¿Dónde está Antonio Anglés Martins? El autor material del archiconocido crimen de Alcàsser, en el que tres adolescentes fueron raptadas, violadas, asesinadas e inhumadas, continúa siendo uno de los prófugos más buscados en todo el mundo cuando se cumplen 31 años de aquella fatídica noche del viernes 13 de noviembre de 1992, cuando Miriam, Toñi y Desirée desaparecieron mientras se dirigían a una fiesta en la discoteca Coolor, ubicada en el pueblo colindante de Picassent. ¿Sigue vivo? ¿Murió? ¿Qué papel tuvo Miguel Ricart? Misterios, teorías y conspiraciones rodean el caso de true crime más icónico de la crónica negra española.
Un tatuaje de un esqueleto con guadañas en el brazo derecho, una inscripción de ‘Amor de madre’ en el izquierdo junto a una mujer china vestida y con sombrilla en el antebrazo. Presenta un quiste sebáceo en la garganta sobre la nuez, es de naturaleza desconfiada y toma Rohipnol para combatir la adicción a las drogas. Mide 1,75 metros, tienes los ojos azules y habla español y portugués, debido a su ascendencia brasileña. De hecho, nació el 25 de julio de 1966 en Sao Paulo. Estos son todos los datos que sigue ofreciendo la Interpol en su clasificación nivel rojo Most Wanted tres décadas después sin hallar respuesta al paradero del escurridizo prófugo.
Considerado responsable del rapto, violación, asesinato e inhumación de los cadáveres de las niñas de Alcàsser, así como por tenencia ilícita de armas, el misterio en torno a la figura de Antonio Anglés sigue vigente cuando faltan seis años para que prescriban tales delitos. En concreto, será el 14 de diciembre de 2029 cuando ‘Sugar’ pase a ser inimputable por la Justicia, cuyos últimos coletazos de la investigación persiguen el hallazgo de evidencias físicas que atestigüen la participación del fugado en el macabro crimen, más allá del testimonio con el que le incriminó su amigo Miguel Ricart durante el juicio celebrado a finales de los años 90.
En paralelo al éxito de ‘El Cuerpo en llamas’, que trata la historia de la Guardia Urbana de Barcelona y la mediática exagente Rosa Peral, Netflix apadrina y nutre el furor por los crímenes reales con el reestreno de la serie documental de Atresmedia ‘Anglés, historia de una fuga’, que consta de tres capítulos en los que se relata la huida del asesino gracias a la exhaustiva investigación y reconstrucción de los periodistas Genar Martí y Jorge Saucedo. En ellos, se revelan datos inéditos como el testimonio de un tripulante del barco donde se perdió la pista de Anglés y que puede dar un vuelco a todo lo conocido sobre el caso Alcàsser.
En esta serie, se da cuenta también de la experiencia del investigador Juan Pablo de Anca, que se encargó del operativo de búsqueda, quien rescata la persecución de una pista que sitúa como posible paradero de Anglés la ciudad estadounidense de Las Vegas, donde acudía con cierta asiduidad su hermana Kelly. Los policías de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO), según relatan en el documental disponible en Netflix, consideran que hubiera sido un «destino propicio», ya que suele ser «donde recalan todos los fugitivos norteamericanos porque es fácil ocultarse, crear una nueva identidad y acceder a armas». No obstante, nunca se ha podido demostrar.
Más allá de todas las conspiraciones y pistas confusas, la realidad es que en 31 años no se ha comunicado ninguna fuente fiable que cerciore dónde se fugó o, en todo caso, si seguía con vida. Sin embargo, la Policía no claudica ante este fracaso y mantiene viva la lucha por encontrarle, actualizando su ficha policial e incluso trazando un retrato robot con el que sería su aspecto a los sesenta años.
Pistas genéticas
En paralelo, el Juzgado de Instrucción Número 6 de Alzira investiga en una pieza separada del caso Alcàsser evidencias genéticas de la participación de Antonio Anglés en el triple crimen antes de que se extinga su responsabilidad penal dentro de seis años. Para ello, ha encargado numerosos análisis de objetos hallados en los escenarios y en los vehículos utilizados por los delincuentes que acabaron con la vida de las menores.
Hace casi un año, el cómplice de Anglés, Miguel Ricart, fue detenido en un narcopiso del Raval barcelonés en el que trabajaba de regente a cambio de drogas. Desde que salió de la cárcel, su vida ha transitado entre la caridad y la marginalidad hasta llegar a la Ciudad Condal. Allí concedió su primera entrevista autorizada en treinta años, en la que volvió a insistir en su inocencia y sostuvo que «no siente arrepentimiento» y que su examigo es «basura carente de humanidad».
El pasado mes de febrero, la Guardia Civil detuvo a Joaquín Martins, uno de los hermanos de Antonio Anglés que se cambió los apellidos para evitar ser asociado con el prófugo, por secuestrar y torturar a un hombre al que presuntamente dejó, acompañado por otros cuatro delincuentes, desnudo y maniatado en una carretera en la provincia de Valencia.
Fuente ABC