Por Carlos Pagni
Igual que en San Luis, se eligen senadores nacionales; el PJ podría perder la mayoría del Senado que controla desde 1983; Massa y las dificultades económicas; la continuidad institucional con el kirchnerismo
Como casi todos los fines de semana, prácticamente, este domingo hubo elecciones. Esta vez, en San Juan. Y tienen un significado muy relevante. Se proyectan de distinta manera sobre la política nacional. El triunfo de la oposición rompe con 20 años de continuidad de gobierno peronista entre José Luis Gioja y Sergio Uñac, más allá de las internas del peronismo sanjuanino. Ganó Marcelo Orrego, candidato de Unidos por San Juan, la expresión local de Juntos por el Cambio (JxC), quien tuvo mucho apoyo de la coalición nacional a su candidatura. Debemos mencionar a una figura poco conocida, pero que está interviniendo mucho en las elecciones provinciales, con bastante éxito para JxC: es el diputado local de la ciudad de Buenos Aires Esteban Garrido.
Hay que mirar bien el caso de San Juan porque pierde el peronismo en una provincia rica por el boom de la minería. Aun cuando la minería tiene tantas dificultades todavía en la Argentina, en San Juan le cambió el rostro a la provincia. No podemos hablar de que sea una provincia que esté sumergida más allá de que, según cuentan todos los analistas de este sector de la economía, las inversiones están detenidas en el sector minero a la espera de los resultados electorales de octubre. Una provincia que a pesar de algunas excentricidades del gobernador Uñac, sobretodo en algo que parece ser una propensión de muchos políticos, que es el manejo de los recursos provinciales como si fueran recursos familiares o propios, hay un consenso de que tampoco fue tan mal administrada. Entonces, ¿por qué pierde el oficialismo? Por una cuestión elemental: el abuso del poder. Ahí está el problema de esta derrota del peronismo. Se ha despertado la sensibilidad institucional de los sanjuaninos frente a aberraciones, desviaciones de la clase política sanjuanina respecto de las reglas institucionales, del espíritu republicano.
Ya sabemos qué pasó ahí. Uñac había sido vicegobernador de Gioja, fue dos veces gobernador y pretendía una tercera gestión violando la restricción constitucional. Es entonces que se le pidió a un abogado destacado de San Juan, Miguel Arancibia, que inicie un planteo ante la Corte por esta violación a la Constitución por parte de Uñac. La Corte admitió un recurso de amparo y Uñac no lo obedeció. Pasó lo mismo en Tucumán, pero, a diferencia de San Juan, Manzur bajó su candidatura. Uñac, no. Siguió adelante. Se lo suspendió como candidato y terminó poniendo a su hermano, quien no es alguien destacado. Muchos dicen que es un hombre con problemas personales que no le permitirían estar equilibradamente al frente de la provincia. Y así cayó derrotado por esta reacción institucional, que esconde un mensaje para toda la sociedad argentina. Lo que pasa en San Juan, en un momento en donde hay una crisis en la relación entre la gente y los representantes, puede ser un espejo que adelante lo que pasará a nivel nacional.
Hay una clave en San Juan como también la hay en San Luis, donde también hubo un cambio respecto del gobierno que tuvo entre sus manos a la provincia por tanto tiempo, el de los Rodríguez Saá. En octubre, tanto en San Juan como en San Luis, se eligen senadores. Son dos de las provincias donde se disputan senadurías nacionales. Quiere decir que hay que mirar la peripecia política de San Juan, que ayer se expresó con un cambio de signo político, porque si esto se repite en la elección de senadores, si sigue esta inercia de cambio, la mayoría peronista del Senado podría estar amenazada. No depende sólo de estas dos provincias, pero no se puede negar que podrían cambiar la aritmética del Senado y abrir la posibilidad de que en el próximo gobierno el Senado ya no sea una cámara monopolizada por el peronismo, como viene ocurriendo desde el año 1983. Podría ser un cambio de primera magnitud para cualquier proyecto legislativo que pase por el Congreso, sobre todo si ese proyecto tiene que ver con un gobierno de Juntos por el Cambio. Pasaría a tener un Senado más disponible de lo que lo tuvieron otras experiencias no peronistas. Y también, si hubiera un gobierno peronista, sería la primera vez en la que experimente dificultades en el Senado. Es por ello que estamos frente a la posibilidad de que se concrete un cambio muy importante para la vida nacional.
