Por Nicolás J Portino González -Especial Total News Agency-
Una vez más, la ineficacia del MERCOSUR, creado en 1991 con la promesa de unir estratégicamente a 12 naciones de América del Sur, queda en evidencia. Tras décadas de su fundación, este bloque económico y político no ha demostrado ser más que una reunión de burócratas improductivos, incapaces de actuar de manera unificada frente a desafíos regionales como el narcoterrorismo.
Recientemente, hechos de muy alta gravedad sacuden a Ecuador, pero la respuesta del MERCOSUR ha sido limitada a declaraciones superficiales en redes sociales, tal cual podrían haber reaccionado un grupo de adolescentes, más no los representantes de las naciones miembro. ¿Dónde está la acción coordinada que se espera de un bloque estratégico? ¿Dónde está la verdadera hermandad latinoamericana que tanto se proclama y con la que nos han hartado?
A lo largo de 33 años de existencia, el MERCOSUR ha demostrado ser, como mucho, una unión aduanera imperfecta. La falta de una moneda común, la limitada libertad comercial entre sus estados miembro y la incapacidad para establecer acuerdos significativos con otros bloques estratégicos del mundo, evidencian su fracaso total como entidad integradora continental.
Pero detrás de bambalinas, no es solo el MERCOSUR el que ha fallado en su misión. Organizaciones como la ONU, la OEA, la CIDH, la CELAC, el PARLASUR, el BID, entre otras, han demostrado ser absoluta y groseramente ineficientes en abordar los desafíos fundamentales que enfrenta América Latina. Incluso la palabra del Papa Francisco I, una figura de gran influencia en la región, ha sido cuestionada por su silencio ante graves violaciones a los derechos humanos y la evidente connivencia con el narcoterrorismo de dictaduras como la de Nicolás Maduro en Venezuela.
Es imperativo que los países miembros del MERCOSUR reevalúen su compromiso con la verdadera integración y cooperación regional, dejando de lado el cuento revolucionario comunista y madurando de una vez, llegando a la adultez finalmente. La retórica vacía y las acciones superficiales ya no son suficientes y los ciudadanos ya no la toleran más. Se requiere una acción concertada y efectiva para abordar los desafíos comunes, como el narcoterrorismo, y trabajar hacia un futuro más próspero y seguro para todos los ciudadanos de América del Sur.
La “hermandad latinoamericana” es hoy solamente un eslogan fallido; debe convertirse en una realidad palpable, respaldada por acciones concretas y un compromiso genuino con el bienestar de la región o…disolver el MERCOSUR y todos los organismos anteriormente mencionados, evitando así el gasto que representa dicho organismo para los países -empobrecidos- que lo integran.