La Fuerza Aérea de Ucrania confirmó el derribo de otra aeronave militar rusa, un A-50, sobre el mar de Azov, según declaraciones del comandante Mykola Oleshchuk el 23 de febrero.
Este incidente se suma al derribo anterior de un A-50 y un centro de control aerotransportado Il-22 el 14 de enero en la misma región.
El derribo es importante, ya que el A-50 ruso desempeña un papel crucial en la guerra en curso en Ucrania al proporcionar funciones como la detección de sistemas de defensa aérea y la coordinación de objetivos para las fuerzas aéreas rusas. Es importante destacar que Rusia cuenta con solo nueve de estos aviones.
Oleshchuk expresó su agradecimiento a todos los implicados en este logro.
Además de estos eventos, se informa que Ucrania derribó un avión de combate Su-34 el 21 de febrero, otro Su-34 y un Su-35S el 19 de febrero, así como un Su-34 el 18 de febrero. También se registraron dos aviones de combate rusos Su-34 y un Su-35 derribados el 17 de febrero.
“¿De nuevo? ¡De nuevo! La Fuerza Aérea de Ucrania destruyó otro avión enemigo de detección y control de radar de largo alcance A-50, valorado en 330 millones de dólares. ¡Gran trabajo de los guerreros ucranianos!”, escribió la Fuerza Aérea ucraniana en la red social X, antes conocida como Twitter.
Rusia cuenta desde el principio de la guerra con una clara superioridad aérea, lo que le permite golpear toda la geografía nacional ucraniana.
A principios de 2023 el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, reconoció que un A-50 había resultado dañado durante un ataque con drones contra la base de Machulishchi, cerca de Minsk.
Los A-50 Beriev, que son un asiduo de los desfiles militares en la Plaza Roja, son aviones de alerta temprana y control de fabricación soviética.
Equipado con un radar, el A-50 pueden seguir simultáneamente 150 objetivos en un radio de 230 kilómetros, pero son capaces de detectar aviones enemigos a más de 600 kilómetros de distancia.
Según fuentes independientes, la URSS construyó 40 de esos aviones, pero parte de ellos fueron vendidos, por lo que menos de 9 seguirían en servicio en Rusia.
Mientras, el Il-22 es un bombardero cuatrimotor que fue reconvertido durante la Unión Soviética para servir como puesto de mando aéreo.
El ejército ucraniano ha logrado abatir aviones enemigos con su artillería y en combates aéreos, pero también en el marco de sonadas operaciones de sabotaje contra aeródromos en territorio ruso, incluido la anexionada península ucraniana de Crimea.
Los servicios de Inteligencia de Reino Unido han indicado en enero que los Beriev A-50 -conocidos como A-50 Mainstay en la terminología de la OTAN- son “un elemento facilitador de las operaciones rusas en Ucrania, dando alerta temprana de las amenazas y funcionalidad como puesto de mando y control”.
“En comparación con el radar de tierra del SA-21, el Mainstay puede usar su radar para ubicar aviones enemigos a un rango mayor, ya que su altitud le permite una visión periférica más allá de la curvatura de la tierra”, arguyeron, antes de sostener que Rusia habría “acelerado la integración del Mainstay y el SA-21″ por su “preocupación” ante “la posibilidad de que Ucrania despliegue aviones de combate entregados por Occidente”.