¿Podrá Sergio Massa ganarle la pulseada al dólar aún de la mano del FMI?
Daniel Fernández Canedo
Si el ministro busca ser el candidato del Frente de Todos, deberá generar condiciones para ilusionar con cierto grado de estabilidad en las semanas que vienen.
“El martes no sabíamos si llegábamos al viernes, y acá estamos” dijo Andrés “Cuervo” Larroque dando por superada la corrida cambiaria desatada hace dos semanas y que todavía decanta.
Mientras el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense y jefe de Cámpora destacaba el papel del ministro de Economía en la crisis, el equipo de Sergio Massa negociaba un auxilio de emergencia para poder superar efectivamente la segunda corrida cambiaria fuerte de esta etapa del kirchnerismo: la primera después de la renuncia de Martín Guzmán.
En la búsqueda de un préstamo de emergencia para fortalecer las reservas del Banco Central (las netas estarían por debajo de US$ 1.000 millones) la primera ventanilla en la lista es la del Fondo Monetario Internacional.
Pero el dato llamativo fue que el viceministro y el jefe de asesores de Economía, Gabriel Rubinstein y Leonardo Madcur iban a viajar a Washington, pero no lo hicieron. Dejaron trascender que todo sigue por zoom.
El Gobierno quiere que el FMI adelante, por lo menos, US$ 5.000 millones de los casi US$ 11.000 millones que tiene previsto desembolsar este año. El organismo duda de esa operación basándose en temor manifiesto.
Los técnicos del Fondo consideran que el adelantamiento del crédito sería utilizado para financiar el atraso cambiario que mantiene el Gobierno. Poder vender dólares baratos es una tentación grande para cualquier funcionario.
En otras palabras, que el FMI le daría US$ 5.000 millones para que el Gobierno los vaya vendiendo a razón de los $ 222 de dólar oficial cuando el mercado considera que el dólar es de $ 455 en el contado con liquidación.
Ya la supuesta autorización del Fondo para operar con bonos dolarizados le abre la puerta al Gobierno a una jugada riesgosa, aunque el ministro parece dispuesto a enfrentar cualquier riesgo en su intento de lograr alguna estabilización.
De hecho, subir las tasa de referencia 10 puntos para llevarla de un salto a 91% anual (7,6% mensual y 141% efectiva anual) muestra que todos los instrumentos están siendo utilizados al máximo.
Con una inflación en 7,7% por mes, el proceso de indexación es galopante y entendible: nadie quiere perder en esa carrera y desenredar esa madeja será un trabajo enorme para la próxima administración y para toda la población.
Como está planteado el desequilibrado esquema oficial el corto plazo se presenta marcado por la escasez de dólares y el exceso de pesos.
Así, los economistas coinciden en tres puntos: indexación del tipo cambio oficial; menos dólares oficiales para pagar importaciones y un marco de incertidumbre a partir de la fijación de precios en función de un dólar más alto que los $ 222 del oficial.
Quien tenga que fijar precios o valores para un contrato, ¿qué dólar tomará como referencia $ 222, $ 400, $ 467?
El costo de la incertidumbre es fuerte y el gobierno perdió hasta la voluntad de defender como valor de referencia válido al dólar oficial.
En la carrera por la indexación, los gremios aceleran el pedido de actualización trimestral y de sumas fijas para compensar la fuerte caída del poder de compra de los salarios, pero la inflación superior a 100% anual resulta implacable.
El título del último informe de la consultora Ecolatina es “El estrés cambiario se traslada a los precios” calculando el aumento en 6.000 bienes durables en la última semana de abril, el mes en que el dólar blue subió 19,7% entre puntas.
La inflación en esas categorías fue de 6% en promedio y en el análisis destaca que hay subas “defensivas” (de 10 a 25%) por la incertidumbre sobre el costo de reposición futuro en un contexto inestable.
El juego del Gobierno está sobre la mesa: el ministro Massa busca ser el candidato del Frente de Todos y, para eso, deberá generar condiciones para ilusionar con alguna estabilidad.
Para eso necesitará dólares. El ministro a la caza de dólares sería el título para el inicio de varias semanas de dientes apretados.