Por Yayo Hourmilougue.
Hay un “elector predilecto” para nuestra política, al que podríamos llamar el “Elector Base”.
Con dinero de la recaudación de los argentinos y otros ingresos conocidos, han creado un elector que no trabaja o trabaja lo menos posible. Sin Estado, no sobreviviría. Pero Argentina no dejara de tener Estado.
Un elector Base autómata. Un capturado. Un internado político dependiente y social. Y otro elector además, alejado del primero que en estas elecciones 2023 dudó, y se quedó con lo malo conocido, porque lo bueno por conocer no lo convencía del todo.
Este Elector Base es alguien que confunde culturalmente los próceres. Al que preocupa menos la corrupción política que el dinero al que puede acceder mensualmente. Se aglutina en varias provincias y mayoritariamente en la Pcia de Buenos Aires, y no le interesa demasiado la Educación porque no la tuvo y se las arregló para sobrevivir sin ella. Compra el misticismo partidario por repetición y absorbe una historia peronista que desconoció. Es de vida subsidiada, sin o con poca iniciativa propia, acostumbrado a recibir. Vividor de los últimos peronismos sociales y derrochadores que en realidad fueron Kirchner-Cristinismo, a expensas del empobrecimiento general del país. De hecho al Elector Base no lo preocupa la corrupción, ni la pobreza generalizada, solo la propia. Es un real desperdicio porque trabaja lo menos posible o mucho, pero por su cuenta, y completa su o sus ingresos familiares mediante planes sociales. Es numeralmente importante en una demografía perdida. Y vota la permanencia que lo sostiene, no a Milei. No votan moda, sino creencias interpretativas simples. Como percibir una jubilación sin haber aportado nunca, entre otros tantos items.
De las filas del Partido todavía más importante de Argentina, surge en pocos meses un candidato que llega desde la desesperación partidaria de fracasos concretos y los últimos manotazos de ahogado, que supo como pocos desde un ministerio de economía superar a sus adversarios con las herramientas económicas de todos, y un discurso superador sobre el resto de los candidatos opositores que multiplicaron errores.
El elector Base está construido para una estructura política que no cambia, y se profundiza en un país que atrasa y se desaprovecha, donde la izquierda nacional en las calles va al juego, y suele complementarlo, y a veces aunque no siempre, lo hará en lo parlamentario.
¿Puede sorprender Massa en lo que viene? Podría.
¿Logrará hacerlo? ¿Querrá hacerlo? Difícilmente haya tanto cambio. El sistema político seguirá siendo prebendario. Massa no llega a cambiar el sistema, llega para gobernar a lo Massa.
Un elector Base Predilecto y dependiente en un país rico, empobrecido críticamente a su vez por falta de inversiones, un país con naturaleza prodigiosa y sin capitales que puedan explotar sus mejores riquezas, iría agravando cada etapa, porque lo que faltará con ese mismo elector, es un importante capital humano que produzca. Y el necesario desarrollo tecnológico que no podrá capacitar a nadie dentro de ese voto de elector Base. Es el elector Base quien no lo quiere. Se lo captó e interceptó desde hace años para otros fines naturales; la permanencia y lo electoral.
Un detalle nada menor, Milei terminó trabajando para el triunfador, con apenas 500 mil votos más que en las PASO. Ese ha sido su techo. Difícilmente en noviembre sume mucho más quien se irrita y sofoca con la música, como un histriónico neurótico sobre un escenario. No podría contar con todos los votos de Bullrich, más vale que piense en los votos que irán a Massa. Porque además Milei no es político, es moda-manía limitada, Massa con la interpretación que se guste, es político. Reúne experiencia y decepciones ciudadanas. Y ganó.
Un JxC que hizo aguas en su interna por todos lados, demostrando una debilidad mayor en las últimas fotos de campaña con gente políticamente memorable e incorrecta, de la cual Argentina no tiene un buen recuerdo, desde un Ex Secretario de Medios que entregaba sus tarjetas donde se leía Ministro, y diputados más mediáticos que hacedores políticos, con una Candidata lenta en decisiones y una campaña repetitiva y desgastante, con un supuesto líder coqueteador de un opositor como Milei y una lista de legisladores que la gente descubrió recién en el cuarto oscuro, exasperándose en más de un caso. Santa Fe y Córdoba, la agroindustria plena, les fue adversa ¿Que faltó? Faltó convencerlos en la final, antes de trasladarles tantas dudas y contradicciones desde las últimas PASO con internismos interminables. JxC demostró que sigue haciendo política vieja y amiguista. Y no pudo haber peor imagen sumado al desorden.
Milei; Las redes tienen un techo.
Bullrich; Esperanzas con indefiniciones, y un rejunte de equipo que la gente no olvida. El error fue grave. No encontraron el método ni el discurso. Tampoco renovaron. Bullrich, mejor parada que quienes la rodearon.
Jorge Macri sacó las papas del fuego en CABA. Y Frigerio en Entre Ríos. Queda para el resto un numeral bajo en otras provincias y la exigencia de un nuevo liderazgo.
Massa; Con Presupuesto y territorialidad, demostró cómo sigue siendo el argentino promedio cuando vota. Al candidato le faltaba un buen discurso, lo consiguió. Logró la mejor campaña. Cómo para estudiarla en lo sucesivo.
En la columna del 30 de agosto escribí: “El peronismo (…) tiene casi dos meses para hacer lo que pocos imaginan, y somos conscientes que han resucitado de entre los muertos. Aun teniendo a algunos energúmenos dentro, que son capaces de publicar con gran ineptitud política, «Massa o disolución nacional», tienen algo de oxígeno en el país, y les sobra pecho en los pagos bonaerenses.”
En noviembre, creo, no habrá demasiadas sorpresas.
“Un pueblo que acepta pasivamente la corrupción y los corruptos no merece libertad. Merecen la esclavitud. Un país cuyas leyes son indulgentes y benefician a los bandidos no tiene vocación de libertad. (…) Solo pasa…”
Nicolás Maquiavelo 1469 a 1527-
Fuente LaQuintaPata-Consumer Periodismo-