Apenas horas antes de la llegada a Israel este miércoles del presidente norteamericano Joe Biden en un intento de máximo nivel para evitar la extensión de la crisis, Irán, un enemigo declarado de este país y aliado del grupo terrorista Hamas, ha hecho su mayor y posiblemente más grave advertencia sobre un eventual involucramiento en el conflicto.
El canciller de la potencia persa, Hossein Amir-Abdollahian, advirtió sobre una “acción preventiva”, cuyos alcances no aclaró ,que tomaría su país junto a aliados si es que no cesan los bombardeos de Israel a Gaza, que calificó abiertamente como “crímenes de guerra contra los palestinos”.En los últimos días, Irán ha hablado repetidamente sobre una escalada en la guerra entre Israel y Hamas, pero los comentarios del funcionario fueron la advertencia más fuerte hasta el momento de que los combates podrían extenderse, convirtiéndolos en un conflicto regional, indicó la BBC de Londres.
El viaje de Biden, que coincide con el del mandatario alemán Olaf Scholz, se produce como un gesto de solidaridad de enorme alance hacia Israel, pero también de advertencia al vecindario. EE.UU. ha enviado dos portaviones con sus cruceros misilisticos al Mediterráneo, para fortalecer esa posición de respaldo.Sus funcionarios han declarado que solicitarían al Congreso hasta 2.000 millones de dólares en asistencia adicional tanto para Israel como para Ucrania, que lucha contra la invasión rusa.
Evitar un desmadre trágico
Sin embargo, el viaje de Biden, que es claramente un movimiento extraordinario, realmente poco frecuente al escenario de una crisis tan agudizada, procura que el gobierno del controvertido premier Benjamín Netanyahu, muy desgastado debido a las graves fallas de seguridad que fracasaron para impedir el asalto terrorista, evite invadir la Franja de Gaza.Un esfuerzo militar de esa índole aumentaría de modo exponencial los muertos inocentes y la posibilidad de una escalada regional de esta guerra. Las crisis humanitaria en Gaza hoy mismo no tiene precedentes. Washington,, además, tiene claro que sus enemigos principales, Rusia e Irán, no desperdiciaran la posibilidad de enloquecer su retaguardia tomados de esta enorme crisis,particularmente si se la logra escalar.En ese sentido el canciller iraní aludió a un “frente de resistencia” que constituye la alianza de ese país con la banda Hamas y el otro grupo de milicianos de la región, el partido con brazo militar libanés Hezbollah que ha estado realizando ataques contra blancos en el norte de Israel.
El último de esos combates se libró hace pocas horas. Fue respondido con fuego de artillería y según las fuerzas militares israelíes causaron la muerte de cuatro milicianos de esa organización ultraislámica. Hezbollah (Partido de Dios) cuenta con un nutrido arsenal y misiles capaces de penetrar profundamente en territorio Israel. El “frente de resistencia” también incluye grupos que Irán apoya en Siria e Irak.
Apoyo central al ejecutivo palestino
Biden visitará luego Jordania para reunirse ahí con el presidente de Egipto, Abdel Fattah el-Sissi, y, muy importante, con el de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas. Ese encuentro es clave a nivel geopolítico porque Occidente, según los analistas y diplomáticos consultados por este enviado en Jerusalén y Tel Aviv, alienta que la Franja de Gaza vuelva a estar bajo el poder de la autoridad histórica de Ramallah, reconocida internacionalmente.El grupo fundamentalista Hamas, en un golpe en 2007, tomó el control de ese territorio y lo ha usado como pívot para intentar desbancar a Abbas, configurando una grieta en el campo palestino que Israel promovió para quebrar la demanda estatal de ese pueblo. El costo es el que se ve ahora y es lo que pretenden remendar EE.UU. y sus aliados europeos. El encuentro de Biden con Abbas configura un reconocimiento al más alto nivel del ejecutivo palestino, en contradicción con el rechazo y grave desinterés expresado por el gobierno de Netanyahu.
La situación es extraordinariamente compleja. Lo constata la reunión de siete horas que mantuvo el canciller norteamericano Antony Blinken con el mandatario israelí, evidentemente para convencerlo de manejarse con frialdad en medio de una crisis humanitaria en Gaza que está convirtiéndose en un emblema de lucha en todo el universo musulmán.Netanyahu podría estar buscando un complicado éxito militar en Gaza para recuperar iniciativa y salvar su carrera política que, para muchos analistas, ya está terminada. Irán, a su vez, entre otros países de ese entorno, usan esta crisis para fortalecerse internamente y ahogar las protestas sociales que han venido cuestionando a niveles sin precedentes el régimen de los ayatollahs.Jerusalén y Tel Aviv. Enviado especial