Tanto lo de San Juan como lo de Tucumán, con la intervención de la Corte para garantizar el juego republicano en las provincias, se proyecta en la Capital. En la Capital Federal, hay una discusión respecto de las condiciones y/o requisitos de Jorge Macri para ser precandidato a jefe de Gobierno del Pro en la interna de Juntos por el Cambio contra Martín Lousteau. Este lunes hubo fallo de la Justicia Electoral porteño que habilitó a Macri para ser candidato. ¿Cuál es la discusión? Se trata de una disputa de carácter formal. La Constitución local le pide al candidato a jefe de Gobierno que haya vivido cinco años en la ciudad de Buenos Aires. ¿Cinco años inmediatamente anteriores o solamente en algún momento de su vida? Los que objetan a Jorge Macri dicen “tendrían que ser cinco años anteriores”. Jorge Macri se defiende alegando que “la idea de que tienen que ser cinco años inmediatamente anteriores debería estar expresada explícitamente en el artículo que establece los requisitos para el jefe de Gobierno”. ¿Por qué? Porque en el caso de los legisladores porteño, cuando habla de los años que tiene que vivir un candidato a legislador de la ciudad, indica expresamente que tienen que ser inmediatamente anteriores. Si no lo menciona en el caso del jefe de Gobierno es porque ese requisito no tiene valor. Es cierto que hay quienes dicen, con sentido común, que no es posible que un candidato a legislador tenga más limitaciones que un candidato a jefe de Gobierno.
La discusión sigue abierta porque este fallo de la Justicia local va a ser apelado. Va a ser tratado por el Tribunal Superior de la Ciudad. Y ahí se plantea un problema. Porque el Tribunal ya se expresó en un tema idéntico, que era la candidatura de Adrián Pérez, que tenía los mismos problemas que Jorge Macri. Sin embargo, para el caso de Pérez, se le dijo que no podía ser jefe de Gobierno por no tener los cinco años de residencia inmediatamente anteriores. Hay dos jueces a los que que se considera ligados al peronismo que ya se pronunciaron en esa dirección en el caso Pérez. Son Alicia Ruiz y Luis Lozano. Queda por saber qué va a pasar con Inés Weinberg, Marcela De Langhe y Santiago Otamendi. No sabemos qué van a decir estos tres jueces. Otra cuestión es saber qué pasará con este caso en la Corte Suprema, adonde ya fue planteado el conflicto. La Corte ya le remitió el planteo al procurador Eduardo Casal. Hay quienes dicen que, a lo mejor, la Corte tiene la posibilidad de demostrar ecuanimidad bajando un candidato del Pro así como bajó en Tucumán y San Juan dos candidatos del peronismo.
Por supuesto, todo esto lo impulsa principalmente a Martín Lousteau, que inició una polémica muy simpática con Jorge Macri. El jueves pasado fue el lanzamiento de Lousteau, donde había mucha gente de Larreta. Se coreaba un canto preguntádole a Jorge Macri “Decime de qué barrio sos”. Contesta Jorge Macri y dice: “Lousteau, ¿cuántas veces me vas a preguntar de qué barrio soy? ¿125?” Ya sabemos que significa Lousteau y 125. Y si no lo sabemos, Cristina Kirhcner lo recuerda frecuentemente ya que lo culpa de haberle hecho cometer el error de la Resolución 125 de retenciones. Está en una posición complicada Larreta acá ya que Jorge Macri es el candidato del Pro, su partido. Pero Lousteau es un aliado directo del candidato a vicepresidente de Larreta, Gerardo Morales. ¿Cómo va a resolver Larreta este dilema?
Larreta, en realidad, está desplegando en la ciudad de Buenos Aires un duelo con Mauricio Macri, que es uno de los duelos que se está librando en Juntos por el Cambio y el Pro. Mauricio Macri ha sido hasta ahora el mayor aval que ha tenido Jorge Macri como candidato, lo que le sirve a Cristina Kirchner para chicanear diciendo: “¿Cómo van a buscar un candidato a Vicente López, que es el primo, para que sea candidato a jefe de Gobierno en la Ciudad? Si lo hiciéramos los peronistas, nos hablarían de feudalismo, de feudos”. Quiere decir que se proyectó sobre la ciudad de Buenos Aires el problema que tiene que ver con las reglas de juego para las candidaturas.
