El factor sorpresa del ataque palestino liderado por Hamas fue perfectamente planificado
como lo fue la Guerra de Iom Kipur. El del sábado 7 aprovechó el día de descanso, la fecha cercana al 6 de octubre de 1973, la celebración de Simja Torá, la noticia de los acuerdos a firmarse con Arabia Saudita y un festival de música en un kibutz cercano a la frontera con Gaza. Pero este ataque fue perpetrado por civiles preparados como lo hicieron grupos paramilitares y los de la juventud hitlerista la Noche de los Cristales en 1938. Entre la mano desocupada, la cultura de la muerte al enemigo y no tener un líder para pactar la paz fue y ha sido el caldo de cultivo de semejante nido de de asesinos que atacaron a los civiles israelíes. Es que se trató de una poblada y no de un ejército contra otro. Ha sido un acto cobarde con el placer de ver sangre judía derramada, denigrar a los indefensos, secuestrar sin límite de edad,
golpear para amedrentar y matar, matar y matar.
Cuando el mundo ve en los noticieros con indiferencia cómo enseña a los niños palestinos desde el jardín de infantes en adelante a jugar a matar judíos, quizá ahora recapaciten en mirar con más seriedad lo que pasa en el mundo árabe educado para el terrorismo. Indudablemente los atentados como a las Torres Gemelas, la Amia y Embajada de Israel y de otros países, la Masacre de Munich y el atreverse a saber que hubo más de 4400 campos de concentraciones nazis en la Segunda Guerra Mundial, etc.,tal vez no esgriman el argumento de la pobreza que padecen por el hacinamiento en el que viven lindando con los kibutzim y moshavim progresistas de Israel. El poderío militar con el que cuentan, las excavaciones de los túneles que cavan y donde tienen en este momento escondidos a los rehenes, los miles cohetes demuestran el dinero que entra de ayuda tanto de Irán como de otros países que se disputan el Medio Oriente. Y a pesar de que miles trabajan entrando a Israel también reciben agua y electricidad del estado judío. Todo un absurdo.
Los cadáveres de los ultimados en esta cruel redada se suman a los millones de hermanos muertos por el antisemitismo. Haber visto a los palestinos triunfalistas disfrutando de su éxito no es menor que los rostros de los guardias nazis, los ejecutores de la Inquisición, las incursiones de los pogromos en Europa Oriental, los grupos de asaltos en todas partes, los denunciantes xenófobos y los miles de organizaciones al servicio del racismo y de la discriminación en general.
Con la llegada de Roger Waters al país bueno sería que si existiera conciencia de su despreciable metodología que judíos y no judíos hicieran lo mismo que se vio en la película “Los Unos y los otros”, en la que el director de ideología nazi Von Karajan al presentarse para dirigir un concierto en Nueva York fue boicoteado con la sala vacía.
Ante semejante cacería humana la seguridad israelí falló lo que demuestra que la única seguridad es estar atento y de eso sabe la ciudadanía israelí que esta vez volvió a sufrir tantas pérdidas humanas sin poder defenderse como soldados.
Lo que pasó es imperdonable, es de un duelo que viene ancestral de nuestra historia como judíos. Si hay venganza que el mundo indiferente no opine, que la ONU no ofrezca el estrado a los representantes de los países que encubren y mantienen y que los árabes pacifistas triunfen sobre los extremistas.
Cuando muere un ser querido a los judíos nos rasgan la ropa en señal de duelo- kriá- y así nos deberíamos rasgar nuestras prendas porque estamos de luto.
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Fuente Vis a Vis