Por Ricardo Ferrer Picado
A pesar de la pruebas, el país andino perdió la oportunidad de condenar a un miembro del grupo radical islamista libanés
Después de casi diez años de proceso, marchas, contramarchas, el pasado martes 11 de abril un Tribunal Nacional del Perú absolvió nuevamente de todas las acusaciones de terrorismo al ciudadano libanés de 35 años, Muhamad Ghaleb Hamdar, que fue arrestado el 28 de octubre de 2014 en Lima y acusado de fraude de identidad y dos cargos de conspiración para cometer un acto de terrorismo. El 5 de abril de 2017, Hamdar había sido absuelto de todos los cargos de terrorismo por un tribunal inferior, pero condenado a seis años de prisión por fraude de identidad. El 26 de octubre de 2017, la Corte Suprema de Justicia de Perú anuló la decisión judicial anterior y ordenó un nuevo juicio de Hamdar y su esposa por los cargos de terrorismo. El nuevo juicio comenzó el 10 de enero de 2019 y concluyó el pasado 11 de abril de 2023 con la decisión de tres magistrados por unanimidad de absolver a Hamdar y su esposa de los cargos de terrorismo por cuestiones procedimentales que no hacen al fondo de la acusación. La decisión del tribunal será apelada por los fiscales antiterroristas; sin embargo, no se sabrá hasta dentro de varios meses cómo se pronunciará la Corte Suprema de Justicia peruana sobre la apelación.
Así se perdió una instancia vital aunque se apelará a alzada y probablemente no quedará firme la sentencia de absolución generando nuevas esperanzas para restringir el accionar de Hezbollah y que Perú tome nuevamente la vanguardia de la lucha contra el terrorismo. Perú tuvo la oportunidad de demostrar su compromiso en la lucha contra el terrorismo y de convertirse en un ejemplo para otras naciones en la región. De haber resultado culpable, Hamdar hubiese sido la primera condena por terrorismo de un operativo de Hezbollah en América del Sur. Una vez más, la convergencia entre el Crimen Organizado Transnacional con el Terrorismo, que tiene confluencias con sectores reaccionarios, iliberales y antidemocráticos, avanza a sus anchas con impunidad que se traduce en inestabilidad, caos e inseguridad para los latinoamericanos que permanecemos amenazados.
El libanés Muhamad Ghaleb Hamdar (vinculado a Salman El Reda, un colombiano convertido al Islam, casado con Silvina Saín, hermana de Karina, secretaria del ex agregado cultural Moshen Rabbani en Buenos Aires, sindicado como el autor intelectual del atentado a la AMIA, y jefe de operaciones exteriores de Hezbollah en Latinoamérica) llega a Lima el 3 de noviembre de 2013, con 28 años y un pasaporte falso de Sierra Leona con el nombre de Muhamad Ghaleb Hamdar. A las pocas semanas de llegar a Perú, Hamdar se casó con una peruana estadounidense de doble nacionalidad llamada Carmen Carrión a la que no había visto antes, lo que le habilitaba para obtener la residencia en los Estados Unidos.
El entonces contexto, para analistas como Joseph Humire del Center for Secure Free Society, se desarrollaba en el plan de venganza tras la muerte en 2008 de Imad Mugniyeh, el jefe de Inteligencia política de Hezbolah que había pasado a la clandestinidad en Siria. El jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, había dicho ante su deceso: “Nos vamos a vengar, no importa si toma cinco, diez o vente años. Consumaremos atentados exitosos, siempre seremos una amenaza y generaremos infinitos complots”.
Concordantemente, en este estadío de post muerte de Mugniyeh y venganza declarada públicamente, se comienza por Hezbollah un reclutamiento, entre 2008 y 2010, en el que en 2009 fue captado Hamdar, cuyo padre tenía negocios textiles en Africa. Hamdar habría recibido instrucción entre su captación y 2011 en Liberia, donde habría recibido la documentación apócrifa de Sierra Leona, con la que previamente viajó a Venezuela entre 2011 y 2012, según registran los sellos y estampillas en su pasaporte. Probablemente en tierra bolivariana haya recibido asistencia o participado de alguna misión. Luego regresa a África y desde allí se dirige a Perú en noviembre de 2013. Así concreta su segunda estancia en un país de América Latina, como operativo de Hezbollah y probablemente con los planes e instrucciones de la organización de vengar a Mugniyeh.
El 11 de marzo de 2014, Hamdar salió de Perú rumbo a Brasil y no regresó a Lima hasta el 8 de julio de 2014, cuatro meses después, justo el mismo día que su esposa regresó al Perú procedente de los Estados Unidos.
El 9 de octubre de 2014, la esposa de Hamdar, Carmen Carrión Vela, deja Perú para regresar a los Estados Unidos.
El 28 de octubre de 2014, Hamdar fue arrestado por la unidad de Antiterrorismo de la Policia de Perú (DIRCOTE) en su departamento de Surquillo, en el distrito de Lima, y acusado de suplantación de identidad en concurso para cometer un acto de terrorismo. En su detención, se hallaron sustancias explosivas (tnt, nitroglicerina) en su basura y restos en su mano izquierda, y varios archivos encriptados, tarjetas de memoria externa e imágenes de probables objetivos, lo que denotó la realización de actividades de vigilancia e inteligencia. Su esposa fue arrestada al año siguiente, el 26 de noviembre de 2015.