Al peronismo no le resulta indiferente todo esto porque, en el fondo, el PJ de la capital juega secretamente esta disputa entre Macri y Lousteau. Por eso los jueces ligados al PJ de la Capital favorecen la candidatura de Jorge Macri. Apuestan a que Jorge Macri derrote al candidato radical Martín Lousteau. Pensando en ese resultado donde se impone Jorge Macri y pierde Lousteau, en el peronismo porteño piensan: “Van a quedar vacantes una cantidad de votos filo-radicales, afines al estilo radical, que nosotros podríamos captar con nuestro candidato Leandro Santoro, que proviene de la UCR”. Hablamos de un radical devenido kirchnerista o, más bien, albertista. Esto significa que el apellido Macri recibe el apoyo del peronismo en la Capital Federal para que pierda Lousteau y sus votos vayan para el alfonsinista Santoro.
La derrota de San Juan se transforma también en un dato inquietante para Massa. Massa ya está organizando su campaña, que para él es mucho más clave que para cualquier otro, porque las circunstancias objetivas con las que tiene que luchar son casi inflexibles: un mal gobierno de Alberto Fernández; el mismo Massa que es una figura muy conocida que no sorprende; la inflación como tema central del que cuelgan todos los problemas de la economía y que empeora. Massa estuvo pensando en la campaña este fin de semana. Su casa fue una romería. Hasta Daniel Scioli pasó por ahí, que ahora es íntimo amigo del ministro. Estuvo también el asesor principal de campaña, que es un español, un catalán, llamado Antoni Gutiérrez-Rubí, y fue hasta ahora asesor de “Wado” de Pedro. Gutiérrez-Rubí fue una figura clave de la campaña de Cristina Kirchner en 2017 en la provincia de Buenos Aires. Es interesante el papel de Gutiérrez-Rubí porque es un experto en comunicación política que en 2019 escribió un libro que se llama “La gestión de las emociones políticas”. Ahora forma parte de una campaña donde pareciera que lo crucial es lo emocional. Entonces a Massa todo este equipo de campaña le recomienda cercanía con la gente y hacer pequeños anuncios. Se va abrazar de esta manera al gasoducto, que tal vez terminellamándose Sergio Massa.
Las apuestas de Massa van a estar todas puestas en la campaña ya que las condiciones objetivas, los verdaderos enemigos de Massa están en la economía. Si vemos la variación anual del ingreso individual de la gente entre los primeros trimestres -porque el Indec mide el ingreso en el primer trimestre del año como sucedió en la última medición- podemos ver la diferencia del 2020 al 2018. La caída del ingreso entre esos dos primeros trimestres fue de 15,74%.
Entre el primer trimestre de 2022 y el primer trimestre de 2020, que es el período de la pandemia, la caída del ingreso individual fue de 6,95%.
Si tomamos el primer trimestre de 2022, en donde Massa no gobernaba, estaba Martín Guzmán, y lo comparamos con el primer trimestre de este año, se registra una caída del 5,33% del ingreso.
Lo que hay que mirar es la relación entre el número y el período y llama la atención cómo en muy poco tiempo, entre 2023 y 2022, cayó 5,33% y sin pandemia. Este es un drama político, que complica al oficialismo por completo. Probablemente, mirando estos números Cristina Kirchner debe haber pensado: “Mejor que vaya Massa a competir porque hay un riesgo de derrota que no lo quiero absorber yo porque por suerte, gracias a Dios, -dicho con toda ironía- estoy proscripta. Y tampoco lo quiero asumir con una figura tan ligada a mí como Wado de Pedro”. Es decir, estos malos números deben haber hecho que Cristina bendiga que los gobernadores le hayan “impuesto” a Massa.
Ahora vamos a ver estos mismos números, pero discriminados por estrato social. Compara de igual modo el primer trimestre del 2020 con el 2018. Luego el de 2022 con el de 2020. Y el de 2023 con el de 2022. En este último período, el estrato bajo pierde 7,30% del ingreso. Es el sector donde más afecta esta política económica que devora el ingreso por la vía de la inflación. Para la gente humilde, Massa fue peor que la pandemia. Con Massa pierde menos ingresos el que tiene más altos ingresos. El dato del estrato bajo es lo que debe estar preocupando al kirchnerismo y explica la interna kirchnerista. Este es uno de los problemas objetivos que tiene Massa como ministro de Economía y como candidato a presidente.
