LA HABANA, Cuba. – Al recientemente fallecido escritor checo Milán Kundera su novela La broma le costó que el gobierno comunista le retirara su nacionalidad y lo forzara al exilio. Los adustos y ríspidos funcionarios del Gobierno checo se irritaron por aquella novela, que consideraron “anticomunista”.
Igual ha pasado en Cuba. Al destacado escritor y dramaturgo Virgilio Piñera sus bromas le costaron ser condenado al ostracismo hasta su muerte. A Reinaldo Arenas su desenfado e irreverencia le costaron la cárcel y el exilio. Sus chistes les valieron que les cerraran todas las puertas en su país al dúo Los Tadeos, el fonomímico Centurión y el actor Andy Vázquez. Y está por verse qué pasará con la joven actriz Andrea Doimeadiós, que en la inauguración del pasado Festival del Nuevo Cine Latinoamericano se atrevió a mofarse de los funcionarios del Departamento Ideológico al preguntar a qué se dedicaban.
Los regímenes comunistas no entienden de bromas ni de chistes. Por eso, persiguen y castigan más a los bromistas que a los opositores.
No obstante, en el recién concluido Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), Rogelio Polanco Fuentes, el sinuoso y aburrido jefe del Departamento Ideológico del Partido Comunista, luego de asegurar “no somos cuadrados”, exhortó a los periodistas oficialistas ―esos amanuenses del régimen― a bromear y dejarse de tanto formalismo.
Así que ya saben: es preciso bromear, aunque después te condenen al ostracismo, la cárcel o el exilio.
Este servidor, humilde aspirante a ser un epígono de Chaplin, Groucho Marx y Álvarez Guedes, considera que el chiste mejor que se ha hecho en Cuba en los últimos tiempos fue el que hizo Polanco en el Congreso de la UPEC al asegurar que en dicho evento quedó demostrada la credibilidad de la prensa oficial y “la confianza del pueblo en la Revolución”.
¿En qué país vive Rogelio Polanco? ¿Qué realidad es la que habita?
En lo que sí tiene razón Polanco es en lo de la necesidad de las bromas del periodismo oficial. Ante la fuga del país de decenas de humoristas, los periódicos Granma, Juventud Rebelde y Trabajadores compiten con los humoristas de Palante, Melaíto y DDT, en hacer que los cubanos nos desternillemos de la risa.
Este régimen provoca carcajadas. Además de la hilarante broma de asegurar que “el pueblo cubano cree en la Revolución y confía en sus dirigentes” y de los chistes del presidente Miguel Díaz-Canel diciendo que “la limonada es la base de todo” y que los jóvenes cubanos pueden hacer sus proyectos de vida en su país, está el divertimento de Aleida Guevara, la hija del Che Guevara, asegurando que sabe tirar y tirar bien, y que estaría dispuesta a irse a la Franja de Gaza a combatir contra los israelíes.
También son capaces los castristas de hacer chistes macabros, como hablar de soberanía alimentaria y de garantizar la atención a ancianos y personas vulnerables. ¡Miren que venirles con esos cuentos a personas que si no mueren de hambre o por falta de medicinas, mueren aplastados por los escombros de sus ruinosas casas!
Otros muy buenos chistes hacen cuando hablan de socialismo próspero, de logros y avances, y mejor aún, de democracia y derechos humanos, principalmente del derecho a la libertad de expresión si nos pueden condenar a 20 años de cárcel solo por pedir libertad o gritar “Patria y Vida”.
Habría que preguntar a Polanco para qué más bromas. El periodismo oficial está rebosante de humor. Es humor negro, pero, al fin y al cabo, es humor.
Polanco, el bilioso ideólogo del Partido Comunista, si quiere reír, que no se limite a los memes de Facebook que chotean la realidad nacional y que tanto irritan a sus jefes. Más se va a divertir con la prensa oficial. No hay humor de mayor envergadura que el suyo.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Fuente Cubanet.org