Intentar describir el horror de la guerra iniciada por el grupo terrorista Hamas luego de su invasión a Israel el mes pasado nos es totalmente imposible.
Las guerras y demás catástrofes como esta tienen la particularidad de funcionar como una “ola política” arrasando con toda cuestión anterior e imponiendo un nuevo esquema de prioridades.
Administrar este conflicto es como un juego de ajedrez con un temporizador, debe resolverse de la forma más virtuosa en el menor tiempo.
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Como se dijo en anteriores columnas, la catástrofe funciona como elemento de unificación social temporaria, esto debe pensarse como un activo político a aprovechar por parte del gobierno en pos de generar acuerdos para enfrentar el problema, esto fue bien aplicado en Israel con la formación de una “unidad nacional”.
El funcionamiento de estos arreglos no puede ser estudiado mas allá de la administración de la emergencia, la misma por definición existe en un determinado plazo que al terminar generalmente reactiva los naturales conflictos políticos internos, (el tiempo puede o romper esta nueva coalición o moldearla internamente en un nuevo tipo)
Como pasa siempre, al poco tiempo empieza el “pase de factura” lo cual se resume en la repartija de responsabilidades, hoy en día ya hay voces que piden una renuncia del Primer Ministro Benjamin Netanyahu ni bien cesen las hostilidades.
La capacidad de mantener a flote el gobierno hoy esta muy relacionado a las victorias militares o mejor dicho, la capacidad de mostrar fuerza y solvencia. Esto al día de la fecha se esta logrando con creces, las Fuerzas de Defensa de Israel están llegando a lugares imaginados hace muy poco tiempo atrás.
Esta cuestión si bien es militarmente optimista, respeta una de las reglas primarias de la política: una solución abre un nuevo problema, en este caso: ¿Que hacer con Gaza?
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Frente a esto existen opiniones múltiples, algunos plantean salidas como una administración a largo plazo como existía antes de 2005 mientras otros buscan entregarle el poder a una administración palestina en Ramala.
Lo único que podemos entender como fáctico es que no hay ninguna salida posible donde Hamas siga detentando el poder en Gaza, este grupo terrorista lleva mas de 15 años sosteniendo un régimen de terror que no solo afecta a los israelíes de las comunidades del sur, si no que también subyuga a los mas de 2 millones de gazatíes honestos que simplemente desean vivir en paz.
Si bien una pacificación de la Franja de Gaza hoy nos parece imposible, tenemos que ser optimistas, la paz entre Israel y gobiernos árabes hoy no es una utopía.
Fuente Vis a Vis