LA HABANA, Cuba. – El demócrata James “Jimmy” Carter aterrizó en La Habana el 12 de mayo de 2002 para dar inicio a lo que fue la primera visita de un expresidente de Estados Unidos a la mayor de las Antillas desde 1959. El prestigio de Carter como embajador de los derechos humanos generó muchas expectativas sobre un posible entendimiento entre ambas naciones, aunque la administración Bush no vio con buenos ojos la pleitesía de un alto político estadounidense ante el régimen totalitario que entonces dirigía Fidel Castro.
Carter, abiertamente crítico del embargo contra Cuba, coincidía con la administración Bush en la necesidad de favorecer cambios democráticos en la Isla, pero difería por completo en cuanto a las vías que podrían propiciar dicha transición. La agenda de Carter para los cinco días de estancia en la Isla incluyó dos cenas con el dictador, intercambios con religiosos, disidentes y agricultores, así como visitas a centros médicos y científicos. Su gestión no llegó a ningún lado, ni el demócrata esperaba que su presencia cambiara la política del Gobierno cubano.
La experiencia adquirida durante su mandato en la década de 1980, cuando intentó normalizar relaciones con el castrismo, le había dejado claro que la vía para enrumbar a Cuba hacia la democracia no sería a través de negociaciones con su Gobierno. Su visita en 2002 tuvo como objetivo explorar los intereses que pudieran conectar a los pueblos de Cuba y Estados Unidos, con la intención de mejorar las relaciones bilaterales a través de la sociedad civil.
El exilio cubano también criticó ferozmente el viaje de Carter a la Isla, pues podía ser interpretado como un gesto de legitimación de la dictadura por parte de un sector político estadounidense.
Hubo también un grupo de apoyo a la misión del exmandatario estadounidense, conformado por empresarios, agricultores y congresistas de ambos partidos que estaban a favor de levantar el embargo.
Carter se dirigió al pueblo cubano a través de una intervención televisada, como años después lo haría el presidente Barack Obama, quien se convirtió en el primer mandatario estadounidense en funciones que visitó la Isla y estrechó la mano del dictador Raúl Castro, con el fin de impulsar el anhelado deshielo que terminó saboteado por la propia cúpula castrista.
Fuente Cubanet.org