Los informes sobre el deseo de Arabia Saudita de recibir asistencia para el establecimiento de instalaciones de enriquecimiento de uranio en su territorio suscitan preocupación en Israel.
Por el Dr. Yehoshua Kalisky
Y con mucha razón, por las implicaciones que implica el establecimiento de una instalación de enriquecimiento de uranio en el territorio de un país árabe y la posibilidad de que otros países árabes o musulmanes exijan una asistencia similar.
La industria nuclear es una industria de doble uso: militar y pacífico.
La línea divisoria entre las tecnologías necesarias para estos usos es bastante clara.
El uranio, que sirve como material básico para la producción de energía nuclear, es un elemento no fisible en su estado natural y, por tanto, no es posible producir energía nuclear a partir del mismo.
El uranio natural contiene pequeñas cantidades de átomos de uranio fisible; pero el uranio fisible debe aislarse del uranio natural.
Este proceso, llamado enriquecimiento, puede llevarse a cabo mediante una variedad de métodos, el más común de los cuales es el uso de centrifugadoras, y esta es probablemente la tecnología que los sauditas quieren adoptar.
Las diversas aplicaciones de la energía nuclear dependen de la concentración o cantidad de material fisible en relación con la cantidad de material no fisible, es decir, el nivel de enriquecimiento.
Los niveles bajos de enriquecimiento son adecuados para aplicaciones pacíficas de la energía nuclear (como reactores de potencia para producir energía para generar electricidad); mientras que los niveles altos de enriquecimiento son adecuados para necesidades militares.
Además, la instalación de enriquecimiento no es una instalación independiente.
Se trata de un complejo de instalaciones que requieren muchos conocimientos tecnológicos para su funcionamiento: en primer lugar, se necesita una instalación química para transformar, mediante complejos procesos químicos, el mineral de uranio sólido («torta amarilla») en un compuesto gaseoso apto para el proceso de enriquecimiento.
Una vez obtenido, la composición, enriquecida con material fisionable en diferentes niveles, debe transferirse a otra instalación química para convertirla de un estado gaseoso a un estado sólido.
En la tercera etapa, se necesita una instalación adicional para procesar el metálico sólido en una forma adecuada para la aplicación deseada: barras de combustible para un reactor o materia prima para armas.
Para producir un arma nuclear con uranio enriquecido no se necesita un reactor nuclear.
Si este es el caso, la pregunta principal es cuál es el objetivo de Arabia Saudita con esta demanda y por qué necesita instalaciones de enriquecimiento.
Si se trata de utilizar la energía nuclear con fines pacíficos, es decir, uranio poco enriquecido, estos componentes se pueden comprar en países específicos como Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y otros que suministran reactores de potencia junto con combustible nuclear, respetando estrictamente el control de las barras de combustible y sustituyéndolas cuando sea necesario.
A falta de un requisito saudita para el reactor, existe la sospecha de que la instalación de enriquecimiento pueda usarse como base para acumular el conocimiento y la experiencia necesarios para la producción de materia prima para armas nucleares, si Arabia Saudita se siente amenazada por sus países vecinos.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies
Fuente Aurora