El segundo problema grave tiene que ver con la caída de reservas del Banco Central. La cantidad de reservas brutas líquidas, de reservas disponibles para operar, que tiene el Banco Central, que incluye los depósitos en dólares de la gente, son 5116 millones de dólares, de los cuales 2516 millones son en dólares y 2600 millones en yuanes. Los Derechos Especiales de Giro, que es la moneda del FMI, se consumieron todos, justamente por los pagos al Fondo.
Importa mirar los yuanes, donde hay una extraordinaria opacidad. No sabemos de cuántos yuanes dispone el Banco Central para operar, sea pagándole al Fondo, sea pagando importaciones que vienen de China. Si fueran cinco mil millones -no lo sabemos- tendría el Banco Central 2600 millones disponibles. Si fueran 10 mil millones tendría 7600 millones de dólares disponibles. Quiere decir que, en tal caso, si la suma fuera de 10 mil millones de dólares disponibles, y no cinco, estaría en una situación más holgada porque estaríamos en más o menos 12.116 millones de dólares de reservas brutas líquidas. Nadie fuera del Gobierno sabe las condiciones para usar los yuanes, ni cuándo hay que devolverlos. Porque va a haber que devolverlos y para eso hay que usar dólares para comprarlos. Hay una espada de Damocles para las futuras administraciones en el Banco Central por estas urgencias que tiene el gobierno con las reservas.
¿Qué quiere decir que haya pocas reservas? Que hay poco dinero para financiar importaciones, lo que significa que las empresas que necesitan bienes de capital para fabricar productos, o necesitan insumos, no los van a tener. Esto supone un estrangulamiento en la actividad económica. Ese estrangulamiento, esa caída en el nivel de actividad que se cruzaría con el alza de la inflación, ya lo estamos verificando. Este viernes se conoció el Estimador Mensual de la Actividad Económica y reflejó una caída de 4.2% respecto del año pasado y de 2% respecto del mes anterior. Muy afectado todo esto por la contracción que produjo la sequía.
Con estos números tan complicados, Massa tiene que negociar con el FMI. ¿Qué alternativas tiene? La primera, descartada, es que le adelanten más fondos de los que le van a pagar este año usando el dinero de un eventual programa nuevo del año que viene, que se le quitarían al próximo gobierno. Eso está descartado. Quedan dos opciones: la primera, que haya algún ajuste, que no sería una devaluación. El Gobierno tiene pánico a una devaluación que sería desordenada, desprovista de un programa económico global, que implique política monetaria, fiscal, etc. Sería una devaluación que probablemente desataría una carrera de precios en los alimentos, con consecuencias sociales que, no sólo el Gobierno, también el FMI teme. Es decir, le tendrían que pedir a Massa algo que él sabe hacer, que es que dibuje algún ajuste como por ejemplo entorpecer las importaciones, para gastar menos dólares, con algún tipo de aumento de aranceles. Todo esto es recesivo, no tiene otra salida, y sucede en medio de la campaña electoral.
La otra opción es que la Argentina deje de pagar. Cuando se deja de pagar al Fondo, se entra en una situación que, para salir de ella una vez que pasaron seis meses, hay que pagar toda la deuda junta, que es una deuda muy importante. Salvo que retome los pagos a los seis meses, ya sería el próximo gobierno. Por eso algunos dicen que no es tan preocupante que deje de pagar para el Fondo porque pueden pensar que el próximo gobierno, dentro de seis meses, va a pagar. Algo de esto hizo relampaguear Leopoldo Moreau, cuando dijo que Amado Boudou está trabajando con Massa en pensar una alternativa al acuerdo con el Fondo. ¿A Massa le puede interesar esto? A lo mejor en algún pliegue de su cabeza piensa: “En medio de la campaña quizá puedo conseguir votos kirchneristas, quedar bien con Cristina etc., dejando de pagar, sabiendo que no sería tan dramático”. Ahora bien: la pregunta es para qué pagó todo este tiempo si iba a dejar de pagar.
Todos los que conocen la entretela de la negociación suponen que va a haber pagos, que va a haber desembolsos y que va a haber algo parecido a un ajuste que aproxime un poco más los números de Massa a los números con los cuales se comprometió Massa.
