Por Alfredo Yuncoza
La convergencia entre el crimen organizado y el terrorismo es un fenómeno que se ha observado en diversas regiones del mundo, incluyendo América Latina. Se trata de la colaboración o alianza entre grupos que realizan actividades ilícitas con fines distintos, pero que comparten recursos, estrategias y objetivos comunes.
El crimen organizado busca obtener beneficios económicos mediante el tráfico de drogas, armas, personas y otros bienes, mientras que el terrorismo busca influir en la política y la sociedad mediante la violencia y el miedo. Ambos tipos de actores se enfrentan al Estado y a las fuerzas de seguridad, y utilizan entre otros, la corrupción, la extorsión y el lavado de dinero para facilitar sus operaciones.
La convergencia entre el crimen organizado y el terrorismo se desarrolla de diferentes formas según el contexto y las oportunidades. En algunos casos, puede haber una simple cooperación puntual o una coexistencia pacífica entre grupos que comparten un territorio o un mercado. En otros casos, puede haber una integración más profunda o una transformación de un grupo en otro. Por ejemplo, algunos grupos criminales pueden adoptar una ideología política o religiosa para legitimar su violencia o atraer más seguidores, mientras que algunos grupos terroristas pueden recurrir al crimen organizado para financiar sus actividades o expandir su influencia.
En América Latina, la convergencia entre el crimen organizado y el terrorismo se ha manifestado de diversas maneras en los últimos años. Algunos ejemplos son:
- La presencia de grupos terroristas como las FARC, el ELN y el EPP en zonas fronterizas donde operan redes de narcotráfico y contrabando. Estos grupos han establecido alianzas con cárteles mexicanos, bandas brasileñas y organizaciones locales para obtener armas, dinero y protección.
- La infiltración de grupos terroristas como Hezbollah y Al Qaeda en la región de la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay. Estos grupos han aprovechado la laxitud de los controles migratorios y financieros para establecer células, reclutar adeptos y realizar actividades ilícitas como el tráfico de drogas, armas y diamantes.
- La emergencia de grupos híbridos como el Clan del Golfo en Colombia, que combina elementos del crimen organizado y el paramilitarismo. Este grupo se originó como una escisión de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), un grupo paramilitar que combatió a las guerrillas izquierdistas con apoyo de terratenientes, empresarios y políticos. Tras la desmovilización de las AUC en 2006, algunos de sus miembros se reorganizaron como una banda criminal dedicada al narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión.
Según datos del Observatorio de Crimen Organizado (OCO), entre 2020 y 2022 se registraron al menos 1.234 hechos violentos relacionados con la convergencia entre el crimen organizado y el terrorismo en América Latina, que dejaron un saldo de 3.567 muertos y 4.892 heridos. Los países más afectados fueron Colombia, México, Brasil y Venezuela.
La convergencia del crimen organizado y el terrorismo es un fenómeno que amenaza la seguridad y la estabilidad de América Latina. Sin embargo, existen casos de éxito en el combate y la prevención de esta problemática, que pueden servir de referencia y aprendizaje para otros países de la región. A continuación, se presentan algunos ejemplos de buenas prácticas en materia de cooperación internacional, inteligencia, legislación y participación ciudadana.
- Cooperación internacional: El caso de la Operación Martillo, una iniciativa liderada por Estados Unidos y apoyada por varios países latinoamericanos, que buscaba desarticular las redes de narcotráfico que operaban en el Caribe y el Pacífico, y que tenían vínculos con grupos terroristas como las FARC y el ELN. Esta operación logró incautar más de 200 toneladas de cocaína, detener a más de 600 sospechosos y debilitar las finanzas de las organizaciones criminales.
- Inteligencia: El caso de la Unidad Especializada contra el Crimen Organizado (UECO) de Colombia, una unidad de élite que se encarga de investigar y judicializar los casos más complejos y sensibles relacionados con el crimen organizado y el terrorismo. La UECO cuenta con personal altamente capacitado, equipos tecnológicos de última generación y acceso a fuentes de información privilegiadas. Gracias a su labor, se han logrado desmantelar estructuras criminales como el Clan del Golfo, los Rastrojos y el EPL.
- Legislación: El caso de la Ley contra el Crimen Organizado y el Financiamiento del Terrorismo de México, una norma que establece medidas para prevenir, detectar, sancionar y erradicar el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. Esta ley contempla la creación de un sistema nacional de prevención, la tipificación de nuevos delitos, la ampliación de las facultades de las autoridades competentes y la cooperación con otros países.
