La plaza del Pilar de Zaragoza se convertía este viernes por la tarde en el centro de reunión de los caballeros y damas cadetes de la Academia General Militar que se disponían a participar en su primer acto militar en la ciudad. Entre todos ellos se encontraba la Princesa Leonor, que llegaba al centro del enclave junto a cinco compañeros y cuando las cuatro compañías que conforman el batallón de su promoción ya se encontraban a punto de formar filas.
La Princesa Leonor era la última en llegar a la plaza, entre aplausos de muchos familiares de sus compañeros. Muy formal, mantuvo el paso firme y no devolvió los saludos, como sí hace en los actos civiles.
Un día antes de jurar fidelidad a la bandera junto a sus compañeros de la Academia General Militar (AGM), la Princesa Leonor ha querido desplazarse hasta la Basílica del Pilar, en el que se ha convertido en su primer acto militar público desde que inició su formación castrense el pasado 17 de agosto.
La futura jefa de las Fuerzas Armadas ha formado filas junto al resto de miembros de su compañía (la número 11) en la plaza del Pilar. A la llegada del director general de la AGM, Manuel Pérez López, el Teniente Coronel jefe del batallón dio novedades sobre todos los cadetes, que lucían el uniforme de paseo de verano. Cuando rompieron filas a columnas de a tres, se escucharon vivas al Ejército de Tierra y vivas a España. Desde el público también piropearon a la Princesa: «¡Guapa! ¡Guapa!».
Les recibió en la entrada principal del templo el arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, quien acompañó a los cadetes en esta ceremonia previa a la jura de bandera, que sirve para que todos aquellos que son creyentes puedan presentarse ante la Virgen, ofrecerle todos sus esfuerzos y pedirle protección durante su formación y futuro trabajo dentro de las Fuerzas Armadas. Por su carácter religioso, precisamente, este acto ha sido voluntario.
Una vez dentro, los cadetes fueron pasando uno por uno por delante del camarín de la Virgen. La número 1 del primer curso de la AGM pronunció unas palabras. A continuación, tomó la palabra el arzobispo de Zaragoza, que se dirigió a todos los cadetes antes de su presentación ante la Virgen. Para este acto, la Pilarica iba vestida con un manto militar.
Junto a sus compañeros, ha seguido con paso firme mientras la gente, agolpada a los dos lados de la carretera, aplaudía a su paso. El batallón de la Princesa ha seguido la marcha mientras ella y un grupo de compañeras se detenían frente a una furgoneta en la que han abandonado el centro de Zaragoza. Cuando el coche se ha puesto en marcha, se han vuelto a escuchar aplausos a Leonor.
Fuente ABC