Por Nicolás J. Portino González
Argentina se encuentra hoy en un estado de angustia e inestabilidad total. Una situación que parece perpetuarse y repetirse a lo largo de los años, intensificada en la actualidad por políticas que denotan una preocupante desvinculación gubernamental para con la realidad de su ciudadanía. Empresarios y ciudadanos comunes enfrentan un panorama plagado de irregularidades, inseguridades y obstáculos que obstruyen el progreso y la calidad de vida.
Por cada dos empleados que un empresario decide contratar, tiene que desembolsar una suma equivalente adicional a la de contratar a un empleado y medio más, que no existe, solo en concepto de impuestos y aportes. Es angustiante para un emprendedor ver cómo su esfuerzo, en lugar de verse recompensado, se traduce en un drenaje financiero constante.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) se ha erigido como el gran lobo de la noche para muchos negocios, con políticas que parecen más destinadas a asfixiar, bloquear y confiscar que a facilitar el desarrollo empresarial. Cabe destacar que la carga impositiva no distingue entre una gran empresa con años en el mercado y una microempresa naciente, lo que evidencia la falta de visión estratégica y el desinterés por incentivar el espíritu emprendedor y la producción.
Las puertas del crédito bancario se han cerrado prácticamente. Tanto así que los mismos ofrecen insistentemente como productos ideales, extender el cupo de acuerdo descubierto y el descuento de cheques que es no solo no son herramientas financieras ideales sino que además son inviables. Para aquellos que lograron acceder a él, las tasas de interés resultaron ser tan elevadas que terminaron pagando hasta cuatro o cinco veces el monto original solicitado, convirtiendo el préstamo en un salvavidas de plomo que hunde más de lo que ayuda. Pan para hoy, hambre para mañana.
En el plano laboral, muchos ciudadanos enfrentan barreras educativas. La falta de una educación secundaria completa se ha convertido en la norma, no la excepción. Esta carencia educativa, sumada a la desmotivación y la desesperanza, genera un círculo vicioso difícil de romper, que termina en adolescentes y jóvenes de entre 11 y 28 años dedicados al robo y muchas veces inmersos en las cadenas del narcotráfico. Esto además los acerca no solo a la cárcel sino a la muerte y no solo la propia, sino que según se observa, también a las muertes de ciudadanos inocentes.
El descontento social y la falta de oportunidades han impulsado una diáspora masiva. Solo en España, se estima que residen alrededor de 800.000 argentinos, un número que supera la población total de cuatro provincias argentinas. El peso argentino ha sufrido y post PASO sigue sufciente, minuto a minuto, hora a hora, una devaluación estrepitosa. Desde el inicio del gobierno actual en diciembre de 2019 (U$S1 = 58.-) el valor del peso frente al dólar estadounidense ha caído a U$S1 = $0,0013. Entre otras pésimas decisiones del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y su Vicepresidente Alberto Fernández han creado el “U$S Qatar”, una invención gubernamental que incorpora un 100% de impuestos sobre el costo inicial de los pasajes al exterior que sigue vigente incluso habiendo terminado el mundial y el impuesto “SOLIARIO PAÍS” que también permanece, una vez que ya terminó la pandemia, motivo por el cual fue creado.
El gobierno se encuentra absolutamente desprestigiado, terminado y derrotado. En ese sentido se encuentra totalmente desconectado, desentendido y desvinculado de las necesidades ciudadanas. Viajes, Compras, Comida, Trabajo, movilidad y ni que hablar de Emergencias médicas y tratamientos en el extranjero o la simple compra de medicamentos que se ven atrapados en este sistema “Qatar” que bloquea intencionalmente las urgencias y emergencias ciudadnas.
Debenido de todo este malestar, las últimas elecciones primarias (PASO) han mostrado un giro inesperado. Javier Milei, con una propuesta que rompe esquemas, ha capturado el 30% de los votos, superando a políticos tradicionales que parecían invencibles, los que estaban creídos del propio sistema que crearon y a la vista de todos, estaría por fenecer. Su aparición y este vuelco es una clara muestra del hartazgo ciudadano frente a la desconexión e incluso a la saña gubernamental por seguir generando daño al ciudadano Argentino.
Conclusión.
Argentina, con un pasado de gloria a principio de siglo XX enfrenta un pasado reciente y un presente incierto. Los jóvenes solo piensan en irse del país, debido a que no pueden utilizar sus ganancias libremente y no pueden lograr comprarse su casa propia. En suma con ver la vida que han tenido sus padres y abuelos, consecuencia de 80 años de improvisación política total.
La desvinculación de la política y, en particular, del gobierno actual con la realidad de su gente es palpable. Empresarios ahogados, jóvenes desesperanzados y una sociedad en busca de respuestas merecen políticas que se conectan con sus necesidades y aspiraciones. La pregunta que queda en el aire es: ¿Está Argentina a tiempo de recuperarse?