Hay algo importante en todo esto que es el contexto geopolítico de esta negociación y una noticia que apareció en los últimos días: había una gran presión que venía de la presidencia de China para que la Argentina compre aviones de guerra chinos de fabricación paquistaní. Estados Unidos estaba mirando muy atentamente esto. Para entender la relación China-Estados Unidos hay que entender que hay dos campos: el de la competencia, que tiene que ver con lo comercial; y el campo del conflicto, que tiene que ver con la seguridad internacional y la Defensa. Si la Argentina compra aviones de guerra chinos, ya no es que se está alineando con China en términos comerciales, lo cual hace también Estados Unidos, sino que está pisando la arena del eventual conflicto militar. Curiosamente, mientras Massa negocia con el Fondo aparece la noticia de que los aviones se los compraríamos a India.
En la tapa de The Economist de hace dos números se lee: “El nuevo mejor amigo de Estados Unidos. India, por qué es indispensable”. Es decir, nos desalineamos de China y le estaríamos comprando no solamente al nuevo mejor amigo de Estados Unidos, sino que le estaríamos comprando esos aviones a un enemigo acérrimo de Pakistán, que es donde se fabrican los aviones chinos. Es decir que el Gobierno, sensible a la negociación internacional rompe lo que podría haber sido un alineamiento con China derivado del viaje de Massa a ese país.
El otro problema de Massa no es ya el panorama objetivo de la economía, todas estas dificultades que lo encuentran a él como ministro y candidato a presidente al mismo tiempo, sino la propia interna peronista. Massa obtuvo la candidatura presidencial, hizo todo por obtenerla, hizo muchísimas gestiones subterráneas con gobernadores, sobre todo, y a espaldas de quien parecía era su aliado, Máximo Kirchner, para voltear la candidatura de Wado de Pedro. Una vez que obtuvo la candidatura, aplicó el poder que le daba esa candidatura para volver a Tigre y ensañarse con el intendente de Tigre que fue su heredero -se parece a lo de San Juan entre Gioja y Uñac- que es Julio Zamora.
Hubo presiones de todo tipo sobre funcionarios de Zamora, amenazas con video, con causas judiciales, etc., que después se fueron desvaneciendo. ¿Cuál era el objetivo? Que Zamora se retire de la interna de Unión por la Patria para dejarle el campo libre a Malena Galmarini, la esposa de Massa que quiere ser intendenta de Tigre. Aparentemente los Massa, Sergio y Malena Galmarini, lo sabremos en las próximas horas cuando se termine de definir la cuestión, se encontraron con un límite que tal vez ellos desconocen. No es expreso, pero es muy difícil que Zamora haya sido habilitado para llevar la lista completa de Unión por la Patria, sin la aprobación de Cristina Kirchner. Esto que implica que va a ir colgado a la candidatura de Massa y también a la candidatura de Juan Grabois, con una peculiaridad: también Malena Galmarini iría con la candidatura de Massa y de Grabois. Por lo tanto, a lo mejor con su propia voluntad, juntaría votos para el adversario de su esposo en la interna de Unión por la Patria. Hay que recordar que Cristina Kirchner presentó un acuerdo con Massa, con los gobernadores, con Alberto Fernández, como la unidad de esa fuerza política. Pero no hay unidad: hay dos candidatos.
La candidatura de Grabois es importante porque también aparece algo sugerente, que es que también va con toda la lista de Unión por la Patria. Es decir, hay gente que va a poder votar Grabois-Máximo Kirchner. Eso no hubiera sucedido si Cristina y su hijo no le hubieran querido dar aire a Grabois, pensando en limitar a Massa, en retener los votos que frente a un Massa que mucha gente ve como muy de derecha, podría ir a la abstención o a una izquierda más radicalizada.
Hay quienes dicen que para mirar este conflicto, un poco debajo del agua, entre Massa y los Kirchner hay que mirar los pocos lugares que le dio La Cámpora a Massa en las listas de la provincia de Buenos Aires. Hay otros que contestan que a Massa no le afecta demasiado porque los lugares que no consiguió en la lista de Unión por la Patria, los logró poniendo gente propia en las listas de Milei, gracias a acuerdos tácitos, entre el massismo y Milei. O por lo menos con los dirigentes que manejan La libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires.
