materiales de construcción y existen además tres corralones en el territorio peruano. Todo es una fiesta por allí: tanto en Riestra como en Varela pueden verse tres filas de vehículos estacionados, como si fuera algo normal.
La cocaína que se elabora es muy superior al 90 por ciento de pureza y su precio mayorista oscila entre los 12 y los 15 mil dólares por kilo, valores muy superiores a las elaboradas en Perú, Bolivia o Colombia -entre 6 y 8 mil dólares- y que por lo tanto hace imposible su exportación. Inciden en los elevados valores, las dificultades y costos de traer pasta básica desde Perú, lo oneroso de traer técnicos químicos, como también de importar “culatas” y “soldados” peruanos. También en general son más elevados los precios de los trece precursores químicos -que se utilizan alternativamente- que detallo en mi libro “Laboratorios de Cocaína de la Ciudad de Buenos Aires” y que fuera un documento oficial de nuestra Legislatura (se puede leer o bajar gratis en jorrodblog.wordpress.com).
Por otra parte, nobleza obliga, hay que reconocer otro aporte a la no lucha contra el narcotráfico del humorista Aníbal Fernández -quien simula ser ministro de Seguridad- ya que de los seis puestos de gendarmes que había en la 1-11-14, sólo queda uno sólo frente a la capilla fundada por el gran cura Rodolfo Ricciardelli, en la avenida Perito Moreno, a 250 metros del Territorio Peruano. Los que no están contentos son los adictos que, sin bajarse de sus vehículos, compraban alto o bajo en la esquina de Riestra y Bonorino a metros del puesto de los gendarmes y sin correr riegos. Hoy también los vendedores se acercan a los coches, pero la historia ya es otra, por cuanto no están esos gendarmes cuidando las ventas. No obstante, a ningún ladrón se le ocurriría robar por allí, ya que los peruanos lo convierten rápidamente en cebiche. Y lo mismo hacen con los paqueros, quienes ni bien compran tienen que volar del lugar. Los muchachos peruanos cuidan en detalle su imagen.
En junio del 2022, “Marcos” cumplía una pena de 24 años en Marcos Paz, y se le dio la opción por la figura legal del extrañamiento de volverse a Perú. Discrepan mis fuentes sobre cuánto le costó el retorno. Su hermano Fernando -conocido como “Pity”– siempre fue su colaborador más directo. También las fuentes discrepan sobre si está en Perú o en cambio sigue aquí dirigiendo todo, conforme las directivas de su hermano. John Paul Revilla Estrada, conocido como “Burro”, es el sobrino preferido de los hermanos. Dos veces fue expulsado de Argentina -en 2017 y 2021- y aparentemente estaría por acá, desarrollando los “negocios” del clan familiar. Siempre la dirección de Migraciones fue un desastre, pero mucho más desde que el presidente Alberto Fernández puso al frente de la misma a una mujer totalmente inútil e ignorante de fronteras y migraciones (que además porta el apellido de un célebre grupo mafioso santafesino, ligado al lopezregismo y la derecha peronista). Malandras y narcos entran al país alegremente, aún cuando tiene prohibición de ingresar. Y luego, ante las detenciones, esta mujer dice, sin siquiera ruborizarse, que no sabe ni por dónde ni cuándo ingresaron.
La cuestión es que el cártel peruano sigue gozando de buena salud, con su conducción única y organizada. Mientras mercenarios disfrazados de periodistas nos cuentan que el grupo está partido y nos hablan de supuestos grandes narcos, como el “Loco” Morán, “Dumbo”, “Pantro”, los “Antiguos” o la “Mona Chita”, que en realidad sólo son de niveles medios o bajos y le sirven al sistema para vendernos cuando caen que detuvieron a Pablo Escobar.
Cuesta mucho saber realmente quién dirige un cartel: durante años todos pensamos que el dueño del Sinaloa era el “Chapo” Guzmán, hasta que nos enteramos que el verdadero dueño sería Ismael “El Mayo” Zambada. La cuestión es que en estos días cayó también Ovidio, uno de los hijos del “Chapo”, el cual también podría ser deportado a USA. Las cuestiones mexicanas nos enseñan además que los carteles pueden permitirse que caigan las cabezas principales, ya que tienen definido quiénes serán sus reemplazantes. Mientras tanto, la prensa canalla y amarilla sigue mintiendo, vendiéndonos que unos cuantos perejiles son tan peligrosos como los hermanos Rodríguez Orejuela, de Cali. O que se están preparando mil efectivos de Policía de la Ciudad para hacerse cargo de la villa. Cuando la realidad nos muestra que sus comisarías tienen la cuarta parte o menos del personal de cualquier ex comisaría de la Policía Federal, por lo tanto, mil efectivos son un perfecto disparate.
Resulta muy gracioso, además, ver a distintos políticos y periodistas que en el 2015 se horrorizaban por la producción de cocaína en la 1-11-14 y ahora se hacen olímpicamente los bobos, asegurando que en Argentina no se producen drogas. Las cuestiones de Colombia y México nos dejan bien en claro que los narcos compran políticos y periodistas como si fueran calzones, porque además de las siderales cifras de dinero que manejan, su consigna sigue siendo “plata o plomo”.
Fuente Realpolitik