LA HABANA, Cuba.- En La Trocha, Santiago de Cuba, nació Pascasio Alonso el 22 de agosto de 1928, el antepenúltimo hijo de los dieciséis procreados por el cubano Longino Alonso y la puertorriqueña Luisa Fajardo. Su interés por la música se hizo manifiesto en una pequeña compañía de variedades infantiles que se presentaba en teatros y fiestas escolares.
Durante sus años de preparación en la Escuela Normal de Maestros se integró al coro, donde continuó desarrollando los conocimientos aprendidos en casa gracias a su madre, que tocaba el piano y cantaba, haciéndose acompañar, muchas veces, por el más musical de sus hijos.
Con el nombre de Oscar Alonso debutó el joven Pascasio en la Cadena Oriental de Radio. En 1946, apadrinado por el gran Luis Carbonell, actuó en un programa de la emisora CMKC cantando el bolero “Lástima de ti”, que representó su primer gran triunfo como cantante en Santiago de Cuba. Poco después, en La Habana, alentado por José Antonio Méndez y Bebo Valdés, se presentó en la emisora Mil Diez.
Continuó ganando experiencia con agrupaciones del Oriente cubano, pero ya en los años cincuenta no pudo, muy a su pesar, llevar de conjunto la labor de maestro con los muchos espectáculos que demandaban su presencia como parte de la orquesta del prestigioso saxofonista Mariano Macerón, también integrada por Fernando Álvarez, Alfonso Eliseo y Benny Moré.
Ganó su pasión por el canto y, en 1952, fundó su primera agrupación: Pacho Alonso y sus Modernistas, con la cual definió su forma de hacer música bailable, con compases muy marcados de inconfundible aire santiaguero.
Fue un predilecto del público bailador, que lo disfrutó en carnavales, cabarets y dondequiera que se presentara. Cantó casi de todo, pero su fama vertiginosa en los años cincuenta se la debió al bolero, que solía interpretar con un estilo muy especial, abocado al filin.
La década de 1960 fue un período fecundo para Pacho y sus Bocucos, cuyo estilo resultaba muy pegajoso, mezcla de tumba francesa y guapachá. Por esos años recibió de la RCA Víctor el Disco de Oro en Medellín, Colombia, gracias a su arrolladora popularidad con La Pachanga.
También de esa época han trascendido innumerables éxitos, entre ellos: “Que me digan feo” o “A cualquiera se le muere un tío”, compuestos por su amigo Enrique Bonne, junto a quien trabajó otros ritmos derivados del son, como el upa upa, el simalé y el pilón. Este último, con raíces en el Órgano oriental, representó la cumbre de la fama para el tándem Bonne-Pacho, aplaudidos dentro y fuera de la Isla por la sabrosura y la alegría de vivir que transmitían sus canciones.
Fuente Cubanet.org