Marian Touder dijo el lunes, ante el tribunal popular que lo juzga, que él no estuvo en la casa de José María Sánchez Galán, cuyo cadáver ensangrentado fue encontrado en su vivienda de la localidad toledana de San Pablo de los Montes la noche del 4 de octubre de 2020.
Sin embargo, el Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil de Toledo halló tres huellas recientes del presunto homicida en un zócalo del domicilio, a medio metro de distancia del cuerpo sin vida de Chema, de 56 años.
Así lo explicaron este martes dos especialistas de ese departamento en la Audiencia Provincial Toledo durante la segunda sesión del juicio. «Una estaba junto a la puerta del baño, otra junto a la puerta del salón y una tercera junto a ésta», señaló el jefe del laboratorio, quien dejó claro que no es fácil sacar huellas y que, además, «sean de calidad».
«No se puede establecer con exactitud el tiempo que las huellas llevaban ahí, pero, según nuestra experiencia, esas huellas eran recientes; se obtuvieron 48 horas después de cometerse el hecho y afloraron rápidamente. Podían llevar ahí pocos días», añadió el experimentado guardia civil de Criminalística. Y explicó su hipótesis a preguntas del fiscal: «Pensamos que esas huellas [de Marian Touder] se plasmaron cuando se agachó o estaba de rodillas por detrás de la cabeza del fallecido».
El jefe del departamento y su compañero inspeccionaron el cuerpo ensangrentado de Chema, tumbado de lado y sobre su hombro derecho en el pasillo de entrada. También estaba descalzo, quizá porque el finado, que era muy confiado, debió de abrir la puerta y sorprenderse al ver quién lo visitaba. Al huir, se pudo dejar las alpargatas que luego hallaron a unos cinco metros del cuerpo sin vida, según relataron los agentes.
Ni la puerta principal ni el resto de la casa tenían señales de haber sido forzadas para acceder en el domicilio, en la calle Matadero, seguramente porque Chema, que se dedicaba al trapicheo de droga, conocía a su verdugo. Sin embargo, dos dormitorios estaban completamente revueltos, con los cajones abiertos, además de que había dos troncos de unas plantas de marihuana recién cortados y restos en el pasillo.
Los dos peritos comparecieron después de que declararan el instructor de la investigación, un capitán de la Guardia Civil veterano en el esclarecimiento de homicidios, y un brigada con una experiencia también dilatada. Además de las tres huellas del rumano Marian Touder en la escena del crimen, estos agentes incidieron en los indicios que les llevaron a detener al presunto homicida y a sus dos cómplices, los españoles Jesús Moreno Delgado, alias ‘el Mosca’, y Alberto Jiménez Sánchez-Élez. Los arrestaron después de investigar y descartar a otros posibles sospechosos cuyas huellas se encontraron en la casa, muy visitada por terceras personas.
Por un lado, dijeron estos agentes, el turismo de Jesús junto a la casa de Chema, el mismo vehículo Volkswagen Passat verde que un guardia civil había visto en la cercana localidad de Sonseca, a 40 kilómetros, unas horas antes. Por otro, testigos que situaban a los tres procesados en las inmediaciones del domicilio del finado. Además, el hecho de que ‘el Mosca’ se deshiciera de su coche poco después de que un medio de comunicación publicara que la Guardia Civil buscaba un turismo.
Las defensas se centraron en echar por tierra estos indicios, ya que no aparecieron restos orgánicos de Chema dentro del coche de Jesús ni hubo rastro del ADN del fallecido en las ropas de los tres acusados. Pero las tres huellas de Marian Touder seguramente harán recapacitar a los miembros del jurado, que afrontarán la tercera jornada este miércoles.
Fuente ABC