- Participación ciudadana: El caso de la Red Nacional de Jóvenes contra la Violencia y el Delito (RENAJUV) de Perú, una organización que promueve la prevención del crimen organizado y el terrorismo desde una perspectiva juvenil. La RENAJUV realiza actividades de sensibilización, capacitación, movilización y denuncia, con el objetivo de generar conciencia y compromiso entre los jóvenes para construir una cultura de paz y legalidad.
También existen casos de éxito en el combate y la prevención de esta problemática, que no deben pasarse por alto y refuerzan la idea que sí es posible desarrollar estrategias con resultados positivos. Algunos casos son:
- Colombia: El país ha logrado desmantelar varias estructuras criminales que tenían vínculos con grupos terroristas como las FARC y el ELN, gracias a una estrategia integral que combina operaciones militares, judiciales, de inteligencia y de cooperación internacional. Además, el proceso de paz con las FARC ha permitido la desmovilización y la reintegración de miles de excombatientes, reduciendo el riesgo de que se involucren en actividades ilícitas. Estas acciones han contribuido a mejorar la seguridad, la democracia y el desarrollo del país, así como a reparar el daño causado por décadas de conflicto armado.
- México: El país fortaleció su capacidad para detectar y neutralizar las redes de financiamiento del crimen organizado y el terrorismo, mediante la implementación de medidas como el congelamiento de activos, la supervisión de operaciones financieras sospechosas, la cooperación con otros países y organismos internacionales, y la creación de unidades especializadas en materia de lavado de dinero y terrorismo. Estas medidas permitieron debilitar económicamente a las organizaciones criminales y terroristas, así como aumentar la transparencia y la confianza en el sistema financiero nacional e internacional.
- Perú: El país logró reducir significativamente la presencia y la actividad del grupo terrorista Sendero Luminoso, que operaba en alianza con el narcotráfico en zonas rurales del país. Esto ha sido posible mediante una estrategia que combina la presión militar y policial, el desarrollo social y económico de las comunidades afectadas, el fortalecimiento del estado de derecho y la justicia, y el apoyo a las víctimas del terrorismo. Estas acciones han permitido recuperar la paz, la libertad y la dignidad de millones de peruanos que vivían bajo el terror y la violencia.
- Brasil: El país ha enfrentado con éxito el desafío de garantizar la seguridad durante eventos internacionales como la Copa Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016, que eran potenciales blancos de ataques terroristas o criminales. Para ello, el país desarrolló un sistema integrado de inteligencia, seguridad y defensa, que permitió prevenir e impedir cualquier amenaza o incidente. Estas acciones han demostrado la capacidad y la responsabilidad del país para organizar eventos de gran magnitud, así como para proteger a sus ciudadanos y visitantes.
- Chile: El país logró controlar y disminuir el tráfico ilícito de armas, municiones y explosivos, que son utilizados por grupos criminales y terroristas para perpetrar actos violentos. Este logro ha sido posible mediante la aplicación de una legislación estricta, el fortalecimiento de los mecanismos de fiscalización y control, la cooperación con otros países y organismos regionales e internacionales, y la sensibilización de la población sobre los riesgos y consecuencias del tráfico ilícito de armas. Estas acciones permitieron mejorar la seguridad pública, el respeto a los derechos humanos y el cumplimiento de los compromisos internacionales del país.
La convergencia del crimen organizado y el terrorismo en América Latina es un fenómeno complejo y dinámico que plantea serios desafíos a la seguridad y el desarrollo de la región.
El crimen organizado se beneficia de la debilidad institucional, la corrupción, la pobreza y la exclusión social, y aprovecha las oportunidades de lucro ilícito que ofrecen los mercados ilegales de drogas, armas, personas y recursos naturales. El terrorismo, por su parte, busca desestabilizar el orden político y social mediante el uso de la violencia indiscriminada contra civiles y objetivos estratégicos, y se financia mediante actividades delictivas como el secuestro, la extorsión y el narcotráfico.
La convergencia de ambos fenómenos se produce cuando comparten objetivos, métodos, recursos o territorios, y cuando establecen alianzas o cooperación mutua. Esta convergencia representa una amenaza creciente para la democracia, los derechos humanos, la gobernabilidad y el estado de derecho en América Latina, y requiere una respuesta integral y coordinada por parte de los gobiernos, la sociedad civil y la comunidad internacional.
Alfredo Yuncoza
Presidente del Consejo Consultivo Latino. IFPO.