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Para lo bueno y para lo malo, Grifols no es Gowex. Para lo bueno, porque en el caso del fabricante de hemoderivados sí existe un modelo de negocio sólido, con capacidad demostrada de generar ingresos (eventualmente siempre puedes reestructurar la deuda y que los acreedores sustituyan a la familia en el capital, como en Celsa). Para lo malo, porque las acusaciones de mala praxis contable afectan a todo un Ibex 35 auditado por KPMG, no a una compañía que cotiza en el MAB y auditada por una firma independiente llamada M&A. Y encima la crisis no ha llegado precisamente en el mejor momento para el mercado. En este primer semestre, hay un buen puñado de grandes compañías españolas esperando su ventana para salir a bolsa, como Puig, Cosentino, Hotelbeds o Cirsa. En principio, son compañías lo suficientemente grandes como para que la veintena larga de inversores institucionales que suelen acudir a estas operaciones las analicen por sus méritos y escindan su análisis del caso Grifols. Sin embargo, para salir a navegar, uno siempre prefiere que el mar esté en perfectas condiciones. Un nubarrón a lo lejos con mala pinta es a veces un motivo razonable para quedarse en puerto.
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Fuente El Confidencial