Muhamad Ghaleb Hamdar fue juzgado en tribunales de Perú
El primer juicio por terrorismo contra Hamdar comenzó en abril de 2016 y terminó en abril de 2017 condenándolo por fraude de identidad pero absolviéndolo de los cargos de terrorismo, tal como se señalara anteriormente. Sin embargo, la absolución de Hamdar fue anulada en octubre de 2017 cuando los fiscales antiterroristas de Perú interpusieron un recurso de apelación ante la Corte Suprema de Justicia de Perú. El nuevo juicio por terrorismo contra Hamdar comenzó en enero de 2019 y la absolución fue tomada por un Corte Federal de Apelaciones del Perú en abril de 2023, en razón de errores procesales, pero no del fondo del asunto, que realmente compromete a la seguridad pública del Perú y la Región.
Mientras tanto, Hamdar fue designado especialmente en la Global Terrorist (SDGT) por la OFAC del Departamento del Tesoro y por el Departamento de Estado, que mencionó de manera destacada en el reporte anual sobre Terrorismo desde 2016.
En tanto, el pasado martes 11 de abril, la Corte Nacional descalificó muchos aspectos de la investigación de la DIRCOTE sobre la base de que la investigación violó los derechos constitucionales y por errores de procedimiento.
Su defensa logró que el tribunal acreditara ante la duda generada (in dubio pro reo) que cuando Hamdar fue detenido por la policía antiterrorista fue torturado psicológicamente, incitándolo a proporcionar una confesión a los fiscales y la policía. Allí fue cuando manifestó ser un operativo de Hezbollah. El Tribunal argumentó que cuando Hamdar fue interrogado careció de un intérprete-traductor en su lengua, el árabe. Y solo tenía un intérprete de inglés.
La Corte dijo que Hamdar no registró ninguna llamada telefónica al Líbano, por lo tanto, no pudo concluir que estaba reportando actvidades a Hezbollah. Cómo si éste en 2014 fuera el único medio y no existiesen otras complicidades.
Asimismo, la Corte dijo que los rastros de sustancias químicas utilizadas para explosivos (TNT, Nitroglicerina, etc.) encontrado en la persona de Hamdar y en su departamento en el momento de su arresto no fueron sustanciales en cantidad ni claramente documentados en su acusación.
Basado en esta línea de razonamiento y con el argumento de que los derechos constitucionales de Hamdar fueron vulnerados, la Corte Nacional de Perú dictó un veredicto de no culpabilidad y por consiguiente de absolución.
Se configura un caso en el que no se ha definido un tribunal por el fondo -su pertenencia a Hezbollah de la que se caracterizó como operativo-, en razón de errores procedimentales que implican un apego a garantías de Derechos Humanos, que pueden encuadrarse en un exceso ritual manifiesto que atenta a la sustanciación de la Justicia en el Estado de Derecho peruano.
Foto de archivo de Muhamad Ghaleb Hamdar en un tribunal peruano
Tras atentados como el de la Embajada de Israel, el plenamente acreditado en su autoría por Hezbollah -brazo terrorista del opresor régimen de los ayatollah en Irán- de AMIA, el vuelo 901 de Alas Chiripanas de Panamá, el homicidio del fiscal Nisman, en 2018 se comenzó un camino que limitó y expone a Hezbollah y sus acciones, al designarse como organización terrorista vía decreto 489 firmado por el presidente Mauricio Macri el 16 de julio de 2019, creando el RePET, un registro público de entidades terroristas en Argentina; la posterior designación en Paraguay de Hezbollah como organización terrorista vía decreto 2307 firmado por el presidente Mario Abdo Benítez el 9 de agosto de 2019; así como la designación en Colombia también como entidad terrorista firmada por el presidente Iván Duque el 16 enero de 2020.
El camino que se comenzó en América Latina está plagado de obstáculos pero, como la causa de la libertad confiera la dignidad a las personas y sus comunidades, nunca se detiene y progresa, si no en la Justicia, en la opinión de la ciudadanía crítica en la que reside la conciencia de virtud justicia.
El caso Hamdar tiene una última apelación y, si es aceptada, será juzgado nuevamente por la Corte Suprema.
Allí, Perú tendrá nuevamente la oportunidad de retomar la vanguardia. A finales del siglo pasado, Perú alcanzó una victoria histórica sobre el terrorismo genocida de Sendero Luminoso y el MRTA. Esta victoria fue tan contundente que forzó a ambas organizaciones a aliarse y reinventarse a través de una estrategia gramsciana para debilitar estructuralmente su objetivo y volver a atacar aliado a organizaciones del crimen organizado narco y del terrorismo global como Hezbollah en sus objetivos de disolver la república democracia y sus valores, que incluyen a todos los peruanos en la dignidad.
Hoy en día, Perú se enfrenta a una ofensiva solapada del terrorismo internacional y sus nuevos aliados.
La lucha contra el terrorismo es crucial para la seguridad de Perú y la región. Así como en AMIA, nunca actúan en soledad, siempre tienen colaboración local, en una coordinación inteligente, planificadas minuciosamente como una pieza de relojería con una red que quizás hasta desconoció al momento de su actividad, pero que le seguía el rastro. Que tiene proyectados escenarios y estrategias narrativas y legales tan sigilosas y meticulosas como el lavado y servicios realizados por quienes jamás sospecharían de la red a la que asisten.
Fuente Infobae