¿Cuánta gente que apoyaba a Wado no terminará apoyando a Grabois? ¿En qué medida no va a tener un volumen de votos superior al que uno podría imaginar pensándolo a Grabois aislado? Massa está pensando en este problema, sabe que hay un límite a su candidatura y eventual liderazgo, por eso se empeña en negociar con gobernadores amigos para que no le den la lista a Grabois. Por ejemplo, el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, que es muy cercano a Massa, no va colgado de la candidatura de Grabois. El gobernador de Formosa, Gildo Insfran, hizo lo mismo. Igual que el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, probablemente el mayor aliado de Massa en el interior del país. El candidato a gobernador Hugo Passalacqua sigue esa línea aunque hay que mirar a Rovira, el verdadero líder del peronismo misionero, que no solamente no va a ser un afluente de la candidatura de Grabois sino que le acaba de juntar 78 intendentes a Massa para pronunciarse a favor de su candidatura en la provincia.
Esto recuerda un poco los primeros movimientos de Alberto Fernández cuando se convirtió en candidato. ¿Nace el massismo? ¿Ya está la semilla del massismo contra los Kirchner? ¿Ya están los Kirchner socavando la candidatura de Massa? Son preguntas razonables si uno tiene en cuenta las experiencias kirchneristas anteriores.
Todo esto se alimenta de algo obvio. Ya sucedió con Fernández, ahora sucede con Massa, probablemente de manera acentuada. El kirchnerismo debe resignarse a que no es mayoría en el país, a que le cuesta obtener una mayoría, que le cuesta superar determinadas barreras electorales y debe recurrir como candidato a alguien muy ajeno a su sensibilidad, a su forma de presentar las cosas, de entender la política de entender el país.
Massa es un candidato pro empresas lo que, muchas veces, puede ser visto como antimercado. Es un candidato con alineamientos internos distintos de los del kirchnerismo. Por ejemplo, estas connivencias y afinidades con todo lo que es La Libertad Avanza de Milei, que lo hace a Massa reencontrarse con su pasado en la UceDe. Hay un alineamiento externo que es nítidamente distinto. Si uno mira con lupa cuáles son las relaciones de Massa, por ejemplo, con Estados Unidos y la derecha republicana, va a encontrarse con la gente que pide que Cristina vaya presa. Hay una concepción de la economía distinta, muy intervencionista en Massa y muy estatista en Cristina. Pero hay rasgos parecidos. Cuando uno mira lo que pasó en Tigre, hay un manejo del poder parecido. Hay que recordar aquella frase que se le atribuye a aquel viejo caudillo peronista correntino Julio Romero: “Poder que no abusa pierde prestigio”. Poder es abuso de poder. Ahí hay una concepción similar. Si uno mira lo que está pasando en el Congreso, sin luces y en cámara lenta, mira la avanzada del kirchnerismo sobre la Corte a través del juicio político que se libra en la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados. Ahí hay dos nombres en los que debemos detenernos: Ramiro Gutiérrez y Micaela Morán. Son dos diputados de Massa que también están llevando adelante el ataque contra la Corte.
Hay una polémica que se encendió mucho con Elisa Carrió en las últimas horas. Ella vincula a Massa y Malena Galmarini con el narcotráfico. Malena Galmarini salió muy enardecida a contestarle. Pero Carrió está hablando de un tema más complicado, que es la relación entre Massa y el fiscal Scapolan, que fue desplazado por sus vínculos con una banda de policías narcotraficantes. Y todo indica que la única fuerza política que protegió a Scapolan en la provincia de Buenos Aires fue el Frente Renovador de Massa. Hay un puente que no pueden explicar con el narcotráfico. No es que los Massa sean narcotraficantes pero es evidente que tienen una tolerancia con el narcotráfico que otros políticos no tienen.
Habrá que ver si esta proximidad con los tribunales se proyecta sobre otros temas como, por ejemplo, la expectativa de que Massa pueda influir sobre dos jueces de Casación que hasta ahora estaban insospechados de recibir presiones o influencias del oficialismo: Mariano Borinsky y Diego Barroetaveña. Estos dos camaristas de Casación tienen en sus manos nada menos que la revisión que pide el kirchnerismo de la causa Vialidad por la cual Cristina Kirchner fue condenada en un juicio oral. Veremos si estas expectativas del kirchnerismo son fundadas o verosímiles. Si Massa y estos jueces tendrán algo que ver y si los magistrados están dispuestos a escuchar alguna indicación o sugerencia. Veremos si todo esto es una fantasía o estamos ante diferencias económicas, diferencias internacionales pero una continuidad en el plano institucional.
Fuente La Nación