En junio la Comisión Europea presentó los primeros rasgos de su agenda de seguridad económica, toda una serie de medidas e iniciativas que buscan proteger la economía de la Unión Europea de los riesgos que plantean competidores como China, aunque Bruselas se ha cuidado mucho de no mencionar a ningún país. Este miércoles, el Ejecutivo comunitario ha dado un nuevo paso, proponiendo hacer más estrictos en los controles de las inversiones extranjeras en sectores estratégicos y también una mayor coordinación en los controles de exportaciones de aquellas tecnologías que se consideran “de uso dual”, es decir, que pueden ser vendidas con un fin civil pero que pueden acabar planteando un riesgo para la seguridad por su uso en el campo militar.
El paquete, presentado por los vicepresidentes de la Comisión Europea Valdis Dombrovskis, a cargo de Comercio, y Margrethe Vestager, a cargo de Competencia, buscan crear un marco más coherente en un ámbito en el que cada Estado miembro sigue teniendo la competencia. El objetivo principal en lo referente al control de inversiones extranjeras es refinar el mecanismo que se puso en marcha en el año 2020, intentando cerrar algunas grietas y hacerlo más robusto y efectivo, con un mayor nivel de coordinación y de disciplina por parte de los Estados miembros. De hecho, un grupo de ellos todavía no han establecido un mecanismo de escaneo de inversiones extranjeras. Bruselas advierte por ejemplo de las inversiones que, técnicamente, proceden de empresas europeas, pero que en realidad son filiales de compañías en países terceros que reciben dinero desde estos Estados. “Estamos proponiendo una evolución del sistema, no una revolución”, explica una fuente comunitaria,
La Comisión Europea propone también reforzar los trabajos en lo referente a los controles de exportaciones y elaborar un ‘Libro Blanco’ que se centrará, según ha explicado una fuente comunitaria, en cómo evitar que “conocimiento” clave sobre tecnologías críticas se filtre a posibles rivales, especialmente cuando se trata de tecnologías de uso dual, es decir, que pueden ser utilizados en el ámbito militar. “Existe el riesgo de que la tecnología se filtre, que el conocimiento sobre ella, el ‘know-how’, acabe en las manos de militares o de servicios de inteligencia y que acabe siendo utilizado contra nosotros”, señala la fuente. Un ejemplo claro de controles de exportaciones es el caso de la empresa AML, una compañía holandesa que desarrolla chips de última generación y que ha limitado sus exportaciones a China por presión de Estados Unidos.
“Las tensiones geopolíticas y el ritmo del cambio tecnológico hacen necesaria una actuación más coordinada a escala de la UE“, señala el documento que este miércoles ha publicado la Comisión Europea y que ha sido enviado al Consejo y al Parlamento Europeo. Bruselas advierte de una descoordinación entre lo que los distintos Estados miembros consideran tecnologías críticas “podría debilitar la seguridad de la UE en su conjunto”. En los últimos meses, el Ejecutivo comunitario ha insistido en reforzar los controles en cuatro áreas clave: tecnologías avanzadas de semiconductores, tecnologías de inteligencia artificial, tecnologías cuánticas y biotecnologías.
Todos estos movimientos por parte de Bruselas deben leerse a través de dos ideas. La primera es que el mundo es mucho más hostil de lo que había sido hasta ahora y actores que podían ser considerados neutrales ya no lo son. El ascenso de China hasta convertirse en una superpotencia y la competencia de Washington y Pekín han hecho que el escenario cambie por completo: ahora hay una mayor conciencia de que hay algunos elementos estratégicos sobre los que no se debe ceder su control a terceros. En segundo lugar, es fundamental intentar mantener cierta ventaja en la tecnología, que se convierte ahora en el elemento definitorio de la prosperidad de una región, y la tecnología suele estar vinculada normalmente a tecnologías verdes. Europa ha visto cómo en ámbitos donde contaba con una cierta ventaja competitiva, como por ejemplo en el ámbito fotovoltaico, dicha ventaja ha desaparecido por completo ante China. Ahora ese riesgo se ve en muchos otros ámbitos.
