Marcela Pagano sugirió este domingo que, en un eventual gobierno, Javier Milei podría llegar a retacear las llamadas transferencias discrecionales a las provincias para conseguir así la aprobación de leyes. La candidata a diputada lo planteó como una medida en caso que los legisladores, que responden los gobernadores, se opongan a proyectos de la Libertad Avanza. Rechazó, no obstante, que esa acción pueda llegar a considerarse una extorsión. “Es la fuerza de la negociación de la política bien entendida”, sostuvo.
Pagano se expresó de esta forma en relación a las proyecciones que sugieren que el libertario, si fuera presidente, tendría una Congreso con mayoría opositora. En ese sentido, habló de “gobernabilidad”. “Imagino honestidad intelectual, porque si no es así y no quieren garantizar la gobernabilidad, si le rebotan las leyes por el mero hecho de rebotar, por ser oposición, deberán caminar la calle, poner su nombre y apellido y explicitar a la gente por qué no están de acuerdo”.
En caso contrario, explicó que le parecía interesante especular que la negociación con el Poder Legislativo podría ser con los gobernadores en lugar de los diputados. “Javier [Milei] dio en la tecla en una cosa. Los gobernadores se sirven de algo que son las transferencias discrecionales para inyectar la política que quieren, más allá de lo que pueden gastar. Al fin y al cabo plata”, dijo en diálogo con TN.
La candidata tuvo en cuenta que esos montos adicionales que solicitan los mandatarios provinciales deben ser convalidados por el Poder Ejecutivo. Sentado sobre el sillón de Rivadavia, el líder de La Libertad Avanza podría hacer uso de la lapicera y bloquear ciertos fondos que los dirigentes demandan para sus distritos.
“Los gobernadores le piden a Nación transferencias discrecionales, plata. Y esa plata que van a necesitar la firma Javier Milei”. Así, evaluó que existirá “una suma de equilibrios y poder”, que podría ejercer el Ejecutivo para negociar las leyes.
Sin embargo, Pagano desestimó que esa medida pueda calificarse como una “extorsión”. “Cuando hablamos de fuerzas de la política, el gobernador necesita de sus diputados y senadores, y esa es la fuerza de la negociación de la política bien entendida. Sin que haya cosas raras”, apuntó.
En la misma línea, expresó que “hay cuestiones que están maduras”, a la hora de llegar a acuerdos en el recinto en una crítica hacia la política. “Sin estar de acuerdo, los dos colores dominantes se han apoyado en los presupuestos, pese a que se sabía que eran mentira. En general se votaba igual”, consignó.
De la misma forma, descartó que la intención sea “incendiar” las provincias: “Nadie va a incendiar nada. Lo que no se negocia es que el recorte lo haga la política”.
En concreto, la realización de las transferencias discrecionales es un punto sumamente cuestionado por el economista libertario. El líder de la Libertad Avanza planteó su “eliminación” en el programa de gobierno que presentó. Se trata de uno de recortes que, según describió, podría llevar a reducir en 15% el gasto público.
Pidió responsabilidad política
En tanto, señaló abogó por la responsabilidad política de los dirigentes nacionales superado el contexto electoral. “Espero que después de este exitismo que se genera en las elecciones, cual River-Boca, empecemos a trabajar con la instrucción cívica que el deber amerita buscando mejoras para la gente”.
“Esta elección ratifica lo que se ve. La gente quiere un cambio. Entonces los que estamos representando al pueblo tenemos que responder a eso. No importa el color político del diputado o senador sino que se debe atender a los cambios que necesita la gente, que son profundos”, ponderó.
Desde su posición, hizo alusión a que los cambios no los imponen los gobernantes si no que hay desde abajo una necesidad de cambio cultural. “Los gobiernos tienen que entender que los cambios profundos se pueden hacer solo si lo pide la sociedad, si hay un cambio cultural que tracciona ese cambio político. El que quiere ser autoritario e imponer cosas que no van de la mano del cambio cultural que pide la sociedad, en definitiva va en contra de la corriente”.
Fuente La Nacion