Por Juan Manuel Barca
En el equipo de Sergio Massa creen que impactarán los bienes y los alimentos.
El ministro prepara más medidas para amortiguar el impacto de la devaluación.
El Gobierno se prepara para recibir una noticia amarga en medio de la campaña electoral. Los últimos datos de inflación en la Ciudad (10,8%) y Córdoba (12,2%) confirmaron los temores del retorno a un índice de dos dígitos a nivel nacional por primera vez en dos décadas y el reconocimiento de que “agosto fue un mes dramático”, según las palabras de Sergio Massa.
En el Ministerio de Economía confiesan que el dato “preocupa”, pero que se venía previendo dada la devaluación el día después de las PASO. Ya en Washington, tras arribar a un acuerdo con el Fondo Monetario, el ministro y candidato por UXP blanqueó que el salto del dólar del 22% tendría “impacto inflacionario”. Ahora, los más optimistas apenas se conforman con que el IPC de agosto quede por debajo de la Ciudad.
“La ciudad de Buenos Aires suele dar un poco mas alto que el nacional, pero habrá que esperar”, se esperanzan en una secretaría, aunque en cuatro de los últimos siete meses el índice nacional haya superado a la Ciudad. En otros despachos, más a tono con las consultoras, anticipan una inflación de “cerca del 12%”, el mayor registro en la era Alberto Fernández y el peor dato desde 1991.
La diferencia la marcarán los alimentos y bebidas, que a su vez aumentarán el nivel de indigencia (los hogares que no cubren la canasta básica). Mientras en la Ciudad, ese rubro tiene un peso del 18,7%, a nivel nacional alcanza el 30,4%, según EcoGo. “En la Ciudad pesa mucho servicios y en agosto hubo subas más fuertes en bienes, por eso el índice nacional va a dar más alto”, explicó un funcionario.
“El impacto más importante va a ser sobre todos los precios de la economía que están indexados de jure o de facto, dado que más allá del salto que ya vimos la confirmación de una inflación en dos dígitos alimenta nuevamente ese proceso de ajuste. Y abre el interrogante de qué decisión va a tomar el Banco Central respecto a la tasa de interés”, dijo Claudio Caprarulo, director de Analytica.
Septiembre, con pocas chances de mejoras
La apuesta de Massa es lograr mediante el dólar fijo a $ 350 y la batería de medidas recientes –congelamiento de tarifas y algunos precios sensibles– una baja de la inflación en septiembre. El dato de ese mes, que se conocerá en octubre.10 días antes de las elecciones presidenciales, podría mostrar cierto descenso -ansían un dígito- por los acuerdos de precios con topes del 5% en más de 10 rubros y los congelamientos en medicamentos y servicios (combustibles, prepagas y transporte).
El principal problema es que ese nivel de inflación seguiría muy por encima del 6,3% en julio y continuará dificultando la recuperación de los ingresos. Por ello, después de poner en marcha un bono para jubilados, una suma fija para trabajadores y créditos para sectores de bajos ingresos, el ministro de Economía prepara más medidas, incluyendo un proyecto de ley de alivio en Ganancias para los asalariados.
Apuesta a nuevas medidas
“Vamos a seguir con medidas para jubilados y trabajadores. Vamos a seguir compensando el daño que nos generó la inflación de agosto, sabiendo además que septiembre, octubre y noviembre van a recorrer un camino de reducción de lo que fue la inflación de agosto y eso nos va a permitir mejorar el nivel de ingreso del trabajador”, dijo Massa el miércoles en C5N.
Massa necesita dar señales de estabilidad durante los próximos meses. Todavía no anunció si congelará las tarifas de energía, pero los economistas ya observan una nueva fase de inflación en la zona del 10% mensual. Creen que la devaluación que el gobierno resistió por más de 3 años terminó trasladándose a precios, no ayudó a acumular reservas y amplió la brecha cambiaria con el dólar oficial arriba del 100%.
El otro factor de incertidumbre es el resultado de las primarias, que puso a Javier Milei a la cabeza con el 29,8% de los votos y un programa enfocado en dolarizar la economía, pasar la “motosierra” sobre el gasto y eliminar el Banco Central. En ese escenario, al que se suman las internas en el oficialismo por el bono y las paritarias, las consultoras proyectan un piso del 160% de inflación en 2023.
“Los riesgos al alza son muchos, teniendo en cuenta una inercia que se consolida en pisos más altos, la inestabilidad que genera la ausencia de anclas, la escasez de divisas, la inexistencia de un plan integral para bajar la inflación, la distorsión de precios relativos y la falta de confianza del Gobierno para coordinar expectativas en medio de la incertidumbre”, señaló Ecolatina.
Fuente Clarin