El enfrentamiento de las futbolistas con los responsables de la organización ha llegado a un punto casi insostenible con posturas totalmente encontradas
La guerra entre la Federación Española de Fútbol y las futbolistas de la selección femenina es absoluta. El enfrentamiento se ha recrudecido en los últimos días, y el divorcio entre las protagonistas en el campo y los gestores es, ahora mismo, irreconciliable.
Las posturas no pueden estar más enfrentadas. Por un lado, las jugadoras, con 15 de las 23 campeonas del mundo entre las convocadas, se han encontrado con una llamada a filas a la que habían renunciado en un comunicado que la nueva seleccionadora, Montse Tomé, no ha respetado. A ello se une la posición de una Jenni Hermoso que no sabe de qué la tienen que proteger si, según la RFEF, ya hay un «entorno seguro».
Al otro lado está el órgano federativo, que ha decidido aceptar el órdago de las futbolistas y elevarlo un poco más, obligando a estas a ir a Valencia (decisión de última hora) y asumiendo medidas como dejar fuera de la expedición al departamento de comunicación, en un intento de esquivar a la prensa y minimizar el contacto.
Entre medias está el Gobierno, con Víctor Francos (presidente del CSD) y Miquel Iceta (ministro de Cultura y Deportes) intentando mediar para acabar con el «ridículo como país» que está provocando el vodevil de la selección.
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Fuente ABC