España no aparece entre la docena de países firmantes de un comunicado conjunto, liderado por EE.UU., contra los ataques de milicianos hutíes en el mar Rojo. El comunicado fue presentado ayer por la tarde por la Casa Blanca y condena los ataques «ilegales, inaceptables y profundamente desestabilizadores» de los hutíes en el mar Rojo, un paso marítimo fundamental en el comercio internacional. El texto exige el «cese inmediato de estos ataques ilegales y la liberación de barcos y tripulaciones detenidos de manera ilegal» y los firmantes se muestran determinados a «perseguir a los actores malignos» por estas acciones.
Además de EE.UU., firman el comunicado el principal socio trasatlántico de Washington (Reino Unido), aliados decisivos de la UE como Alemania, Italia, Países Bajos, Dinamarca y Bélgica: socios occidentales como Australia, Japón y Nueva Zelanda y un país árabe, Bahrein. Francia es el otro gran país europeo que no está en el comunicado.
La ausencia de España se enmarca dentro de las desavenencias entre la Administración Biden y el Gobierno de Pedro Sánchez alrededor de la guerra en Gaza y sus consecuencias en la región. El presidente español ha sido uno de los líderes occidentales que ha defendido con más fuerza un alto el fuego por parte de Israel, algo que, en la visión del Gobierno de Joe Biden, solo beneficiaría en este momento a Hamás.
El mes pasado, España se desmarcó de la coalición internacional que organizó EE.UU. para enfrentar los ataques de hutíes en el mar Rojo. Este grupo pro-iraní, que controla parte de Yemen tras una guerra civil que empezó en 2014, defiende que seguirá atacando cargueros que tengan intereses en Israel hasta que no se facilite la entrada masiva de ayuda humanitaria en Gaza.
En un principio, España iba a formar parte de esa coalición, anunciada por el Pentágono el 18 de diciembre. Pero el Ejecutivo de Sánchez aseguró después que no participaría en la misión y que apostaba por otra liderada por la Unión Europea. Esa salida fue aplaudida por los portavoces hutíes y ahora España queda desplazada de la coordinación entre sus principales socios occidentales para asegurar un tráfico marítimo que supone el 15% del comercio internacional y que es decisivo en el control de precios.
Fuente ABC