No se trata, aseguran, de un giro conservador. La Comisión Europea ha sido uno de los principales actores en la defensa del libre comercio de las últimas décadas, pero el juego está cambiando, y en Bruselas se tiene la sensación de que mientras el tablero y las piezas ya han sido sustituidos por otros completamente diferentes, la Unión Europea sigue las reglas de un juego que ha dejado de existir en los últimos años. Alemania es la víctima perfecta del enorme cambio que está viviendo el mundo: su economía ha funcionado a través de inversiones a China y Estados Unidos, que cada vez corren más riesgo ante la amenaza del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y al aumento de importaciones de vehículos eléctricos chinos en el mercado europeo, y gracias a la energía barata de Rusia, que la guerra de Ucrania ha obligado a descartar.
Bruselas considera que el mundo es mucho más hostil de lo que había sido hasta ahora y actores que podían ser considerados neutrales ya no lo son
Como parte de su comunicación, la Comisión propone buscar maneras de mantener la ventaja tecnológica que obsesiona a muchos en Washington y, cada vez más, en Bruselas, especialmente en esas tecnologías de doble uso a través de los programas e inversiones ya existentes. Así, el Ejecutivo comunitario propone tres opciones en un Libro Blanco adoptado este miércoles: por un lado, seguir manteniendo el actual esquema; la segunda opción es eliminar el foco específico en aplicaciones civiles en programas como el Horizonte Europa, de manera que los fondos europeos de ese programa también puedan dedicarse al desarrollo de tecnologías de uso dual; y por último “crear un instrumento dedicado específicamente para la innovación y desarrollo de tecnologías de doble uso“. Ahora la Comisión comenzará a hacer consultas con las autoridades nacionales, con la industria y el mundo académico para analizar por qué opción de las tres decantarse.
Además, Bruselas ha hecho una serie de recomendaciones para evitar que haya colaboraciones en materia de investigación con actores de países terceros que pueden ser hostiles a la Unión Europea, que también puede provocar una “indeseada transferencia de conocimiento”, ha explicado Vestager en una rueda de prensa. “En 2022 se encontraron 3.000 colaboraciones científicas de universidades europeas con institutos militares chinos desde principios de siglo. Puede que no fuera ilegal entonces, pero la pregunta es si esto es deseable”, ha explicado la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea.
Inversiones en el extranjero
Bruselas no se lanza todavía a hacer una propuesta para un mecanismo europeo de control de inversiones europeas en el extranjero, aunque también propone diseñar un ‘Libro Blanco’ y tiene, desde julio, un grupo de expertos con los Estados miembros para trabajar en una propuesta. La Comisión Europea quiere seguir siendo una economía abierta, pero al mismo tiempo advierte de “la creciente preocupación por las inversiones salientes en un reducido conjunto de tecnologías avanzadas que podrían mejorar las capacidades militares y de inteligencia de actores que podrían utilizar estas capacidades para amenazar la paz y la seguridad internacionales”.
“Aunque la UE y sus Estados miembros ya examinan las inversiones extranjeras directas en la UE y controlan las exportaciones de tecnologías de doble uso fuera de la UE, en la actualidad no se examinan las inversiones que salen de la UE hacia terceros países”, señala la Comisión Europea en su comunicación. “No estamos en una etapa de discutir qué tipo de mecanismo (se va a establecer). Vamos a lanzar un monitoreo con los Estados miembros para hacernos una imagen de qué tipo de medidas hacen falta“, añade la fuente comunitaria.
En junio la Comisión Europea presentó los primeros rasgos de su agenda de seguridad económica, toda una serie de medidas e iniciativas que buscan proteger la economía de la Unión Europea de los riesgos que plantean competidores como China, aunque Bruselas se ha cuidado mucho de no mencionar a ningún país. Este miércoles, el Ejecutivo comunitario ha dado un nuevo paso, proponiendo hacer más estrictos en los controles de las inversiones extranjeras en sectores estratégicos y también una mayor coordinación en los controles de exportaciones de aquellas tecnologías que se consideran “de uso dual”, es decir, que pueden ser vendidas con un fin civil pero que pueden acabar planteando un riesgo para la seguridad por su uso en el campo militar.
Fuente El Confidencial