Las concentraciones convocadas por el PP contra los pactos suscritos por el PSOE con los independentistas que incluyen la amnistía ha desbordado esta mañana las calles de Madrid y el resto de capitales de provincia. Según las primeras estimaciones de los populares, cerca de un millón de personas en Madrid y más de dos millones en toda España han secundado su llamada a rechazar en las calles los acuerdos de investidura.
Vox decidió apoyar estas manifestaciones y llevar luego a las sedes del PSOE las concentraciones. En Madrid, la manifestación tenía el ingrediente especial de la presencia de Santiago Abascal y muchos dirigentes de su partido, que luego acudirían a Ferraz. La gente se hacía fotos con él demostrando una conexión en la base que no siempre se atisba en las cúpulas de los partidos.
La Puerta del Sol pronto se quedó pequeña y la gente tuvo que copar las calles adyacentes hasta Callao y cortando el tráfico desde Cibeles. Las arterias peatonales que emanan de la Puerta del Sol se llenaron de gente ofreciendo una imagen de desorde y masificación que sorprendió al propio PP. La organización cifró la asistencia en 500.000 personas en Madrid. la Delegación de Gobierno lo rebajó a 80.000. No hubo ningún incidente.
Un ambiente festivo que contrariaba a algún manifestante: «Esto es una protesta, no una fiesta». El ambiente festivo al calor de los éxitos del momento contrastaba con un ánimo de indignación y los gritos de «Puigdemont a prisión», «Pedro Sánchez es un traidor» o en favor de una huelga general. Y un clásico: «España, unida, jamas será vencida». La apelación en favor del encarcelamiento del prófugo fue la consigna más repetida.
Colapso en torno a la Puerta del Sol
A las 11 de la mañana, una hora antes del inicio formal de la concentración, la parte central de la Puerta del Sol estaba ya abarrotada. Se cortaba la parada de metro de Sol para evitar colapso. Muchos manifestantes bajaban en Callao. La gente empezaba a desbordar el emplazamiento principal y a llenar la calle Preciados, Carretas, Arenal, Mayor y Alcalá.
El predominio era de las banderas de Europa, las que repartía la organización, y la española constitucional. Uno de los carteles más repetidos eran los clásicos carteles de «Se vende». Aderezados así: «Se vende España por 7 votos». Si hubo banderas preconstitucionales fue una anécdota. Como siempre en los actos importantes del PP desde que Feijóo es presidente el «People Have The Power» de Patti Smith apuntaba a que el acto estaba a punto de empezar.
El acto desbordaba claramente el ámbito tradicional del PP. Y su propia base canalizaba su indignación con cánticos que entroncan más con el discurso de Vox. Desde la plataforma fue el secretario general del PP de Madrid, Alfonso Alonso, el encargado de leer el manifiesto único que se ha leído en las 52 capitales de provincia. Tras él, abrió las intervenciones el alcalde de Madrid, José Luis Martinez Almeida, que en un enérgico discurso que puso a prueba su cuerdas vocales recordó a quienes se enfrentaron al golpe separatista de 2017 en Cataluña: «Cuando nos quiera vencer la desesperanza, el enfado o la resignación recordemos a todos estos héroes. No tenemos derecho ni a rendirnos ni a resignarnos».
El alcalde de Madrid animó a las concentraciones «para que no nos roben ni nuestra democracia ni nuestro Estado de derecho». Su intervención era interrumpida por cánticos constantes, que él mismo lideró en algún momento al grito de «España no se rinde». Fue él el encargo de presentar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que pronunció un discurso sosegado en las formas pero durísimo en el fondo y en absoluta comunión con los congregados: «El proyecto oculto de Pedro Sànchez ha dado por fin la cara. Su proyecto es el totalitarismo. Ha decidido que él no va a perder el poder le cueste lo que le cueste a España».
Ayuso acusó a Sánchez de «haber transformado la España de todos a su medida, por la espalda, a traición». Y de someter «las reglas de juego» porque «ha decidido que no va a haber una alternativa». Su discurso enardeció los gritos contra Sánchez. «Ese presidente es un delincuente». Ayuso persistía, sin subir el tono: «Hoy están en juego la libertad, la
pluralidad, la alternancia política y la democracia» hasta construir «una democracia sin ley, sin legitimidad». Y sentenció: «Esto es totalitarismo».
Ayuso llamó a la resistencia y alertó contra la resignación, dejando una de las ideas fuerza de la concentración: «Devolveremos golpe por golpe (…) Han olvidado que aquí está Madrid. Nos toca dar esta batalla. Piensa que nos vamos a rendir, que nos vamos a enfriar. No fallaremos y no callaremos».
El encargado de cerrar el acto fue el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, que agradeció la masiva presencia en Madrid y en toda España. Siendo muy consciente que trasciende las fronteras de su partido: «Sé que no acudís solo por el PP ni acudís solo los votantes del PP. Sé que esto va mucho más allá de partidos. Esto traspasa partidos políticos. Sé que estáis aquí porque tenéis principios que no estáis dispuestos a que os lo arrebaten».
Feijóo se comprometió a «no fallar» a los votantes y quiso llamar la atención de la Unión Europea «que sufre el infortunio de que su presidente de turno sea el que quiere romper la convivencia». Y quiso lanzar un mensaje que llegue más allá de nuestras fronteras resumiendo lo que sucede en torno a la investidura: «España va a tener a un presidente que ha comprado su investidura a cambio de la impunidad judicial de sus socios». El líder del PP denunció que la presidencia del Gobierno no puede ser objeto de compra venta.
El líder de los populares llamó a mantener la intensidad y defendió «las manifestaciones legales en cualquier lugar de España». Y anticipó que la movilización sólo acaba de empezar: «Que sepan que nos nos van a intimidar. Esta mayoría de españoles ya no es silenciosa. No nos van a frenar. No vamos a renunciar q ninguna conquista democrática. No nos callaremos hasta hablar en unas elecciones». En ese momento criticó Feijóo que «lo que se está haciendo es lo contrario a lo que hemos votado» y que «lo que se está votará la semana que viene en el Congreso de los Diputados será lo contrario de lo que hemos votado en las urnas».
El presidente del PP criticó que con uno de los apoyos más bajos de los últimos años el independentismo ha encontrado «un atajo» con quien «hace de sus necesidades problemas para los españoles». El ambiente en la oposición a Sánchez está muy caldeado. Feijóo intentó que la contundencia verbal e institucional no traspase esa frontera y reclamó «no caer en las provocaciones sino construir un gran proceso de entendimiento como hicimos en la Transición», ante lo que vaticinó como «unos próximos meses aciagos». Un equilibrio entre la serenidad y la contundencia que tiene que navegar la oposición: «Quien llega con deshonra se irá con deshonra».
Fuente ABC