«Nuestra idea -continuó- era entregar moléculas de ARNm seguras y codificadas con una toxina bacteriana directamente en las células cancerosas, induciendo a estas células a producir la proteína tóxica que luego las mataría».
«Es como colocar un caballo de Troya dentro de la célula cancerosa», describió Peer.
Para este experimento, los investigadores de la Universidad de Tel Aviv utilizaron la bacteria pseudomonas y las aplicaron sobre el cáncer de melanoma, «pero eso -dijo Peer- fue solo una cuestión de conveniencia».
Muchas bacterias anaerobias, especialmente las que viven en el suelo, secretan toxinas, «y la mayoría de estas toxinas probablemente se puedan usar con nuestro método», aseguró.
Peer apeló a la imagen de una «receta» para explicar el proceso que lleva al «suicidio» de las células cancerosas: cuando «leen» esa fórmula «comienzan a producir la toxina como si fuera la bacteria misma y esta toxina autoproducida eventualmente las mata».
«Así, con una simple inyección en el lecho tumoral, podemos hacer que las células cancerosas se ‘suiciden’, sin dañar las células sanas».
«Además -concluyó-, las células cancerosas no pueden desarrollar resistencia a nuestra tecnología, como sucede a menudo con la quimioterapia, porque siempre podemos usar una toxina natural diferente».
Los resultados del estudio fueron publicados en la revista especializada Theranostics y se pueden consultar, en inglés, haciendo click aquí.
Fuente Vis a Vis