Por Ignacio Ortelli
La vice instruyó a La Cámpora y a Sergio Massa para que avancen en el trazado de la estrategia y las listas. Pero el descontento de otros sectores que impulsan competencia en las PASO abrió más frentes de conflicto. La disyuntiva de los intendentes y la disputa por el Movimiento Evita.
La decisión de Cristina Kirchner de correrse de la discusión por las listas y delegar la conducción del debate en el tándem que conforman Máximo Kirchner y -en menor medida- el ministro de Economía, Sergio Massa, dejó al Frente de Todos con varios frentes de conflicto y predomina un clima de desconcierto e incertidumbre en el que abundan los interrogantes.
Lejos de cumplir con el objetivo de desalentar la competencia en las PASO, la orden que bajaron desde La Cámpora para que cada precandidato presente sus propias listas de legisladores en todo el país dio libertad de acción a muchos sectores para discutir sus propios armados electorales ó acercarse a los armadores de campaña de Daniel Scioli y Agustín Rossi. Si bien el grueso del peronismo jugará en la estructura que hoy posiciona al ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, el temor a una baja performance inquieta y moviliza a los que tienen responsabilidad territorial: gobernadores e intendentes, aunque se muestran alineados con la voluntad de La Cámpora, pregonan la idea de poder llevar las boletas de todos los candidatos.
“No soy el único. Nadie quiere lío, no nos sobra nada y una interna podría dejarnos al borde de la ruptura”, sostiene un mandatario de una provincia del norte, alarmado porque entiende que en el kirchnerismo “no son conscientes del daño” que podría generar una PASO “descontrolada”. Como contó este diario, entre los intendentes del PJ bonaerense, aunque no discutieron la orden que bajó Máximo Kirchner, crece la preocupación por los armados que empezaron a delinear los otros candidatos y analizan pedirle al jefe de La Cámpora que los habilite a llevar la boleta de todos los candidatos.
El impacto del anuncio de Tolosa Paz
La confirmación de Victoria Tolosa Paz, quien este jueves anunció que va “a competir” por la gobernación bonaerense, terminó de encender las alarmas. Un alcalde que horas antes había dudado ante Clarín sobre la eventual candidatura de la ministra de Desarrollo Social, alertó sobre el impacto que puede tener en el territorio: “Podemos perder la Nación, la Provincia y muchos municipios, ¿cuándo se van a dar cuenta de que hay que dejarse de joder?”. Un apunte: es uno de los que días atrás posó para la foto con Máximo Kirchner y Wado de Pedro.
Pero la situación parece desmadrada. “Quisieron bajarnos y nos empoderaron. Ahora ya no depende sólo de ellos (por La Cámpora) que haya lista de unidad porque hay muchos compañeros que quieren competir”, desafían desde el sciolismo.
Sucede que Cristina optó por desligarse del armado pero instruyó a La Cámpora a que apuntale a Wado de Pedro. La premisa fue que el ministro sumara voluntades y apoyos políticos y consiguiera una masa crítica que le permitiera a ella ubicarse como una mera escribana de un acuerdo ya rubricado. En su defensa, un interlocutor habitual de la vicepresidenta sostiene que no obedece a una especulación por lo que indican las encuestas. Recuerdan que ya en diciembre, antes de que la crisis económica se agudizara, cedió la posta: “Tomen el bastón de mariscal, militen, hagan política y salgan a la cancha“, reclamó horas después de ser condenada.
El mensaje fue interpretado de distinta manera en el FdT. Mientras La Cámpora lanzó el operativo clamor para intentar convencerla de que revisara su decisión de no ser candidata “a nada”, en otros sectores del oficialismo vieron la posibilidad de lanzarse y consideran que ya es tarde para que los someta a un “baño de humildad”, como hizo en 2015, cuando bajó a todos los contendientes que se habían posicionado para sucederla. “Máximo no puede bajar a nadie, pero hoy las cosas no están ni siquiera para que ella baje nadie“, dice uno de los ocho dirigentes que durante estos meses se posicionaron para ser precandidatos a presidente. Además de De Pedro, Scioli y Rossi y del coqueteo de Massa, desde el FdT se lanzaron Juan Grabois (Frente Patria Grande), Claudio Lozano (Unidad Popular), Gabriel Mariotto (Soberanxs) y Sergio Berni (La 20 de Noviembre).
Negociaciones subterráneas
La explicación de porqué tanta fragmentación la expresó con crudeza el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández: “Salvo que traigan a Juan Perón de China, va a haber PASO“.
Si bien son varios los que tienen abiertas negociaciones para confluir en la lista K, los que no se sienten contenidos empiezan a escuchar qué tienen para ofrecerles en otros búnkers. Por caso, sorprendió que a pesar de la foto que se sacó Emilio Pérsico con Cristina en el Senado, desde el Movimiento Evita haya habido sondeos con el sciolismo.
Consultado por Clarín, un importante referente de la organización no cerró la posibilidad de un acuerdo con el ex gobernador bonaerense. “Podemos competir por 15 municipios. Tenemos que tener listas en esos distritos. Veremos. En diez días vamos a expresar públicamente con quién jugaremos”, planteó.
El del Evita no es un caso aislado. En el esquema de campaña del embajador en Brasil invocan contactos con otras fuerzas y enumeran, entre otras, a Miles, el partido de Luis D’Elía, Proyecto Sur y Compromiso Federal. En tanto, ya dan por cerrada la participación del Partido del Trabajo y la Equidad (ParTE): detrás está a través de su amigo Claudio Ferreño, el presidente Alberto Fernández.
Fuente Clarin