Por Mariano Spezzapria
Buscará reconstruirse como oposición desde la provincia de Buenos Aires, pese a que Kicillof también salió golpeado porque el PJ estuvo cerca de perder allí; Cristina apuesta al Congreso
Mientras Sergio Massa se preparaba para subir al escenario del búnker oficialista a reconocer la derrota con Javier Milei, por lo bajo ya comenzaba a comentarse la etapa que se viene para el peronismo como principal fuerza de oposición. Aún en estado de shock, los dirigentes apuntaban que la fuerza contará con bloques numerosos que le darán la primera minoría en la conformación del Congreso desde el 10 de diciembre. Ahí conservará predicamento Cristina Kirchner.
La nueva “etapa de resistencia” que empieza a gestar desde ahora el peronismo tendrá además base en la provincia de Buenos Aires, donde el gobernador Axel Kicillof recibirá a un grupo de funcionarios que en los últimos años fueron parte de la gestión del presidente Alberto Fernández. Uno de los mencionados en ese sentido es el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, anticiparon a LA NACION fuentes cercanas al mandatario provincial.
De todos modos, el resultado del balotaje en la provincia de Buenos Aires descolocó a Kicillof, ya que Massa apenas pudo derrotar a Milei en territorio bonaerense, cuando se suponía que el distrito era “la llave de la victoria” nacional de Unión por la Patria. Para el gobernador, además, se abre una etapa de dificultosa convivencia con el jefe libertario apostado en la Casa Rosada. Ya se sabe que la Provincia tiene dependencia de los recursos federales.
El papel que jugará Cristina Kirchner a partir de ahora también es motivo de comentarios incipientes entre la dirigencia peronista. La vicepresidenta le sacó el cuerpo a la campaña electoral de Unión por la Patria y este domingo permaneció en Santa Cruz, muy lejos del bunker de Massa, que sin embargo tuvo la presencia de Máximo Kirchner, quien forjó en los últimos años una relación personal fluida con el ministro de Economía y ahora excandidato presidencial.
Tanto Máximo como Kicillof y Eduardo “Wado” de Pedro, quienes serán los alfiles de Cristina Kirchner en la etapa que se abrirá el 10 de diciembre, estuvieron junto a Massa en la noche de su derrota. La sintonía entre el kirchnerismo y el tigrense se acentuó desde que asumió al frente del ministerio de Economía, el agosto de 2022, cuando se combinaron para dar un golpe de timón interno que terminó eyectando del Palacio de Hacienda a Martín Guzmán.
Pero ahora, con el resultado puesto y con Cristina buscando preservarse de la derrota -algo imposible porque ella fue la arquitecta del Frente de Todos en 2019-, habrá que ver cómo sigue esa relación. “Ella va a seguir siendo la jefa”, sentenció un dirigente que venera a la vicepresidenta, en referencia a su predicamento sobre Kicillof y sobre un grupo de diputados y senadores que le siguen respondiendo a pies juntillas.
Ni bien se conocieron los resultados, que favorecieron a Milei en 21 de los 24 distritos electorales del país, también comenzaron los pases de factura entre los gobernadores del PJ. Solo salvaron la ropa Buenos Aires, la Formosa de Gildo Insfrán y Santiago del Estero, del radical K Gerardo Zamora. El resto de los mandatarios fueron barridos por la ola libertaria, que se acumuló potencia con ayuda de los votos que le aportó Juntos por el Cambio.
En el massismo, en tanto, era todo decepción tras el balotaje: fue Sebastián Galmarini, especialista en materia electoral, quien terminó de convencer a su cuñado de que Milei lo había doblegado y que el partido estaba terminado. “Son las reglas del juego”, razonó. Fue entonces cuando Massa decidió subir al escenario y reconocer la derrota. Mientras tanto, por lo bajo, ya empezaban a especular con el nuevo rostro que adoptará el peronismo en la oposición.
Fuente La Nación