Por Jorge Lanata
Antes de llegar al Salón Oval, el Presidente se tomó unos días en Nueva York y viajó con una comitiva de 57 personas. Una foto para demostrar que existe pero sin ningún valor extra en Estados Unidos.
Fotografiarme es una manera de demostrar que existo. Podrá ser una selfie, con el mejor perfil y trompita o podrá ser una toma con alguien famoso, una imagen que permita sostener una anécdota común. “Obvio que lo conocí, nada, fue breve pero quedamos amigos. Pegamos onda de inmediato”.
Aparezco, luego soy. Si no fuera Presidente, el presente de Alberto seria hoy similar al de Rodolfo Salim, el alter ego de Jorge Asis en su novela “Cuaderno del acostado”.
Salim dejo de vender sus libros y el mundo comenzó a olvidarlo: el teléfono dejo de sonar, fue expulsado de los mailings y vive en estado de pensamiento rumiante, preguntándose como pudo llegar acá.
Pero desde que le confirmaron el encuentro con Biden, Alberto estaba exultante y nervioso como antes de una primera cita. La agenda del Presidente marcaba un viaje a Santo Domingo entre el 24 y el 25 de marzo para asistir a la 28ª Cumbre Iberoamericana.Para los flashes. El apretón de manos protocal. En Washington dicen que Biden tiene varios de estos encuentros por semana. Foto: AP
Se encontraría con Biden el 29, por lo que decidió tomarse una especie de fin de semana largo: desde Dominicana a Nueva York, dos días allí y luego a Washignton para lograr su foto. No valía la pena volver a Buenos Aires.
Segun el expediente EX/2023/ 29644636, la Secretaría General contrato un Airbus A-330 de Aerolíneas Argentinas con capacidad para 262 pasajeros. Costó, ida y vuelta, unos US$ 350.000. Aunque nunca se difunde el detalle de las comitivas, Clarín pudo reconstruirlo: viajaron 57 personas, a saber:
* El Presidente, Fabiola Yáñez, el canciller Santiago Cafiero, el ministro de Seguridad Aníbal Fernandez (¿perdón?), el Secretario General Julio Vitobello y la portavoza Gabriela Cerruti.
* Personal de apoyo de Casa Militar: 6 personas. (¿what?)
* Custodia: 7 personas.
* Ceremonial: 8 personas (¿tanta gente para enseñarles a usar los cubiertos?).
* Prensa: 8 personas (¿what the fuck?).
* 1 Médico presidencial.
* Personal de Cancillería: 4 personas.
* Personal del Ministerio de Seguridad: 1 persona (¿Aníbal se sentía solo?).
* 1 “Asesora de imagen de la Primera Dama”: Carolina Marafioti, invitada a la fiesta de Olivos durante la cuarentena. Caro también tiene como clientas a Nancy Duplaá y Andrea Rincón. La única actividad de agenda propia de Fabiola fue una visita al MOMA, en Nueva York.La imagen difundida de la fiestta de cumpleaños de Fabiola Yañez en la etapa más dura de la cuarentena,
* 15 periodistas: 3 de TV Pública y el resto de Telam, Perfil, Infobae, Clarín, El Destape, Crónica, Letra P, Página/12, Diario.Ar, Tiempo, NA y C5N. A los periodistas se les facilitó el vuelo, pero no el hospedaje.
Alberto aterrizo en Nueva York el domingo a la tarde, sin agenda y con dos días libres. Se alojó en el hotel Park Hyatt, frente al Central Park, donde las suites cuestan desde US$ 3.500 por noche. El lunes se difundió su primera -insólita- actividad: tuvo una videoconferencia (un Zoom) con el matemático argentino Luis Caffarelli, primer latinoamericano en recibir el Premio Abel, una especie de Nobel de esa disciplina. A menos que se les haya cortado el Wi-Fi ese encuentro bien pudo realizarse en Olivos.
Almorzó en The Capital Grille, un steakhouse, y luego mantuvo un encuentro -al menos fue presencial- con “académicas y académicos” argentinos que trabajan en distintas universidades neoyorquinas.
También visitó la muestra “Trazos de resiliencia”, de Sandra Mayo,en el Consulado argentino. Por la noche participó de una cena en el Council of the Americas. Allí solo asistieron 38 ejecutivos de segunda línea de Chevron, Volkswagen, Quilmes y JP Morgan. La mayoría argentinos.Alberto Fernández y Fabiola Yañez, junto a Susan Segal en la cena del Council of the Americas
Ante una circunstancia similar, pero en el Waldorf Astoria, Cristina logró reunir mas de 300 empresarios y un número parecido acompañó a Macri en ocasión de su visita a Trump en 2017. A la falta de interés de los supuestos inversores se sumaron errores inexplicables: uno de los principales inversores de Wall Street con fuertes posiciones de deuda argentina figuraba en la lista de posibles invitados, pero nunca nadie lo llamó. Para intentar sumarse al evento el financista llamo al Council y del otro lado de la línea le dijeron secamente: “No hay mas lugar”.
-Esta visita a NY de Alberto fue totalmente irrelevante -le dijo a Clarín un financiero de Wall Street.
-Sergio Massa es bastante más inteligente y ni apareció donde no tiene nada que ofrecer -siguió-. El encuentro con Biden tampoco es importante para Wall Street: Alberto puede buscar en la Casa Blanca apoyo para que el FMI sea mas flexible con la Argentina,y en Wall Street lo que queremos es que el Fondo sea mas estricto con el país. No solo no suma, sino que resta.
Un lobista radicado en Washington hace mas de veinte años le dijo a este diario que la agenda de Alberto con Biden es una muestra de la falta de relación entre los dos países:
“En Washington sorprende la falta de empatía del presidente, el poco entendimiento de la cultura americana. Venir a un encuentro con Biden para hablar de Milei o de Patricia Bullrich es inentendible”, dijo.
Y concluyó: “Yo sé que a los argentinos les gusta pensar que la foto en la Casa Blanca es un mensaje, pero la verdad es que una foto así ocurre para Biden todas las semanas“.
Fuente Clarin