Escribe Ricardo Sarmiento*
El G2 más el SEBIN e ISIS operan en Argentina, de modo que la contrainteligencia cubana junto a la inteligencia “bolivariana” del régimen de Nicolás Maduro y la organización fundamentalista islámica están presentes en el territorio nacional y actuando en las sombras de ciertos poderes.
Argentina es un nuevo objeto de disputa ideológica global. También América Latina. La guerra fría de los años 60 está reproduciendo ecos tal vez más amplios y eficientes que en aquel momento.
La situación objetiva que se registra en Argentina consiste en que se están instalando en este país “células dormidas” del régimen ruso como sucedió en los Estados Unidos en los años ’60, durante el siglo pasado.
En ese tiempo, esta la guerra fría era, en otras palabras, una confrontación no declarada, entre la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (hoy Rusia) y Estados Unidos, con el agregado solitario de Cuba como aliado del Kremlin. El episodio de los misiles soviéticos en Cuba fue el punto máximo de tensión entre los adalides mundiales del marxismo y del capitalismo occidental.
Un tercer foco ideológico, la República Popular China, permanecía en estado de tensión pero sólo con algunos partidos satélites embrionarios en algunos países, como Colombia, Argentina. En Colombia se dió origen en aquel tiempo a un movimiento armado de orientación maoísta que aún sigue activo, el Ejército de Liberación Nacional.
Hacia 1962, Mao Tsé Tung, hizo llegar al exiliado es presidente argentino, Juan Domingo Perón, un libro de su autoría, “La Teoría de la Contradicción”, al punto donde estaba el fundador del Movimiento Nacional Justicialista, en la residencia de Puerta de Hierro, en Madrid.
Este presente, llegó a través de una personalidad que confió alguna de sus recuerdos a quien esto escribe en una cita respetuosa, como una distinción, un reconocimiento, por acciones a favor de la Paz Mundial. Este hombre citó a quien escribe en un hotel de San Pablo, cercano al aeropuerto de El Galeao, donde aún quedaban testimonios visibles de la tragedia del avión accidentado allí alrededor de 2007. Esta personalidad, tan cercana a Perón ya tenía 97 años y fue nuestro último encuentro en la más absoluta discreción. Sus memorias, una gran cantidad de documentos históricos que Néstor Kirchner intentó infructuosamente obtener, quedarían, al fallecimiento de esta personalidad, al resguardo de la política interna argentina, en una universidad de los Estados Unidos.
“La Teoría de la Contradicción”, llegó como un mensaje de respeto a Mao a Perón, luego de que en Japón, un aún desconocido Teng Siao Ping, invitó a esta persona cercana al fundador del justicialismo, a visitar Pekín, donde fue recibido por el propio Mao Tse Tung.
El fundador de la República Popular China destinó un día completo a preguntar y repreguntar a su interlocutor, sobre la personalidad de Perón, sobre la modalidad de liderazgo, sobre la influencia que aún ejercía en la política interna argentina y sobre el escenario latinoamericano.
Mao aún estaba muy distante de “los burócratas revisionistas del marxismo” soviético porque desde la Gran Marcha del año 1939, la URSS miraba con recelo al maoísmo considerándolo un competidor o enemigo ideológico. El maoísmo estaba enfrentado al estalinismo residual y por muchas más razones al trotskismo, movimiento al que consideraba “contrarrevolucionario” y funcional al “capitalismo reaccionario”.
En los años de la década de 1960 fue que empezó otra forma de guerra no declarada para combatir al capitalismo como sistema. Así fue que Cuba se convirtió en una escala necesaria y colaborativa para que el narcotráfico llegara hasta las costas de Miami. Corromper la base de la sociedad a través de las adicciones era, o sigue siendo, una forma redituable para el régimen castrista para socavar el bastión del “mundo occidental”, capitalista y con un “régimen de explotación del proletariado” al que genéricamente se lo identificaba como “imperialismo yankee”, expresión que aún hoy utilizan algunas rémoras de la izquierda setentista.
Fue por esta forma de “incentivar la liberación de los pueblos sometidos por el capitalismo” que Fidel Castro llegó a figurar entre los 10 hombres más ricos del mundo con una fortuna personal de más de 6.000 millones de dólares en la década de 1990, cuando figuró de este modo en una de las revistas más prestigiosas del mundo especializadas en economía.
