El hombre acusado de asesinar a su hijo de once años en la localidad valenciana de Sueca para causarle dolor a la madre ha vuelto a confesar el crimen este lunes en el juicio que se sigue contra él en la Audiencia de Valencia, aunque ha rechazado los presuntos malos tratos físicos y psíquicos a su exmujer durante casi dos décadas de matrimonio.
«Discutimos porque no quería estar allí. No estaba a gusto. Quería irse con su madre. Me dijo que yo no era su padre. Y de ahí pasó todo lo que pasó. Lo cogí del cuello y le clavé el cuchillo varias veces», ha relatado el procesado impasible ante el jurado popular sobre unos hechos que se remontan al 3 de abril de 2022, dos días después del cumpleaños del niño que insistió en celebrar con él. Mientras eso ocurría, el menor «estaba quieto».
No recuerda las veces que lo apuñaló, pero sí que el niño cogió la llamada de su madre -a la que había enviado un mensaje pidiéndole que fuera a por él- mientras lo estaba acuchillando y gritó «¡Mamá!» antes de morir. Tampoco sabe si siguió apuñalándolo después. Cuestionado sobre si el crimen se hubiera producido si su expareja hubiera vuelto con él, se ha limitado a responder: «No creo». Al mismo tiempo, ha reconocido que para su exesposa, Jordi era «la persona que más quería en el mundo».
José Antonio A., que se enfrenta a la prisión permanente revisable, solo ha querido responder a las preguntas de su abogado y al de la Generalitat, que ejerce la acción popular. «Me lo dejaba todos los domingos» pese a estuviera bajo los efectos del alcohol, ha apuntado sobre la custodia compartida de mutuo acuerdo tras el divorcio, que se dictó en 2021 por una descoordinación entre juzgados, al no informarse de la existencia de una condena por malos tratos.
La relación con el niño era, a su juicio, «muy buena», aunque se ha justificado esgrimiendo que el día del asesinato y el anterior «había bebido mucho». Hasta entonces, el procesado había cesado todos los actos hostiles hacia su exesposa y mantenía las visitas que le correspondían.
A preguntas de su defensa, ha indicado que tenía dependencia del alcohol y que, aunque no tomaba sustancias estupefacientes: «El novio de mi hermana entraba al piso y me ponía droga en la bebida». Además, ha agregado que en el momento de los hechos estaba de baja por una «depresión fuerte», que sigue tomando medicación para la ansiedad y que tiene antecedentes familiares de trastorno mental: «Tengo una tía que es esquizofrénica».
Como compensación ha ofrecido su piso a la madre del pequeño, aunque «cree que no lo ha aceptado. Por ello, su abogado pide que se contemple la atenuante de alteración psíquica y de reparación del daño.
Contradicciones en la declaración
El procesado, de 47 años, ha señalado que la relación con su entonces pareja «era buena hasta el 2021», cuando ella le dijo que «se había enamorado de otro hombre y empezamos a discutir». «Reaccioné mal y le pedí que se lo pensará mejor», ha admitido, pero «no la he insultado nunca». En ese sentido, ha negado que vejara a su exmujer ante familiares y amigos durante 17 años de matrimonio, aunque sí ha reconocido que, tras la separación, la llamaba insistentemente.
«No la cogí del cuello», ha afirmado, y tampoco le esgrimió un cuchillo –un episodio por el que fue condenado y desencadenó que la mujer se marchara con su hijo a vivir a casa de sus padres– ni la amenazó con causarle mal tras pedirle el divorcio.
En varias ocasiones ha repetido que su exmujer miente en su relato. «Yo iba a ver cómo Jordi entraba a escuela cuando ella no estaba delante, estaba en la otra esquina», aunque ha rechazado que se acercara a ella –había una orden de alejamiento– para pedirle que volviera con él.
Sobre todas estas afirmaciones, la magistrada ha apreciado contradicciones con su declaración en instrucción, en la que sí que admitió haber insultado a su expareja y haberla agarrado del cuello en dos ocasiones, así como haberse acercado a ella en los accesos al centro escolar.
«No está loco. Es maldad»
El encausado está en prisión provisional desde que ocurrieron los hechos. La vista debía haber empezado el 18 de diciembre, pero al no alcanzarse conformidad entre las partes y se decidió aplazarla para que la deliberación no coincidiera con las Navidades. Las comparecencias de los testigos y los peritos se sucederán a lo largo de esta semana con vistas a que el próximo lunes el jurado se retire a deliberar.
La madre del niño asesinado ha declarado a puerta cerrada por su condición de víctima de malos tratos. Finalmente se ha renunciado a la testifical de la progenitora del acusado. Al inicio de la sesión de este lunes, tras la elección de los nueve miembros del tribunal ciudadano, las partes han leído sus escritos de acusación y han hecho hincapié en las secuelas que los hechos que se juzgan han dejado en la madre del pequeño tras lo «peor» que puede hacer un ser humano. «El que muere ya no siente», pero el que se queda «está muerto durante toda su vida», ha señalado la fiscal.
La abogada de la madre, que ha pedido un veredicto de culpabilidad, ha avanzado al jurado que iban a ser testigos del «dolor en su máxima potencia». «Oirán cómo sobrevive» y «cómo la vejaba durante 17 años». «Tomen nota de todo», ha pedido.
Por su parte, el letrado de la Generalitat, que se ha adherido al escrito de acusación de la Fiscalía, ha pedido al jurado que preste atención a los informes médicos forenses, que indican que el acusado era «plenamente consciente» de lo que hacía, «con su capacidad intelectual intacta» pese a sus problemas de alcoholismo. «No está loco. Eso es maldad», ha aseverado para justificar la petición de la máxima pena contemplada en el Código Penal.
La Fiscalía reclama una indemnización de 300.000 euros para la madre del pequeño y 60.000 para cada uno de los abuelos maternos. Además, el Ministerio Público observa otros cuatro delitos -amenazas, quebrantamiento de condena, maltrato y maltrato psíquico y físico habitual- en la actuación del encausado durante los años anteriores al filicidio.
Fuente ABC