LA HABANA, Cuba. – En un año tan cargado de eventos y reuniones para la maquinaria del poder, como un próximo Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), seguido de una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular y de la II Conferencia Nacional del PCC ―citas en las que de seguro se tratarán los temas que agobian a la economía cubana―, ha causado cierta extrañeza la premura con que la jerarquía castrista ha recorrido todo el país para evaluar la marcha de los compromisos productivos contraídos por los territorios.
Cualquiera diría que había desesperación entre la cúpula del poder por constatar si el país hubiese experimentado algún avance con respecto a enero de este año, fecha en la que se trazaron las metas para los distintos territorios. El nivel de la comitiva que acaba de recorrer el país, que incluye al gobernante Miguel Díaz-Canel, al primer ministro Manuel Marrero Cruz, y al sustituto de Machado Ventura en los trajines partidistas, Roberto Morales Ojeda, atestigua la importancia conferida a ese periplo.
Casi al finalizar el recorrido ―solo faltan dos territorios por ser visitados―, cada miembro del sui géneris triunvirato ofreció declaraciones a la prensa oficial. El señor Díaz-Canel, a ratos intentó matizar de optimismo sus palabras, como cuando expresó que “quienes lo están dando todo por aportar bienestar al pueblo son los que rompen el bloqueo todos los días”. Sin embargo, al final no le quedó más remedio que reconocer que “hay mucha insatisfacción”.
“No hemos logrado cambiar la situación, no se ha logrado cumplir con un grupo importante de indicadores”, dijo.
De lo dicho por el gobernante se infiere que se mantienen los problemas con la producción de alimentos, el transporte, la construcción de viviendas, la escasez de combustible, los altos precios y otras deficiencias.
El premier Marrero Cruz, por su parte, debió admitir que no se logran generalizar “algunas experiencias muy interesantes”. Acto seguido se refirió a que el Gobierno no alcanza los objetivos propuestos con la entrega de tierras ociosas; continúa muy deprimida la oferta en las actividades del comercio y la gastronomía; no disminuye el delito en las entidades estatales; y aumenta el rechazo de muchos productores privados a contratar sus producciones con las entidades gubernamentales. Sobre esto último puso como ejemplo el caso de Camagüey, donde las contrataciones gubernamentales de la leche que producen los particulares son muy bajas. Y en consecuencia el producto no toma el camino que desean las autoridades.
Sin embargo, el señor Marrero nada dice acerca del porqué los productores privados se resisten a contratar sus producciones con el Estado y prefieren hacerlo con los comercializadores privados. En primer término hay que considerar que muchas entidades estatales no les pagan con puntualidad a los productores privados ―y a veces, sencillamente, no les pagan―, y cuando lo hacen no aplican los precios de mercado, sino precios de compra calculados por burócratas, que en ocasiones no cubren el costo de producción de los que trabajan la tierra.
Por último, el organizador del Partido, el señor Morales Ojeda, no fue muy explícito en lo concerniente a mencionar fallas y deficiencias. No obstante, su llamado al reforzamiento de la laboriosidad, la honestidad, la sensibilidad y el antiimperialismo por parte del Partido, la Unión de Jóvenes Comunistas y las maltrechas organizaciones de masas (los Comités de Defensa de la Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas) constituye un indicio de que la cúpula del poder no se siente satisfecha con la actuación de sus subalternos.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Fuente Cubanet.org