El 7 de octubre de este año cambió la vida de todos los judíos del mundo, para los que nos consideramos sionistas, este fue un fuerte golpe del que probablemente nos costará mucho tiempo recuperarnos desde la emocional. Por otro lado, y lamentablemente, los eventos de este día no quedarán enmarcados como algo nuevo en la historia de nuestro pueblo, sino que se suman a una larga lista de todas las veces que grandes grupos de personas complotan deliberadamente con el fin de exterminarnos y causarnos daño por el simple hecho de ser judíos. A pesar de esto, hay una realidad la cual es que la contemporaneidad de este hecho con nuestra existencia, sobre todo para los jóvenes de mi edad, nos afecta de una manera distinta. Nos vemos en la necesidad de actuar, de no ser indiferentes. En mi caso, yo tengo la suerte (y la responsabilidad) de ser Rosh del MerkazEtgar de Rosario, el cuál forma parte de la Tnua Hejalutz Lamerjav.
Dado este contexto, nos tocó, haciendo caso al significado de la palabra Tnua (movimiento) comenzar a movernos, no paralizarnos ante una difícil situación como la que estábamos presenciando. Entonces, nos vimos en la disyuntiva de tomar una decisión: ¿cómo movernos? ¿qué hacer?
Como primera medida, lo que teníamos que hacer era parar a reflexionar, a pensar sobre lo que había ocurrido, algo que, nos había tomado completamente por sorpresa. Por eso, decidimos organizar, primero que todo, un Tekes (acto) el día 14 de octubre (primer acto organizado exclusivamente por y para la comunidad judía de Rosario) para poder conmemorar y recordar a las víctimas que habían sufrido las atrocidades cometidas por el grupo terrorista Hamas una semana antes.
Cerrada esta primera etapa, nos tocó avanzar y volver a plantearnos las mismas preguntas, lo cual nos llevó a tener que definir el rol y la postura que tomaría la tnua de ahí en adelante en cuanto a su contribución a la comunidad, lo cual nos hizo caer en cuanta que la necesidad no era tanto hacia afuera sino más bien hacia adentro de la comunidad, creando una fuerte red de contención la cuál tenía la función de apoyarnos los unos a los otros en estos tiempos difíciles. Consecuentemente, decidimos replantear todo nuestro año de allí en adelante, comenzando a plantear nuestros proyectos en pos generar ese espacio de contención que necesitábamos en Rosario.
A partir de allí, pusimos en marcha gran cantidad de proyectos, tanto con el fin de generar conciencia comunitaria sobre lo que estaba pasando, como también para apoyar de la mejor manera que podamos a todos los que, desde Israel, estaban y están defendiendo a nuestro estado y a nuestro pueblo.
Luego de recibir las buenas noticias del comienzo de la liberación de los secuestrados, nos pareció sumamente importante enviar un claro mensaje de que esto aún no termina, debemos seguir. Debido a eso, complementar nuestras jultzot de madrijim con un cordón amarillo, en señal del pedido por la liberación de los secuestrados. Como dice el Talmud, “Kol Israel arevimzelaze”, todos los miembros del Pueblo de Israel somos responsables el uno por el otro. Por eso que, hasta el último niño, la última niña. El último anciano, la última anciana. La última mujer, el último hombre. El último jaial, La última jaielet, vuelvan a casa con vida, no vamos a sacar el cordón amarillo de nuestras jultzot, no dejaremos de reclamar, no dejaremos de apoyar a nuestros jaialim en esta guerra contra el terror, no dejaremos de generar conciencia. Hasta que el último de los secuestrados vuelva a casa ninguno de nosotros estará completo.
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Fuente Vis a Vis