En esta tercera década del siglo XXI el escenario tiene sus propias expresiones contemporáneas en esta lucha ideológica.
El pasado 7 de noviembre de 2022, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, felicitó en Twitter a los combatientes de la Contrainteligencia Militar (CIM), con motivo del aniversario 60 de ese órgano de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y otorgó a Raúl Castro un reconocimiento por haber sido fundador de la contrainteligencia cubana en 1962.
La Rusia de Putin no sólo ha despertado el espíritu cultural expansionista del viejo imperio zarista pero sumó la carga ideológica heredada de su formación en los servicios secretos de la URSS en la KGB, con las prácticas y metodologías útiles para preservar el poder interno y mantenerse como potencia militar activa ante Occidente y, en especial, frente a la OTAN.
La relación del heredero de la URSS con Cuba sigue estable a través de los herederos del castrismo y el enemigo sigue siendo el capitalismo personificado en los Estados Unidos. La diferencia con los años ’60 es que en aquella década del siglo pasado, los intentos castristas para expandir las metodologías “revolucionarias” lideradas por el “Che”, Ernesto Guevara Lynch, en Angola y en Sudamérica, en Bolivia y Argentina, fueron expresiones patéticas y frustradas de un autoritarismo criminal disfrazado de idealismo romántico.
Hasta la cinematografía ha reflejado historias reales del accionar del narcotráfico sudamericano con respaldo cubano e inclusive con injustificables intervenciones oscuras de algunos organismos de seguridad de los Estados Unidos, guiados por la incompetencia, la inexplicable ingenuidad política de algunos departamentos de seguridad, o hasta la corrupción posible de altos funcionarios y agentes.
Más allá del contexto, el presente nos mostró que en 2019, tras la visita de Aleida Guevara March a la provincia de Córdoba, para dar una conferencia sobre “feminismo”, ingresaron junto a ella una docena de operativos del G2 cubano que instalaron base y actuaron intensamente interfiriendo en la política interna durante la campaña presidencial de ese año.
A esa docena de agentes del G2 se sumaron unos 60 operadores del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), que también hicieron base en territorio argentino.
A fines de 2019, el G2 estuvo ocupado en la conducción de los “incendios espontáneos” que se registraron en Santiago de Chile, destruyendo estaciones del Metro, iglesias católicas con sus imágenes y simbologías, y hasta edificios públicos.
En este tiempo también se desató el expansionismo ruso con la anexión militar de territorios de Ucrania y China intensificó sus estrategias expansivas de su influencia política y económica en Argentina, Perú, Brasil, Honduras, actuando bajo la cobertura de intereses económicos activos en sectores estratégicos como la minería, o acrecentando sus influencias políticas. China instaló ya una base inaccesible para los argentinos en la Patagonia Norte e intenta establecer, hasta ahora sin resultados ciertos, un puerto propio en territorio de la provincia de Tierra del Fuego.
Lo novedoso en todo este complejo juego geopolítico es que según fuentes bien informadas a las que tuvo acceso SRSur News Agency, la influencia externa ha ocupado posiciones altamente sensibles para la seguridad nacional en el más absoluto de los silencios.
Tal como ocurre en Venezuela, donde cuadros militares de inteligencia cubana ejercen mandos superiores en el Ejército que desmerecen la vocación libertadora de Simón Bolívar, estas fuentes indican que en altos cargos de la estructura de inteligencia oficial del Estado argentino, están insertos 230 efectivos del G2 cubano, 300 hombres del Sebin y, al margen de esto, que se encuentran entre la ciudadanía argentina “casi 50” miembros del grupo fundamentalista islámico ISIS, “según datos de la semana pasada”.
Por los datos adicionales que logró obtener SRSur News Agency, “un grupo de empresas españolas, italianas y argentinas de seguridad, especializadas en inteligencia y defensa, se encuentran observando e investigando” estas presencias externas en ciertos organismos oficiales de Argentina.
Tal vez, sea el pie para que, en lo que resta de este gobierno, o en el inicio del próximo mandato presidencial, algún fiscal o juez del Fuero de la Justicia Federal tomen la iniciativa de abrir algún expediente para corroborar fehacientemente estas versiones o desactivarlas si fuera el caso.
Fuente SrSur news agency