LA HABANA, Cuba. — Entre los lugares más hermosos que tuvo La Habana figura los Jardines de La Tropical, ubicados en la zona de Puentes Grandes, a orillas del Río Almendares.
Fundados en 1904 como gran parque de diversiones y lugar para actividades culturales y deportivas, por su frondosa vegetación, era además un gran pulmón natural de la capital.
El sitio pertenecía la gran empresa cervecera y de hielo La Tropical, fabricantes de las cervezas y maltas Tropical, Cristal y Maltina. Sus propietarios, la familia Herrera, con sus orígenes en Cataluña, ostentaban el título nobiliario del tercer Marqués de la Mortera.
El negocio fue mantenido por los descendientes hasta su nacionalización en 1960. El parque tenía una extensión de 129.154 metros cuadrados. Dichos terrenos fueron adquiridos por los Herrera de algunas fincas aledañas colindantes al Bosque de La Habana.
El espacio anexo a la fábrica contó con diseño art nouveau de paisajismo o arquitectura del paisaje realizado por Ramón Magriñá y Jaime Cruanyas, como maestros de obra, quienes unieron elementos de la naturaleza y artificiales en una combinación muy original.
Los inmuebles edificados fueron los salones Ensueño, Mamoncillo y La Cúpula, los elegantes castillo y salón Tropical, la casa del jardinero, con la casa del perrito y el palomar, el anfiteatro, los tocadores de caballero y señora, el reloj con base de madera, el cabaret Maltina y las cafeterías con diseños que resultaron anacrónicos. En 1954 se añadió el Stadium de la Tropical con su salón de baile.
El acceso a todas estas instalaciones era sin distinción de clase social o raza y sin necesidad de ser socio abonado. Los ingresos de la empresa de los Herrera provenían de la venta de bebida y el alquiler a precios módicos de sus espacios. Otros costos los asumía la Empresa como parte de su promoción mercantil, una iniciativa muy adelantada para esa época.
Otras instituciones, como la cervecera La Polar, en la capital y el interior del país, construyeron lugares similares a los Jardines de La Tropical, pero sin su relevancia.
El Parque Güell, en España, conservado de manera impecable, guarda cierta similitud con los Jardines de la Tropical.
Con el Parque Lenin, un proyecto de Celia Sánchez y Fidel Castro que se construyó a inicios de la década de 1970, se quiso lograr un sitio parecido a los Jardines de la Tropical, pero no tiene comparación en hermosura.
Después de pasar en 1960 a manos del Estado, el parque se cerró en 1968, como otros sitios expendedores de bebidas alcohólicas, durante la llamada Ofensiva Revolucionaria. Desde entonces ha sido cerrado y reabierto en varias ocasiones, y se ha ido deteriorando paulatinamente.
Las modificaciones estructurales y de funciones de los Jardines de La Tropical en la década de los sesenta tuvieron el marcado fin de desarticular las Sociedades de Instrucción y Recreo y borrar cualquier huella del pasado burgués. La superficie de los Jardines se ha reducido de 129.154 a 45.000 metros cuadrados producto de las nuevas divisiones territoriales.
El esplendoroso Salón Tropical fue entregado al Instituto Tecnológico Militar (ITM) para que lo utilizara como almacén. Hoy, semi-destruido, es irreconocible. La falta de mantenimiento y restauración en las restantes edificaciones y espacios naturales ha provocado la ruina de los Jardines de la Tropical. El Salón Ensueño, perdió los cuatro bares de sus torres, que son utilizados como almacenes. El hermoso castillo, del cual se esfumó su lujoso mobiliario, lo convirtieron en el Restaurante Madrid, que fue cerrado en el año 2006. En la actualidad, parece que lo bombardearon. El añejo árbol que le dio nombre al Salón Mamoncillo, el espacio para los bailables, fue talado. Desaparecieron la Casa del Jardinero y el Reloj de Madera. También están dañados los barandales y bancos. La inapropiada restauración del tocador de señoras, sin respetar el estilo del lugar, rompe la armonía del conjunto. La entrada principal cambió totalmente, sin tener nada que ver con el diseño prístino. Y para rematar, las dos esculturas de los fundadores que se hallaban en este punto se eliminaron.
Cabe señalar que en diferentes etapas se hicieron bailables y otras actividades inadecuadas en los Jardines donde primaron los elementos marginales que no cuidaron el sitio.
La gran destrucción que hay en los Jardines de La Tropical va en contra de la Ley N° 1 de Protección al Patrimonio Cultural de 1977 y la Ley N° 2 de los Monumentos Nacionales y Locales. Pero, según parece, recuperar los valores patrimoniales perdidos no ha pasado por la cabeza de los altos dirigentes del régimen.
De seguir así, los bellos Jardines de la Tropical pronto desaparecerán.
Fuente Cubanet.org